Quitarse la corbata no salvar¨¢ el clima

El Congreso se embarranca estos d¨ªas sobre la idoneidad de prescindir de la corbata para ahorrar energ¨ªa en aire acondicionado mientras las diputadas asisten a la C¨¢mara con vestidos que se traducen en helarse de fr¨ªo. "Es un debate est¨²pido", lamenta Antonio Turiel, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas, experto en cuestiones energ¨¦ticas.

La mayor¨ªa de sesiones se producen con la sala climatizada por debajo de los 25 grados cent¨ªgrados, vistan los diputados con faldas o corbatas. Pero el ministro de Industria, Miguel Sebasti¨¢n, lleva tres veranos sin corbata en el Congreso para reivindicar un menor consumo energ¨¦tico; y el presidente del Congreso, Jos¨¦ Bono, suma otros tantos est¨ªos enojado por ello. Ambos se enfrentaron el mi¨¦rcoles por en¨¦sima vez a cuenta del uso de la prenda. ?Corbata o cuello al aire? "Como prefieran, el problema del derroche energ¨¦tico en Espa?a es mucho m¨¢s grave", dice Jos¨¦ Maria Garc¨ªa Casasnovas, vocal de la Comisi¨®n de Energ¨ªa del Colegio de Ingenieros.

Miguel Sebasti¨¢n sigue sin usar el adorno en verano, y Bono vuelve a re?irle

"La electricidad es solo una quinta parte del consumo", se?ala un experto

Todo edificio p¨²blico debe indicar en paneles la temperatura

El gasto en importaci¨®n de energ¨ªa subir¨¢ este a?o 12.000 millones

El Congreso arrastra la pol¨¦mica de la corbata desde hace casi tantos a?os como las distintas Administraciones incumplen la normativa de ahorro energ¨¦tico; el mismo periodo que tarda en concretarse la Ley de Eficiencia Energ¨¦tica, a¨²n en fase de anteproyecto de ley. "La urgencia del Congreso deber¨ªa ser otra", avisa Turiel. "Si Espa?a no reduce el despilfarro energ¨¦tico, puede tener problemas de suministro el a?o que viene. Usar corbata o no llevarla no tiene tanta influencia".

M¨¢s all¨¢ de la prenda, la necesidad de la eficiencia energ¨¦tica se explica por dos factores clave: a menor consumo, menor volumen de emisiones de di¨®xido de carbono (CO2), gas que contribuye al cambio clim¨¢tico; y tambi¨¦n menor gasto en la factura energ¨¦tica y la dependencia exterior de fuentes como el petr¨®leo o el gas natural. Espa?a depende energ¨¦ticamente del exterior m¨¢s que la media europea y ahorra menos energ¨ªa que la mayor¨ªa. El pa¨ªs que se enfrasca en debates de corbata depende en un 75% de la energ¨ªa producida en el exterior cuando la media de la UE es del 60%, seg¨²n Industria.

No parece grave, a tenor de las discusiones que vuelven al Congreso cada verano: "?A qui¨¦n le molesta esto de no llevar corbata, m¨¢s all¨¢ de a las el¨¦ctricas?", pregunt¨® anteayer Sebasti¨¢n y record¨® que se ha inspirado en el presidente de Jap¨®n Junichiro Koizumi, que en 2005 prescindi¨® del lazo para impulsar el consumo energ¨¦tico responsable. "Los que mandan deben dar ejemplo", contest¨® Bono, que ya envi¨® una corbata a Sebasti¨¢n el primer d¨ªa que este se present¨® sin la prenda. "No s¨¦ si ante el emperador de Jap¨®n el presidente ir¨¢ tambi¨¦n sin corbata", insisti¨® Bono.

Quiz¨¢ se equivoque: Tokio ha liquidado pr¨¢cticamente las corbatas este verano, precisamente por problemas energ¨¦ticos. Antes del terremoto del pasado marzo, las centrales nucleares suministraban el 30% de la electricidad de Jap¨®n. En mayo, la cifra cay¨® al 20%. Las autoridades han ordenado ahora reducir el 15% el consumo de electricidad y han pedido a los ciudadanos que aligeren sus ropas para ahorrar en aire acondicionado. M¨¢s que una recomendaci¨®n temporal, debe ser "un acontecimiento para cambiar el estilo de vida de los japoneses", sostiene el Gobierno nip¨®n.

