"Breivik no destruir¨¢ la convivencia"
Un l¨ªder de la derecha xen¨®foba y uno de la comunidad musulmana defienden la tesis del 'loco solitario' y afirman que la paz social del pa¨ªs no est¨¢ en peligro
El diputado Morten Hoglund consultaba en su m¨®vil si era la hora de unirse a la gran concentraci¨®n de repulsa a la masacre del viernes. La aglomeraci¨®n crec¨ªa bajo las ventanas de la sede central del Partido del Progreso (FRP), en pleno centro de Oslo. Las primeras frases de Hoglund demuestran que el dirigente del partido derechista es un pol¨ªtico experimentado: ?Anders Breivik? "S¨ª, fue miembro de nuestro partido entre 1999 y 2007". Pero era un hombre "t¨ªmido y retra¨ªdo", lo cual impidi¨® reconocer las ideas pol¨ªticas que le llevar¨ªan a cometer el doble ataque del viernes: Breivik, que dirigi¨® una secci¨®n local de las Juventudes del FRP en Oslo, "se ha radicalizado enormemente desde que dej¨® el partido", al que Hoglund presenta como "un cl¨¢sico partido liberal" que "no tiene nada que ver" con los movimientos populistas de Finlandia, Suecia u Holanda.
"Era t¨ªmido y retra¨ªdo", dice un diputado del FRP sobre el asesino
Pero el Partido del Progreso, que con el 23% de los votos es la segunda fuerza pol¨ªtica noruega, navega con gran ¨¦xito la misma ola derechista que ha inundado los Parlamentos de los pa¨ªses vecinos. No son neonazis, sino representantes de una nueva derecha que guarda similitudes con el movimiento Tea Party estadounidense. As¨ª, el FRP es proisrael¨ª, atlantista y defensor del libre mercado, a diferencia de la tradicional ultraderecha europea antisemita y antiliberal. Esta nueva derecha comparte con la vieja la defensa de los "valores familiares", la constante reclamaci¨®n de "ley y orden" y el rechazo a la "inmigraci¨®n [masiva]". Tambi¨¦n conservan restos, ideol¨®gicamente enquistados, del viejo antimarxismo. Pero lo que sobre todo articula a estos partidos y movimientos, en cuyas bancadas menos radicales sit¨²an los polit¨®logos al FRP, es el rechazo a la religi¨®n musulmana.
Cuando sali¨® a asesinar a los j¨®venes del Partido Laborista (AP) que acampaban en la isla de Utoya, Breivik quer¨ªa liquidar a los futuros dirigentes de la poderosa socialdemocracia noruega. Pretend¨ªa acabar con los que, en su opini¨®n, abrir¨¢n la puerta a los inmigrantes para permitir la islamizaci¨®n de Europa. El manifiesto con el que justific¨® su matanza es un compendio sacado de Internet. El reportero Mikael Ekman, que escribe en la revista sueca Expo (cofundada por el novelista Stieg Larsson para investigar la ultraderecha en el norte de Europa), ve en esta islamofobia un nexo entre diversos elementos m¨¢s o menos derechistas del continente. Se comunican por Internet, donde se traducen y se copian unos a otros. En Expo consideran que el Partido del Progreso es parte de ese amplio engranaje antimusulm¨¢n. Breivik no es un cristiano practicante, pero se considera a s¨ª mismo a la vanguardia de una nueva cruzada. Se form¨® pol¨ªticamente en el FRP y se aliment¨® ideol¨®gicamente en Internet.
Mehtab Afsar es el secretario general del Consejo del Islam noruego, la "¨²nica organizaci¨®n" isl¨¢mica del pa¨ªs. Dice representar a los "entre 100.000 y 150.000" musulmanes que viven aqu¨ª. Al tel¨¦fono desde Tanzania, Afsar explicaba ayer que su organizaci¨®n "est¨¢ en contacto con todos los partidos, incluido el FRP". Considera que el Partido del Progreso "no es abiertamente racista, pero s¨ª contrario a la integraci¨®n". Cree que sus dirigentes aprovecharon "las noticias sobre el terrorismo isl¨¢mico internacional" para cebar los prejuicios de la poblaci¨®n. Y con ¨¦xito, puesto que "las minor¨ªas de Noruega perciben desde hace a?os c¨®mo disminuye la tolerancia". La matanza del viernes, en la que murieron "dos o tres chicos musulmanes", plantea una discusi¨®n ineludible: "Todos sabemos las consecuencias terribles del antisemitismo, ahora hay que preguntarse cu¨¢nta islamofobia hay en Europa".
Tanto Afsar como el diputado derechista Hoglund est¨¢n de acuerdo en que "Breivik no destruir¨¢ la convivencia". Noruega es un pa¨ªs pr¨®spero con una democracia que ha funcionado sin aver¨ªas por d¨¦cadas. Seg¨²n el polit¨®logo de la Universidad de Oslo Anders Jupskas, el FRP "respeta las reglas democr¨¢ticas". Cuando un partido es capaz de integrar elementos radicales a su base electoral, suele acarrear la radicalizaci¨®n parcial de sus votantes moderados como efecto secundario. Hoglund, vestido de luto, explicaba ayer que el FRP va a seguir planteando sus posiciones pol¨ªticas. Este oto?o se celebrar¨¢n elecciones municipales en toda Noruega. Est¨¢ por ver si los ciudadanos vuelven a apoyar masivamente al partido en el que milit¨® el asesino de Utoya.
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