Un soplo de aire fresco
Despu¨¦s del movimiento de los indignados, el discurso de Alfredo P¨¦rez Rubalcaba como candidato a la Presidencia supone otro soplo de aire fresco en el infectado ambiente de la pol¨ªtica espa?ola. Sugiero al lector que haga caso omiso de los res¨²menes que del mismo han practicado los medios de comunicaci¨®n (y el propio PSOE), busque el texto completo y se confronte con ¨¦l. Es un documento importante, no solo por las medidas que anuncia sino por la filosof¨ªa que desprende: un modo de entender lo p¨²blico, una forma compartida de atender los costes de la crisis, un m¨¦todo para encontrar sus or¨ªgenes, que no son los de una tormenta imprevista en una tarde de verano sino que estaban anclados en el modelo de crecimiento.
Rubalcaba describe un modo compartido de repartir los costes de la crisis
De la lectura transversal de ese discurso se desprenden al menos tres ideas-fuerza muy arraigadas: la primera, que la pol¨ªtica no puede permanecer impasible ante el pulso con que todos los d¨ªas le reta un poder econ¨®mico nada democr¨¢tico; incluso teniendo en cuenta que la respuesta al mismo ha de hacerse en el marco del club al que se pertenece, la Europa del euro -lo que supone un cors¨¦- la pol¨ªtica ha de evitar que los mercados campen por sus respetos: "La pol¨ªtica es la que se tiene que encargar de romper ese axioma, casi irreductible, seg¨²n el cual los beneficios van para unos pocos y las p¨¦rdidas van para la mayor¨ªa".
La segunda idea motriz es la de la correcci¨®n de las desigualdades mayores que se han generado en los ¨²ltimos cuatro a?os, mediante una pol¨ªtica de austeridad compartida en la que paguen m¨¢s quienes hasta ahora no figuran como las principales v¨ªctimas de las dificultades: tasa de transacciones financieras (que debe arrancar en el ¨¢mbito europeo sin esperar a un acuerdo mundial), impuesto nacional al sistema bancario para que financie el empleo juvenil con parte de sus beneficios, y rectificaci¨®n de una equivocaci¨®n, con la reimplantaci¨®n de un impuesto sobre el patrimonio dirigido a las grandes fortunas y no a las clases medias, como anta?o. Aunque sea competencia de las comunidades aut¨®nomas, se ech¨® de menos una reflexi¨®n similar sobre el impuesto de sucesiones y donaciones que, adecuado a las nuevas circunstancias sociol¨®gicas del pa¨ªs, ayudar¨ªa a paliar la desigualdad de oportunidades de origen, se?a de identidad socialista.
La tercera idea-fuerza es la resistencia a la corrupci¨®n, devenida en estructural, y que no parece tener castigo en las convocatorias electorales si nos atenemos a los resultados recientes. Rubalcaba propone la recuperaci¨®n de alg¨²n tipo de competencia urban¨ªstica por parte del Estado y la exigencia de una austeridad personal perdida en muchos casos: si no vives como piensas, piensas como vives.
Se sabe que el candidato pidi¨® muchos papeles para elaborar esta intervenci¨®n. As¨ª que no es dif¨ªcil adivinar detr¨¢s de cada p¨¢rrafo la voz de quien se lo sugiri¨®. Gente muy competente cuya opini¨®n fundada, al haberse incorporado al relato, manifiesta las prioridades y tambi¨¦n los silencios: la necesidad de no ser mecanicista y no esperar a que el pa¨ªs crezca por encima del 2% para crear empleo; la obsesi¨®n por el papel de los emprendedores, muchas veces ausentes del tradicional discurso socialista; la lucha contra el cambio clim¨¢tico como parte esencial de la pol¨ªtica energ¨¦tica, etc¨¦tera. Poco de la reforma laboral y nada de la negociaci¨®n colectiva, como si Rubalcaba hubiera asumido, por fin, que el problema m¨¢s urgente es el crecimiento y la falta de cr¨¦dito, y no la f¨®rmula de despedir trabajadores.
Y la centralidad del Estado de Bienestar, basado en una sanidad y una educaci¨®n p¨²blica y universal. Nada de privatizaciones ideol¨®gicas. La defensa del welfare por parte de todas las fuerzas pol¨ªticas es una victoria de la ciudadan¨ªa. Mariano Rajoy declar¨® el s¨¢bado que "no recortaremos el Estado del Bienestar, sino que lo reformaremos para hacerlo sostenible". Lo dijo delante de Aznar, que en su libro Libertad y solidaridad escribe: "Solo aspiran a un resurgimiento del Estado de Bienestar quienes siguen deseando ese modelo dirigista (...) hay algo incuestionable: el Estado de Bienestar es incompatible con la sociedad actual (...) ?Qu¨¦ encubre el debate apropiado y mantenido por los socialistas sobre el Estado de Bienestar? Un complejo de inferioridad".
?Qui¨¦n sufre ese complejo?
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