Un cambio similar ser¨ªa ideal para Espa?a, destacan los expertos. "Somos un pa¨ªs energ¨¦ticamente derrochador", precisa Casasnovas. "La cuesti¨®n de la corbata son puros fuegos artificiales, hay mucho por hacer en materia de ahorro energ¨¦tico", se?ala. El nivel de eficiencia energ¨¦tica en Espa?a es relativamente peor en 2011 que tres a?os atr¨¢s, seg¨²n informes del Instituto para la Diversificaci¨®n y Ahorro de la Energ¨ªa, organismo dependiente de Industria. "Lo m¨¢s grave es que en lugar de mejorar en ahorro energ¨¦tico, estamos retrocediendo", detalla Casasnovas. "El Gobierno arrastra varios compromisos legislativos que no se concretan o no se cumplen, hay numerosas regulaciones que se incumplen sistem¨¢ticamente", protesta el ingeniero. La tendencia, combinada con el aumento de precios del petr¨®leo y otras fuentes energ¨¦ticas, parece mantenerse: al precio actual, las importaciones en energ¨ªa rondar¨¢n los 46.000 millones de euros este a?o frente a los cerca de 34.000 millones en 2010. "Bono y Sebasti¨¢n deber¨ªan ser pragm¨¢ticos y discutir sobre otras cosas", ruega Casasnovas.

Pero los artificios de la corbata prosiguen tres a?os despu¨¦s, en una cascada de pol¨¦micas que los expertos atribuyen m¨¢s a una especie de desaf¨ªo personal entre Bono y Sebasti¨¢n que a una voluntad de mentalizar a la gente sobre la necesidad de mejorar la eficiencia energ¨¦tica. La temperatura de la C¨¢mara durante la intervenci¨®n de Sebasti¨¢n de anteayer, de hecho, era an¨®malamente elevada, seg¨²n admitieron despu¨¦s varios diputados. "Conf¨ªo en que cumpla la norma que regula la temperatura en los edificios p¨²blicos todos los d¨ªas", subray¨® Sebasti¨¢n. Pero no se cumple: el Consejo de Ministros aprob¨® en noviembre de 2009 un real decreto que limitaba la temperatura en los espacios p¨²blicos.

La climatizaci¨®n en los edificios gubernamentales no puede superar los 21 grados en invierno para evitar abusos de la calefacci¨®n; ni registrar una temperatura inferior a los 26 grados en verano, para evitar una potencia excesiva del aire acondicionado. Basta con pasearse por cualquier ministerio en cualquiera de estas estaciones del a?o para certificar que el incumplimiento de la norma es la regla general. Los funcionarios pueden vestir camisetas relativamente ligeras en invierno, los periodistas se constipan durante las ruedas de prensa celebradas en verano. La normativa se ignora pese a que cada grado m¨¢s de temperatura supone un ahorro energ¨¦tico del 7%, destaca Industria. Este ministerio, que asegura que s¨ª cumple con la normativa, precisa que ahorra unos 250.000 euros al a?o por este motivo. "El ciudadano no tiene por qu¨¦ pagar los excesos de consumo energ¨¦tico", insiste Sebasti¨¢n.

La misma norma afecta a establecimientos como teatros, cines y salas de exposiciones, adem¨¢s de aeropuertos, estaciones y a locales como bares, restaurantes y cafeter¨ªas. Los edificios destinados a estos usos est¨¢n adem¨¢s obligados a informar de la temperatura en una pantalla visible para el p¨²blico, lo que tambi¨¦n se incumple en casi todos los casos.

