Ma?ana nunca lo hablamos
Narrativa. Lo confiesa el mismo escritor guatemalteco (Ciudad de Guatemala, 1971): siempre regresa a la infancia, siempre mira hacia atr¨¢s y acaso escribiendo -agrego- sortea el peligro de convertirse en una estatua de sal. Autor de una no muy extensa pero muy sugerente obra narrativa, Halfon, que se hab¨ªa detenido a menudo en viejas historias de familia, se hace ni?o del todo en Ma?ana nunca lo hablamos, y por las ventanas de cristales que son fragmentos de realidad, cada uno de estos cuentos, se cuela la infancia, un ni?o -¨¦l, ?¨¦l?- de diez a?os. La infancia, ese para¨ªso perdido; un para¨ªso, una infancia que est¨¢ siempre acotado/a por los secretos de los mayores, por las conductas de los adultos. Esa historia en la que irrumpe un recuerdo violento: el secuestro, tiempo atr¨¢s, del abuelo liban¨¦s. Para el ni?o, esa mujer, a la que se?alan los adultos en silencio, es tan solo una se?ora de gab¨¢n rojo; para los adultos, en cambio, es una antigua guerrillera que secuestr¨® a su abuelo. Violencia. Guatemala. Hay otro hermoso relato sacudido todo ¨¦l por la violencia de un se¨ªsmo. Terremotos. Guatemala. Violencia. Poco a poco, el paisaje infantil de este escritor ni?o empieza sutilmente a verse invadido, una esquina, un horizonte, una nebulosa. Botas militares. Metralletas. Desaparecidos. Guerrilleros. Terrorismo. Guatemala a?os ochenta. Y la familia puede y lo hace: huye. Halfon con pasmosa sencillez ha escrito un libro sobre la infancia, ese territorio al que se aferra aunque est¨¦ lleno de minas antipersonales. Estupendo.
Ma?ana nunca lo hablamos
Eduardo Halfon
Pre-Textos. Valencia, 2011
138 p¨¢ginas. 15 euros
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