Xos¨¦ Ram¨®n Gayoso, el rostro de TVG

La televisi¨®n se parece cada vez m¨¢s a un peque?o dios, a semejanza de los dom¨¦sticos y familiares que disfrutaban en su propia casa los antiguos romanos. Un dios como el propio medio: omnipresente, ubicuo y eterno. Y que consagra a sus sumos sacerdotes. En Galicia Xose Ram¨®n Gayoso es uno de los principales.

Pero, a pesar de esa omnipresencia que gracias a las modernas tecnolog¨ªas de sat¨¦lite e Internet le hace aparecer todos los viernes en los hogares de medio mundo desde hace ya casi 20 a?os, la pantalla no lo ha divinizado. Porque, al contrario de muchas personas p¨²blicas que desarrollan una doble personalidad frente a la gente con la que tienen que convivir y a veces defenderse, Gayoso se muestra siempre tal cual es. Lo que ustedes ven en la pantalla es lo que hay en la realidad: un optimista patol¨®gico. Locuaz, s¨ª ("non cala nin dentro da auga"). Extrovertido, tambi¨¦n. Pero siempre entra?able, sencillo, humilde y cercano.

Este atleta del directo, que en su juventud fue campe¨®n de Espa?a de lanzamiento de martillo, ha hecho m¨¢s por la normalizaci¨®n idiom¨¢tica e incluso cultural de este pa¨ªs que cientos de ensayos, mesas redondas y recogidas de firmas. Pero ha nacido en el pa¨ªs equivocado para que se le reconozca. Porque su presencia no es en seminarios o pel¨ªculas a las que tienen acceso 3.000 personas y que se estrenan cada dos a?os. No, su batalla es semanal, ante millones de espectadores y contra los dos grandes portaaviones de la basura nacional, a los que siempre derrota impidiendo que arrojen su carga letal sobre la audiencia gallega. Y lo que tiene m¨¢s m¨¦rito, luchando solo con armas blancas: m¨²sica, humor, folclore, tradici¨®n e idioma. Demasiado naif para tanta intelligentsia auton¨®mica con complejo de inferioridad.

A nivel popular es otra cosa. Hace poco tuve que pasar un viernes hospitalizado y les juro que, yendo por los pasillos de noche, solo se escuchaba su voz en el silencio de las habitaciones llenas de tristes cuerpos hacinados. Se sent¨ªa en el aire al nuevo cham¨¢n de la era electr¨®nica difundiendo las eternas historias, los cuentos alrededor de la fogata que, desde el principio de los tiempos, los hombres necesitan como cura del alma. Algo que no ofrec¨ªan, al dia siguiente, las rutinarias visitas ma?aneras de los m¨¦dicos de turno.

Y es que hasta en las costumbres monacales participa Gayoso de esa exclusiva casta sacerdotal. Frente al hambre de jet y zonas vip que encandila a todo el que entran en el mundillo del famoseo, este hombre, que recibe todos los dias invitaciones a los eventos mas diversos, renuncia siempre ol¨ªmpicamente a todo fasto gratuito. Y digo mal gratuito, porque quiz¨¢s son las ¨²nicas causas a las que asiste y participa, las solidarias.

Su tiempo es suyo, de sus libros, de sus amigos de siempre y de su familia. Y antes, tambi¨¦n de Golfo, su golden retriever compa?ero de correr¨ªas, recientemente ido. Y en ese campo es donde ha logrado algo m¨¢s valioso para ¨¦l que la popularidad y la fama: una vida plena, tranquila y sencilla, acorde a su car¨¢cter. Solo hay que mirarlo: este hombre respira felicidad por todos los poros. Porque no quiere, pero el d¨ªa que decidiera presentarse a presidente (ya que a Papa no puede), cambiar¨ªa la historia de este pa¨ªs.