Santoral
Hasta hace poco exist¨ªa el santoral de frutas y verduras. El calendario del a?o, m¨¢s all¨¢ de la meteorolog¨ªa, lo marcaban las cosechas y estas iban unidas a una virgen, a un santo, a cualquier festividad religiosa. De ni?o, cuando en el mes de mayo llevaba flores a Mar¨ªa, sab¨ªa que al volver a casa habr¨ªa fresas y cerezas en la mesa. El mes de junio estaba dedicado al Coraz¨®n de Jes¨²s; en las estampas ve¨ªa aquella v¨ªscera sagrada de color dorado llameando y esa imagen me llevaba a pensar en los n¨ªsperos y albaricoques, que ten¨ªan una forma parecida. Las brevas llegaban inexorablemente por San Juan, las ciruelas amarillas y los melocotones rosados por San Pedro, los melones y sand¨ªas por Santiago Ap¨®stol, los higos napolitanos por san Roque Peregrino a mitad de agosto, la uva moscatel con las v¨ªrgenes de septiembre, las peras limoneras en octubre con La Milagrosa y las naranjas mandarinas por Todos los Santos. La Candelaria tra¨ªa las primeras habas y alcachofas, los esp¨¢rragos silvestres germinaban en los barrancos anunciando la resurrecci¨®n de Cristo el domingo de Pascua, los tomates y pimientos eran inseparables de la can¨ªcula, como los nabos se daban en Adviento y las casta?as abr¨ªan la Navidad. El tiempo pod¨ªa traer lluvias salvajes y duras sequ¨ªas, nieves y sirocos infernales, pero todo iba bien para el esp¨ªritu si el calendario obedec¨ªa imperturbable al santoral de frutas y verduras que marcaba los meses y los d¨ªas. Hoy se asiste a la locura de las semillas trasg¨¦nicas, un fen¨®meno que tambi¨¦n comparten la pol¨ªtica, la econom¨ªa, la religi¨®n, el arte, incluso el cuerpo humano. La aldea global no solo ata?e a los mercados financieros; tambi¨¦n se manifiesta en los puestos de frutas y verduras, donde puedes comprar toda clase de productos en cualquier d¨ªa del a?o sin saber quien los ha manipulado. Me pregunto si hay que tener previamente un alma transg¨¦nica, cultivada bajo pl¨¢sticos en un invernadero, para tragar con todo lo que te echan, lo mismo en frutas que en ideas, fuera de tiempo. Si ya no hay un valor seguro al que agarrarse ni un maestro al que seguir, tampoco es tan raro que campe por los mercados la bacteria E.coli con tantas frutas y hortalizas sin un santo al que acogerse, sin una virgen que las pruebe primero.
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