Arriesgando
No s¨¦ si ser¨¦ un rarito, pero una de las cosas que menos me gustan del verano tiene que ver con el tema de la ropa. Me siento infinitamente m¨¢s c¨®modo con camiseta interior, camisa, jersey y abrigo que teniendo que hacer frente al calor estival. Por el color, por las prendas en s¨ª, por el dise?o de las mismas.
En primer lugar, vestir de oscuro resulta aterrador a 35 grados a la sombra, por lo que uno tiene que renunciar a sus principios est¨¦ticos en pos de la supervivencia. Una de las p¨¢ginas web m¨¢s graciosas que he visto nunca es una conocida como "G¨®ticos pasando calor" y retrata las dificultades de ser fan¨¢tico del negro y el cuero cuando los term¨®metros suben. S¨®lo tienen que imaginar a un tipo de pelo largo, abrigo de piel hasta los tobillos, millones de capas negras (camisetas, rejillas, guantes...) y rostro p¨¢lido para hacerse una idea de su estampa entrando en la playa. Pero no, no es que yo sea g¨®tico ni emo y sobre todo no soy masoquista, por lo que cuando el verano aprieta dejo los pantalones largos en el armario y arriesgo. Arriesgo como arriesgamos todos, con las bermudas y los pantalones piratas, cuyo dise?o en su versi¨®n m¨¢s sobria cada vez es m¨¢s dif¨ªcil de encontrar.
Vestirse en verano significa hacer una renuncia formal, el convencimiento de que guapo con esos trapos no vas a estar pero, por lo menos, no te vas a asar como un pollo. Puedes evitar los colores m¨¢s chillones, pero el riesgo de parecer un cantante latino de canci¨®n ligera (esa camisa blanca a lo ibicenco con pantal¨®n a juego), bajista de grupo hardcore de cuarta categor¨ªa (los mencionados piratas, camiseta y deportivas) o guiri despistado procedente del norte de Europa (chanclas, bermudas estampadas, camisa tambi¨¦n estampada haciendo una combinaci¨®n que hace da?o a la vista). Luego est¨¢ el asunto de las chancletas. M¨¢s all¨¢ del aspecto est¨¦tico, caminar con ellas por la ciudad es lo m¨¢s parecido que conozco a la desnudez p¨²blica. La sensaci¨®n de vulnerabilidad, el riesgo de que te pisen y el convencimiento de que no es un calzado hecho para la jungla urbana hacen que sea incapaz de llevarlas en la vida cotidiana. Ni mencionemos el tema de a?adir calcetines a la ecuaci¨®n. As¨ª, no tengo m¨¢s remedio que llevar las zapatillas que me introducen los pies en una suerte de horno port¨¢til.
Imagino que a muchos de ustedes les encanta el verano, el sol, la playa, las terrazas, por lo que desear la llegada del invierno me convierte en una especie de se?or Scrooge que en vez de odiar la Navidad detesta la temporada estival. Pero si se cruzan conmigo por la calle, no s¨¦ qu¨¦ pensar¨¢n qu¨¦ es peor: el duro invierno o la visi¨®n de los pantalones pirata que ahora mismo llevo puestos.
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