La socialdemocracia de los emprendedores
Una de las pestes de la comunicaci¨®n pol¨ªtica son las palabras de moda. Emprendedor es la estrella del momento. Los peri¨®dicos hacen suplementos para emprendedores, los padres suspiran para que sus hijos sean emprendedores, los Gobiernos se declaran amigos de los emprendedores. En realidad, es un eufemismo, porque lo que corresponder¨ªa es hablar de empresarios pero parece que todav¨ªa hay cierto pudor a utilizar esta palabra. Emprendedor queda m¨¢s moderno y menos aparatoso. Cualquier pol¨ªtico que quiere estar en los signos de los tiempos tiene que hablar de los emprendedores y hacer su apolog¨ªa. Rubalcaba no ha resistido a la tentaci¨®n de acudir a ella. Al fin y al cabo, la comunicaci¨®n de masas pasa por un n¨²mero limitado de palabras y cuando una est¨¢ en la cresta de la ola hay que aprovecharla. Y Rubalcaba lo ha hecho: "Me voy a partir el pecho por los emprendedores", dijo en su discurso de asunci¨®n de candidatura. Una expresi¨®n popular para expresar el compromiso con los que cambian el mundo, seg¨²n dice el t¨®pico dominante. Todos caben en la socialdemocracia de Rubalcaba.
Rubalcaba es consciente de que las bases electorales de su partido se est¨¢n esfumando
M¨¢s all¨¢ de lo que tenga de oportunista la apelaci¨®n de Rubalcaba a los emprendedores creo que es un indicio de que el candidato socialista es consciente de que las bases electorales de su partido se est¨¢n esfumando. Y que el proyecto socialdem¨®crata necesita conectar con sectores sociales nuevos muy alejados de la cultura socialista y obrerista del siglo XX. En este sentido, es posible que Rubalcaba conozca algunos an¨¢lisis del socialismo franc¨¦s que apuntan hacia nuevos agentes sociales para la reconstrucci¨®n de la izquierda. Casi todos ellos estuvieron presentes en el discurso del candidato: los j¨®venes urbanos, por supuesto, con los que los socialistas est¨¢n absolutamente en deuda, dada la situaci¨®n en que se encuentran hoy. Muchos de ellos han completado estudios universitarios, tienen buena formaci¨®n, y pugnan entre la emprendedur¨ªa y el paro, entre el montarse la vida o retrasar indefinidamente la edad de emancipaci¨®n. A todos ellos iba dirigido buena parte del discurso de Rubalcaba, porque es con ellos con quien hay que construir el futuro. Con ellos, con las mujeres que quiz¨¢s han percibido con mayor sutileza el enorme cambio de sociedad que estamos viviendo y con las minor¨ªas de todo tipo, cultural, sexual, o identitario, se completa probablemente la vanguardia, para decirlo en t¨¦rminos cl¨¢sicos, de las nuevas realidades pol¨ªticas globales. Y solo haciendo propuestas atractivas para estos sectores sociales, la socialdemocracia puede aspirar a sumar y a reconquistar algunas de sus bases tradicionales. Cuando se pierde Madrid, cuando se pierde Valencia, cuando se pierde Barcelona, cuando se pierde Sevilla, est¨¢ muy claro que hay mucho trabajo que hacer con los sectores m¨¢s din¨¢micos de la sociedad. Pero hay principios de los que la izquierda nunca se puede alejar si no quiere desaparecer: la libertad, el progreso, la igualdad, el reconocimiento, la dignidad. La inc¨®gnita es c¨®mo conseguir que estos sectores los hagan suyos. La codicia de los especuladores ayuda.
De ah¨ª que el otro eje program¨¢tico de Rubalcaba sea la defensa de la pol¨ªtica y del Estado. Acosada por los poderes no representativos, la pol¨ªtica da cada d¨ªa muestras de su impotencia, con lo que aumenta la angustia y la inseguridad de los ciudadanos. A Rubalcaba no le es dif¨ªcil defender el Estado porque lo lleva puesto. Pero emiti¨® se?ales dirigidas a los abusos del dinero y a la necesidad de ponerle l¨ªmites. Como acertadamente dijo C¨¢ndido M¨¦ndez: "Las entidades financieras se han de reconciliar con la sociedad espa?ola". Para Rajoy, seg¨²n dice la prensa, esto es "radicalizaci¨®n y populismo".
Poca satisfacci¨®n dio, en cambio, Rubalcaba a los nacionalismos perif¨¦ricos con dos indicios de puro jacobinismo: la pretensi¨®n de que los 8.000 millones m¨¢s que tendr¨¢n las autonom¨ªas el a?o pr¨®ximo se dediquen principalmente a sanidad; y la intenci¨®n de recuperar el control del urbanismo para combatir la corrupci¨®n, con el mensaje impl¨ªcito de que el Estado central es m¨¢s limpio que los poderes locales y auton¨®micos. Tampoco el modelo alem¨¢n -que CiU quiere para Catalu?a- complace en la periferia: podr¨ªa dejar sin representaci¨®n en el Parlamento espa?ol a CiU y PNV.
Puntal del Gobierno socialista hasta el pasado viernes, cualquier mala noticia que este tenga arrastra a Rubalcaba. Sin ir m¨¢s lejos, los nuevos ataques en tromba de los especuladores contra Espa?a han borrado de los medios de comunicaci¨®n los ecos de su entrada en candidatura. Y dado que se esperan pocas buenas noticias, hay que reconocer que el candidato socialista sale a la carrera con un estimable h¨¢ndicap.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.