La venganza de los serios
Durante los 12 a?os que trabaj¨¦ en The Independent, uno de los diarios ingleses que no paga para conseguir informaci¨®n, hubo una lamentable etapa en la que compart¨ªamos due?os con The Mirror, un tabloide que s¨ª paga. Nuestro destino estaba en manos de Kelvin MacKenzie, exdirector de The Sun y en aquel momento ejecutivo del Grupo Mirror. En teor¨ªa, MacKenzie estaba ah¨ª para ayudar a que The Independent vendiera m¨¢s ejemplares y emergiera de sus eternos problemas econ¨®micos. La realidad era que nos desde?aba y le importaba poco lo que nos pasara.
Lo dec¨ªa abiertamente cuando se encontraba con alguno de nosotros en un pasillo o en el ascensor. Eramos unos pijillos. Escrib¨ªamos art¨ªculos impenetrablemente largos (m¨¢s de 10 p¨¢rrafos para un tabloide es Guerra y paz), utilizando palabras y frases de dif¨ªcil comprensi¨®n para las masas, sobre conflictos e injusticias en lugares absurdamente remotos e irrelevantes como Ruanda, los Balcanes o Guatemala. ?Y qui¨¦n los le¨ªa? Bueno, quiz¨¢ ten¨ªamos 300.000 lectores por aquellas fechas, pero esa era una triste fracci¨®n de lo que vend¨ªan The Sun y The Mirror. S¨ª, s¨ª, nos cre¨ªamos tan listos, con nuestros t¨ªtulos universitarios de Oxford y Cambridge y nuestros matizados argumentos, pero lo que el gran p¨²blico quer¨ªa era simpl¨ªsimo -generar pol¨¦micas donde no las hab¨ªa- e historias escandalosas de famosos y fotos de mujeres con los pechos al descubierto. No hab¨ªa nada que hacer, opinaba MacKenzie. Represent¨¢bamos una cultura elitista y -casi, casi- obsoleta.
Ser¨ªa una pena que se diluyera la tradici¨®n de agresiva independencia, lo bueno de la prensa inglesa
La actitud de nuestro estimado ejecutivo era compartida por una buena parte de los directivos y periodistas de la prensa tabloide en general. Si hab¨ªa un diario por el que sent¨ªan incluso m¨¢s desd¨¦n que por el Independent era The Guardian, cuya vena moralista, siempre haciendo campa?a a favor de causas progres, les parec¨ªa especialmente rid¨ªcula. La broma es que ahora es The Guardian el que los ha pillado, dejando al desnudo con una revelaci¨®n tras otra que el ¨¦xito comercial de los tabloides, especialmente The Sun y The News of the World, cuyo due?o es el famoso Rupert Murdoch, se basaba no en la mejor calidad de sus reporteros sino en el dinero con el que contaban, no solo para pagar a fuentes, sino a detectives privados que se encargaron de interceptar los tel¨¦fonos de famosos, de pol¨ªticos y de miembros de la familia real inglesa. The Independent se ha unido a la fiesta, claro, junto a otros diarios relativamente mucho m¨¢s serios como el Financial Times, el Observer o el Telegraph, que ahora despotrican contra los tabloides con el mismo vigor e indignaci¨®n que los tabloides siempre han demostrado a la hora de opinar sobre los pecados sexuales u otros supuestos excesos de personajes p¨²blicos.
The Times de Londres no ha tenido m¨¢s remedio que participar en la venganza de los serios, pese a que el due?o es Murdoch. Bastante a su honra, el director del Times ha permitido que sus columnistas le peguen duro al News of the World. Ser¨¢ interesante ver ahora cu¨¢l ser¨¢ la respuesta del Sunday Times, tambi¨¦n de Murdoch, tambi¨¦n supuestamente serio, pero acusado esta semana de las mismas vilezas que sus primos hermanos tabloides.
Rodar¨¢n m¨¢s cabezas antes de que este episodio llegue a su fin. Algunas de las que se tambalean ocupan puestos de autoridad en diarios que no tienen nada que ver con Murdoch, como el Mirror, el Express o el Daily Mail. Se supone que el impacto sobre la prensa inglesa en general ser¨¢ positivo; que se volver¨¢ a la legalidad y se recuperar¨¢ una cierta decencia. Pero ser¨ªa una pena que, como consecuencia, se diluyera la tradici¨®n de agresiva independencia que es el lado bueno de la prensa inglesa, que se achique ante el poder, como ocurre con la prensa de muchos otros pa¨ªses del mundo. Un exjefe m¨ªo en el Independent, Peter Wilby, escribi¨® una columna en The Guardian esta semana en la que expres¨® el deseo de que, cuando todo este l¨ªo acabe, la prensa inglesa siga siendo tan mordaz y valiente como siempre lo ha sido. "Si no", escribi¨® Wilby, conocido por sus opiniones de izquierda, "tendremos algo mucho peor que Murdoch y sus tabloides: diarios t¨ªmidos y respetables que reflejan la forma de pensar del poder establecido".
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