A Button le va la marcha
El brit¨¢nico celebra sus 200 carreras en la F-1 con una victoria en el Gran Premio de Hungr¨ªa ante Vettel, segundo, y Alonso, tercero, en uno de esos correcalles que tanto le gustan
Aunque pueda parecer parad¨®jico, que lo es, a Jenson Button, uno de los pilotos m¨¢s finos y discretos de la f¨®rmula 1, le va la marcha m¨¢s que a sus oponentes. Al brit¨¢nico de Frome le encantan las pruebas movidas, encierros m¨¢s que grandes premios, carreras de infarto como la que ayer se disput¨® en Hungaroring, a las afueras de Budapest. ?l mismo eligi¨® este escenario hace seis a?os para dejar de ser uno de esos eternos aspirantes a estrella que tanto abundan en el espectro deportivo y aqu¨ª logr¨® el primer triunfo de su trayectoria, seis temporadas y 113 citas despu¨¦s de su debut, subido a un Honda. Desde entonces ha sumado una corona mundial con Brawn GP (2009) y acumula 200 participaciones en el campeonato, una cifra que bien merec¨ªa una celebraci¨®n. Y cu¨¢l mejor que su segunda victoria del a?o, esta vez por delante del alem¨¢n Sebastian Vettel y de Fernando Alonso, justamente antes de las vacaciones y de escaparse a Hawai, donde podr¨¢ desconectar hasta finales de agosto con el mejor sabor de boca.
McLaren es por excelencia el equipo de los contrastes. Lo fue a finales de los a?os noventa, cuando coincidieron en ¨¦l Ayrton Senna y Alain Prost hasta que el franc¨¦s se fue a Ferrari (1990) porque no aguantaba al brasile?o, y la historia se repiti¨® en 2007, cuando quien huy¨® fue Alonso tras considerar que la escuder¨ªa se hab¨ªa alineado con el brit¨¢nico Lewis Hamilton, un novato, y no le hab¨ªa dado el trato que cre¨ªa merecerse como bicampe¨®n del mundo que era (2005 y 2006). Ahora, con Button y Hamilton, la firma de Woking vuelve a contar con uno de los d¨²os m¨¢s potentes del Mundial, aunque nunca, al menos por el momento, hayan entrado en combusti¨®n.
La efervescencia de Hamilton se da de frente con la serenidad que invade a Button cuando se pone al volante. Mientras el primero vive en el alambre, siempre al l¨ªmite de sus pulsaciones, su compa?ero se relaja, cuenta hasta tres, porque no hay tiempo para m¨¢s, y analiza cualquier situaci¨®n antes de tomar una decisi¨®n, normalmente la acertada. Esta actitud le permite emerger y expresarse a su manera en jornadas tan convulsas como la de ayer, un d¨ªa de perros para ser verano en Budapest, con un fr¨ªo del demonio (18 grados en el asfalto) y una cortina de lluvia fina, pero constante, ese calabobos que no termina de mojar la pista, pero que tampoco permite que se seque del todo, minado todo con cambios de ruedas a porr¨®n (88). Hay gente para todo y ese es el panorama que m¨¢s le gusta a Button. As¨ª lo constata la estad¨ªstica (seis de las 11 carreras que ha ganado tienen el mismo perfil angosto y agitado, con las revoluciones al m¨¢ximo y la lluvia como protagonista) y tambi¨¦n Alonso: "En estas condiciones es el mejor de todos. Los dem¨¢s solo podemos aprender de ¨¦l porque siempre toma las decisiones correctas".
As¨ª arranc¨® el pelot¨®n, con muchos nervios, todos los coches con compuestos rayados y retorci¨¦ndose espasm¨®dicamente en cada aceler¨®n. Y pronto asom¨® la voracidad de Hamilton, que solo emple¨® cinco vueltas en lograr deshacerse de Vettel para despu¨¦s emprender una fren¨¦tica escapada por delante de Button, que tambi¨¦n abras¨® al alem¨¢n en aceleraci¨®n y por el exterior de una curva a la izquierda (la 14?), menuda tracci¨®n la del MP4-26. El margen entre los tres primeros se estabiliz¨® entonces hasta la tercera parada en los talleres. Mientras Hamilton opt¨® por volver a colocar un juego de gomas blandas (40? vuelta), circunstancia que le obligaba a realizar una cuarta visita al garaje, Button se decant¨® dos giros despu¨¦s por las duras, desmarc¨¢ndose as¨ª de la estrategia de su vecino y crey¨¦ndose capaz de llegar a la meta con ese mismo juego.
Con la pista libre para los dos McLaren, el cielo solt¨® cuatro gotas mal contadas que pillaron a trasmano al de Tewin, que sali¨® escupido al rozar un bordillo (47? vuelta) y se qued¨® al rev¨¦s, mirando al tendido, una fatalidad que Button aprovech¨® para sub¨ªrsele a la chepa. Cinco vueltas estuvieron d¨¢ndose cera los dos b¨®lidos plateados, ahora te paso yo y ahora me la devuelves t¨², hasta que Hamilton cambi¨® el rumbo y se meti¨® de nuevo en los boxes para volver a equipar su prototipo con los neum¨¢ticos de lluvia (52? vuelta). Una calamitosa decisi¨®n que le conden¨® y, a la vez, despej¨® el camino a su rival, que asumi¨® la batuta y ya no la solt¨® hasta cruzar bajo la bandera cuadriculada instantes antes de recibir la felicitaci¨®n de su tropa en un d¨ªa tan especial para ¨¦l.
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