Shh... se dibuja
Pese a la profunda crisis que sufre la industria espa?ola del c¨®mic, sigue existiendo un peque?o resquicio para la sorpresa y para la apuesta arriesgada, como demuestra el editor portugu¨¦s Manuel Caldas publicando en Espa?a una obra capital de la historia del noveno arte: ?l fue malo con ella, de Milt Gross. In¨¦dita en nuestro pa¨ªs durante ocho d¨¦cadas, est¨¢ considerada por muchos especialistas como el precursor m¨¢s importante de la novela gr¨¢fica, el inicio de una nueva forma de entender el c¨®mic.
Publicada originalmente en 1930, la obra de Milt Gross supone todo un atrevimiento casi suicida en su momento. Pese a que la historieta hab¨ªa alcanzado personalidad propia durante las primeras d¨¦cadas del siglo XX y contaba ya con un importante n¨²mero de obras maestras y autores reconocibles y estimados por el gran p¨²blico, el noveno arte se resist¨ªa todav¨ªa a abandonar la seguridad de los suplementos dominicales de los peri¨®dicos. Los admiradores de las posibilidades de la narraci¨®n gr¨¢fica eran cada vez m¨¢s, pero la consideraci¨®n infantil del c¨®mic segu¨ªa pesando como una losa en la b¨²squeda de una identidad adulta para el nuevo arte y en la obligada concienciaci¨®n autoral necesaria para su verdadera eclosi¨®n. Aparec¨ªan recopilaciones de historietas de prensa en forma de libro, pero la independencia del c¨®mic de la prensa era, todav¨ªa, apenas un intento que no fructificar¨ªa hasta bien entrada la d¨¦cada. Una situaci¨®n poco adecuada para la aparici¨®n de una obra personal dirigida a un p¨²blico adulto que no arredr¨® a Gross, un dibujante que conoc¨ªa un gran ¨¦xito en ese momento gracias a sus historietas humor¨ªsticas y que ya hab¨ªa roto esquemas preconcebidos con su radical estilo gr¨¢fico y su surrealismo delirante. Ahogado por las limitaciones narrativas de la plancha dominical, Gross puso su vista en las "novelas en im¨¢genes" que publicaron durante la d¨¦cada anterior autores como Lynd Ward o Frans Masereel, obras de narrativa gr¨¢fica m¨¢s pr¨®ximas a la experiencia pict¨®rica, con una fuerte vinculaci¨®n al expresionismo alem¨¢n, que recib¨ªan todo tipo de elogios por la alta cultura (Thomas Mann loaba sin l¨ªmite el Passionate Journey del belga Masereel).
Creaciones sin limitaci¨®n de p¨¢ginas o de formato, con tem¨¢ticas sociales y comprometidas heredadas en cierta forma de las series de grabados de William Hogarth y dirigidas a un p¨²blico adulto, pero sencillas en sus planteamientos narrativos, sin sacar partido de las posibilidades expresivas del c¨®mic. Con ?l fue malo con ella, Gross construy¨® un relato de fuerte contenido social, denunciando las tropel¨ªas de los "villanos" de la ¨¦poca a trav¨¦s de las peripecias de un h¨¦roe ingenuo y puro, un fortach¨®n de Klondike que tendr¨¢ que enfrentarse a las mil zancadillas con las que el destino impide que se re¨²na con su amada. Un argumento que hund¨ªa sus ra¨ªces tanto en las obras antes citadas como en las tramas melodram¨¢ticas del cine mudo de la ¨¦poca, pero que el dibujante transform¨® completamente fusion¨¢ndolas con su profundo dominio del humor, alternando el drama con el slapstick visual y un dibujo caricaturesco que se alejaba del estilo expresionista de sus referentes para entroncar directamente con las obras que el padre de la historieta moderna, el suizo Rodolphe T?pffer, realizara en el siglo XIX. Frente a la est¨¢tica sucesi¨®n de planchas ¨²nicas, Gross apost¨® por el dinamismo compositivo, por la concepci¨®n secuencial e incluso por la introducci¨®n de los bocadillos de pensamiento, que en una obra completamente muda serv¨ªan como gui?o de comunicaci¨®n con el lector. El resultado es simplemente soberbio: aunque la sencillez del gui¨®n podr¨ªa hacer pensar en una obra simplona y previsible y que la ausencia de palabras le restaba al autor una de sus principales armas humor¨ªsticas, el juego de palabras y los giros idiom¨¢ticos imposibles, Milt Gross se revela como un observador tan l¨²cido como ¨¢cido de la naturaleza humana, con un cat¨¢logo infinito de recursos narrativos para que la s¨¢tira y el humor inteligente sean siempre protagonistas.
Por primera vez, una obra de historieta se constru¨ªa desde la completa libertad autoral, desde el control absoluto de todos los aspectos creativos, del contenido al continente. Una particularidad que se?ala a ?l fue malo con ella como una de las primeras obras en las que tiene sentido hablar de c¨®mic de autor en toda su extensi¨®n y con todas sus consecuencias, en una novela gr¨¢fica identificable y con las mismas caracter¨ªsticas que las obras que comenzar¨ªan a generalizarse casi medio siglo despu¨¦s.
Afortunadamente, el editor portugu¨¦s Manuel Caldas, verdadero orfebre de la historieta que ya ha dejado al aficionado espa?ol ediciones de exquisita y cuidada restauraci¨®n de cl¨¢sicos como Pr¨ªncipe Valiente, Krazy Kat o The Kin-der-Kids, sigue inasequible al desaliento su labor casi de ONG de la historieta y distribuye en Espa?a una edici¨®n perfecta de este cl¨¢sico inestimable del noveno arte.
?l fue malo con ella. La Gran Novela Americana sin palabras - sin m¨²sica. Milt Gross. Libri Impressi. Lisboa, 2011. 268 p¨¢ginas. 16 euros.
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