Otras medidas, como la reducci¨®n de velocidad en las circunvalaciones de las grandes ciudades, prevista desde 2008, no se han puesto en marcha. El decreto que desde ese a?o obliga a las grandes ciudades espa?olas a desarrollar farolas con mayores niveles de eficiencia energ¨¦tica se ha seguido de forma irregular -cada ciudad gestiona el asunto a su manera, sin que el ministerio controle el cumplimiento de la norma-, mientras que la declaraci¨®n de intenciones de Fomento de reducir en el 50% el consumo de iluminaci¨®n de autov¨ªas se qued¨® en un anuncio. El plan de bombillas de bajo consumo que Industria aprob¨® ese mismo a?o, por otro lado, ha reducido en el 6% la importaci¨®n de petr¨®leo, siempre seg¨²n datos del ministerio, que resultan casi imposibles de contrastar.

Aunque el ministerio destaque la eficacia de su plan, no es suficiente. "Sobran intenciones y normas, pero casi nunca llegan a concretarse", opina Javier Ruiz, del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales. El pasado marzo, el Gobierno se implic¨® en una nueva ofensiva para reducir el consumo el¨¦ctrico del pa¨ªs a trav¨¦s de un plan aprobado por el Consejo de Ministros. De nuevo, anunci¨® que Fomento reducir¨¢ a la mitad la iluminaci¨®n de las v¨ªas. "La misma intenci¨®n que dif¨ªcilmente se concretar¨¢", insiste Ruiz.

Al margen de repetir medidas incumplidas, el nuevo plan se compromete a sustituir los sem¨¢foros de luces incandescentes por aparatos con l¨¢mparas led, de menor consumo, y cambiar unos 120.000 puntos de luz de los cerca de 2.200 municipios del pa¨ªs con menos de 200 habitantes en menos de cinco a?os. Tambi¨¦n pretende obligar a las 295 localidades con m¨¢s de 25.000 habitantes a cumplir el decreto para implantar farolas m¨¢s eficientes desde el plano energ¨¦tico.

Se trata de propuestas ambiciosas en tiempos de crisis: los municipios ya han adelantado que no podr¨¢n aportar ni un euro, mientras el Gobierno pretende que las empresas de servicios energ¨¦ticos adelanten la inversi¨®n de forma gratuita para cobrar luego con el dinero que ahorren los Ayuntamientos. De lograrse un cumplimiento del 100% de estas medidas, el Ejecutivo estima que evitar¨¢ la emisi¨®n de 12,5 millones de toneladas de CO2 y ahorrar¨¢ 2.300 millones de euros al a?o, el equivalente al 5% de las importaciones de petr¨®leo. Otra previsi¨®n que suele ser imposible de confirmar con el tiempo.

"Hacen falta acciones de mayor calado: la electricidad es solo una quinta parte de la energ¨ªa que se consume, por lo que no podemos distraernos del problema de suministro de petr¨®leo", se?ala Turiel. "En cualquier caso, ilustra la urgencia de mejorar en eficiencia energ¨¦tica ante un problema estructural grave", a?ade Casasnovas. Esta urgencia no es exclusiva de Espa?a: la Comisi¨®n Europea present¨® el pasado junio una dura directiva sobre Eficiencia Energ¨¦tica que pretende reducir el consumo energ¨¦tico el 20% en solo nueve a?os. La Comisi¨®n sabe que cada vez que un ciudadano europeo deja la luz abierta regala fajos de billetes a Rusia, Venezuela o Argelia -pa¨ªses que exportan gas natural y petr¨®leo a Europa-. Dejarse las luces encendidas o abusar del aire acondicionado debilita la competitividad de la UE y empobrece a sus pa¨ªses miembros, que cargan con facturas energ¨¦ticas cada vez m¨¢s abultadas que lastran el crecimiento econ¨®mico

"El derroche tiene un coste industrial, empresarial y ciudadano muy elevado", destaca Casasnovas. "El problema es que cuesta que los ciudadanos se mentalicen sobre ello". Puede que los rifirrafes entre Sebasti¨¢n y Bono contribuyan en cierto modo a que los espa?oles visualicen el problema del derroche energ¨¦tico; pero no basta para resolverlo.