Biodi¨¦sel para el cuerpo
Ferran Adri¨¤ lograba, mediante la esferificaci¨®n de los productos, convertir en huevas de caviar cualquier simple mel¨®n, sand¨ªa o manzana, aunque bien es verdad que solo en su aspecto externo, que en el interior brillaban como nunca los originarios sabores campestres.
Los pueblos emergentes, que pusieron a trabajar a los ingenieros de medio mundo para que lograsen que donde hab¨ªa unas habas de soja que daba gloria verlas aparezcan ahora, esta vez por medio de la transesterificaci¨®n, los llamados biodiesel, combustibles vegetales aptos para que los veh¨ªculos a motor puedan circular por caminos y autopistas, y que presuntamente nos podr¨ªan llevar incluso al propio restaurante El Bulli.
La soja sirve para casi todo: se come concentrada en aceites o al natural
Porque la soja, al igual que la colza o el girasol, sirve para casi todo: se come al natural o concentrada en aceites, y de estas suertes aprovecha para todo como bien saben los orientales -en especial los chinos- que llevan miles de a?os consumi¨¦ndola en sus distintas preparaciones, salvando con ello las hambrunas que asolaban de tarde en tarde -o de nada en nada- aquellos pa¨ªses; tambi¨¦n se come con fruici¨®n y por doquier formando un queso -un suced¨¢neo de queso- que se llama tofu y adorna las ensaladas del Oriente y Occidente, mezclado con toda suerte de vegetales y ali?adas seg¨²n costumbres, con aceite y vinagre, con lim¨®n, o con m¨¢s salsa de soja.
Prote¨ªna barata y vegetal, sustituye con ventaja a la carne en sus fundamentos alimenticios, am¨¦n de parecer m¨¢s saludable que sus imitadas vacas y bueyes seg¨²n el criterio de algunos dietistas. A tal fin se han inventado las hamburguesas hechas con las habas del vegetal y huevo, cebolla, or¨¦gano y algunos otros condimentos como el ajo, que les prestan la vivacidad de la que carece.
Pero en nuestro entorno parece que la soja m¨¢s se consume como aditamento que como alimento. Las salsas que con ella se componen, tambi¨¦n originarias de los tiempos en que la conservaci¨®n de los alimentos pasaba por su inmersi¨®n en medios ¨¢cidos y no de las neveras y frigidaires, mojan sin dudar toda suerte de cocina japonesa o vietnamita, de Schezuan o de Sanghai. Sushis y sashimis, arroces y verduras, rollitos y pastelitos se impregnan en esa salsa ya universal para aportarles el fuerte sabor salado con fondo dulce que proporciona la soja fermentada.
Y es que adem¨¢s de ser salsa para mojar es salsa para combinar, ya que con su contribuci¨®n se desarrollan todas aquellas salsas donde anegar los palillos: la salsa de ostras que tambi¨¦n se hace con ostras; la hoisin, que a la soja a?ade ajos, vinagres y chiles; la agridulce, con clavos jengibre y miel; la satay, con un toque de mantequilla; la ponzu, que lleva vino de arroz, algunas algas y otro imprescindible condimento japon¨¦s, el katsuobushi, fin¨ªsimas l¨¢minas de at¨²n desecadas y vueltas a la vida sin m¨¢s que a?adirles un poco de agua, o m¨¢s salsa de la inconmensurable soja.
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