La ceja de Rajoy
"El caso Camps es la prueba irrefutable de que Mariano Rajoy, en contra de lo que dicen muchos y de lo que critic¨¢is los que ya ten¨¦is el editorial hecho con vuestros prejuicios, es capaz de solucionar los problemas sin levantar una ceja, sin crear esc¨¢ndalos innecesarios y ruidosos, a su manera". La frase no es de un dirigente m¨¢s del PP. Es de una de las personas de su entorno m¨¢s pr¨®ximo y de m¨¢xima confianza y es de ayer por la tarde. Y es la respuesta preparada a la exigencia por saber cu¨¢ndo iba a comparecer el l¨ªder m¨¢ximo del partido con m¨¢s posibilidades ahora mismo de gobernar Espa?a en cuesti¨®n de unos meses para explicar su aportaci¨®n en el esperpento de ayer.
La ceja de Rajoy, por tanto, no es una ceja autoritaria, no impone, no exige, no dirige, no marca, no empuja contra la pared. Es una ceja dialogante, abierta, que decanta las decisiones de manera liviana, casi por esporas, sin estridencias.
Porque, adem¨¢s, ahora se ha demostrado de nuevo que Rajoy ha concedido un trato muy especial a Camps, casi de favor. En el PP sostienen que no es una excepci¨®n, que es un estilo. Rajoy habr¨ªa querido que Camps dimitiese por su propia voluntad hace dos a?os y medio, cuando salt¨® el esc¨¢ndalo. O, en su defecto, que hubiese abonado entonces el importe de la multa salvadora. Nada de eso ocurri¨® y no parece que Rajoy se lo plantease nunca as¨ª de claro a la cara a Camps. No est¨¢ en su ser ni en su forma de actuar. Para que vayamos aprendiendo. En cierto sentido, el fin justifica los medios. Es decir, Camps ayer se fue, se march¨® y lo dej¨®, que es lo relevante para el PP de Rajoy. Tema resuelto.
Lo cuenta crudamente Mar¨ªa San Gil en su libro de memorias sobre el incidente que le llev¨® a marcharse cuando preparaba la ponencia pol¨ªtica del congreso nacional del PP precisamente de Valencia. Ve¨ªa cosas raras, en las aportaciones muy suaves con los nacionalismos de sus dos compa?eros, Jos¨¦ Manuel Soria y Alicia S¨¢nchez Camacho, y llamaba a Rajoy. Y este la tranquilizaba: "No te preocupes que eso luego se quita". Pero no suced¨ªa. Y pasaban los d¨ªas. Y San Gil, perdida en ese territorio de grises, se fue.
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