"Aqu¨ª operamos sin anestesia"
Los m¨¦dicos del mayor hospital de la capital libia alertan de una crisis sanitaria
"No me grab¨¦is que Gadafi me mata", dice una de las pocas enfermeras que ayer trabajaban en el hospital Shara Azzauiya, el m¨¢s antiguo e importante de los tres grandes centros m¨¦dicos con que cuenta Tr¨ªpoli. Nada m¨¢s atravesar la puerta suena el pitido discontinuo que todav¨ªa anuncia que el paciente est¨¢ vivo, mientras las mujeres de su familia cabecean rezando. Pasan unos segundos y comienzan los llantos, y el consabido consuelo de varios hombres: "Dios es grande". Una v¨ªctima m¨¢s que engrosar¨¢ la lista escrita a mano, ya con un centenar de nombres, que cuelga de una columna a la entrada del hospital.
Heridos con munici¨®n antia¨¦rea como Abdelsalam Mohamed, con balazos en la nuca, quemaduras, fracturas de huesos... Y sin apenas m¨¦dicos ni enfermeros para atenderlos. La situaci¨®n sanitaria de la capital libia es una cat¨¢strofe. Porque aun con una plantilla de 2.000 empleados, la carencia de anestesia, medicamentos y sangre es patente.
"Falta de todo, en especial material para fracturas", afirma un cirujano
Al menos 400 personas han muerto en tres d¨ªas de combates
"El principal problema es que no tenemos personal, porque la mayor¨ªa son mujeres que no pueden venir por miedo a los francotiradores. Tampoco los doctores llegan porque muchos se quedan en zonas donde hay muchos heridos para atenderlos. No hay medios de transporte y algunos viven en Zauiya, a 50 kil¨®metros. Calculo que solo unos 300 de la plantilla de 2.000 personas est¨¢n trabajando en el hospital", comenta su subdirector, Ali Haddud.
Camillas empapadas en sangre y suelos sucios; colillas de cigarrillos en el suelo en varias dependencias ahora vac¨ªas. "Es que aqu¨ª estuvieron tropas de Gadafi durante tres meses", dice un joven acompa?ante durante la visita. En una puerta met¨¢lica, una inscripci¨®n reza: "Al¨¢, Muamar, Libia y nada m¨¢s". "Se compara con Dios", dice indignado el joven.
El cirujano Ali Ben Amar, licenciado en Alemania, se siente impotente. "Son imprescindibles en tiempos de guerra, pero solo tenemos un doctor para tratar problemas cardiovasculares. Tampoco tenemos anestesistas y casi carecemos de analg¨¦sicos", explica Ben Amar. "Aqu¨ª", prosigue, "operamos sin anestesia. Tampoco tenemos ox¨ªgeno. Pero falta de todo, especialmente pr¨®tesis y material para tratar fracturas".
M¨¢s de 400 personas murieron en tres d¨ªas en Tr¨ªpoli, algunos durante una lista de espera macabra. "Unos cuantos", lamenta Ben Amar, "perecieron esperando a entrar en la sala de quir¨®fanos mientras los m¨¦dicos trataban a otros heridos".
Cuentan los ciudadanos que las farmacias -ahora cerradas, como casi el 100% del comercio tripolitano- ya estaban desabastecidas antes de que el pasado s¨¢bado comenzara la batalla de Tr¨ªpoli. "La administraci¨®n del hospital hizo un esfuerzo hace meses para almacenar medicamentos porque sab¨ªamos que esto iba a ocurrir. Redujimos lo que pudimos la prescripci¨®n de medicinas para afrontar estos d¨ªas tan dif¨ªciles", dice el subdirector. Y comenzaron a pensar en una estrategia para paliar una situaci¨®n que sab¨ªan iba a ser dram¨¢tica. Hab¨ªa precedentes, en esta guerra que ya se prolonga m¨¢s de cinco meses, de que las tropas de Gadafi no han respetado la santidad de estos recintos. En Ajdabiya, los soldados saquearon el hospital en abril. No qued¨® nada. Se llevaron y destrozaron todos los equipos m¨¦dicos y aparatos el¨¦ctricos y arrasaron farmacias. Son los vecinos quienes vienen al hospital Shara Azzauiya con vendas, alimentos, comida preparada. Y para donar sangre.
"Hemos abierto peque?as cl¨ªnicas en muchos barrios para tratar a los heridos menos graves. As¨ª los filtramos y aqu¨ª solo llegan los m¨¢s graves", cuenta el cirujano Ben Amar. Aunque en la cl¨ªnica del barrio de Goryi se cura a un paciente que parece bastante malherido. "No podemos culpar a quienes no vienen porque s¨¦ que bastantes est¨¢n trabajando en esos dispensarios", a?ade Haddud. Aunque el cirujano apunta un poco despu¨¦s en voz m¨¢s baja: "Y porque algunos apoyaban a Gadafi".
Algunos doctores han trabajado tres d¨ªas sin descansar un minuto para salvar sobre todo a combatientes, pero no solo. Dudan de que llegue a crecer la ni?a de 13 meses que tiene una bala alojada en la nuca. Est¨¢ en coma. Su t¨ªo Mohamed Ahmed, mec¨¢nico de 39 a?os, cuenta que estaba en brazos de su abuelo cuando encaj¨® el disparo de un francotirador. No hay disponibles cifras precisas de ca¨ªdos en la guerra, ni de los da?os causados a los hospitales, ni de nada. "No tenemos estad¨ªsticas. Pero todo acabar¨¢ sabi¨¦ndose", enfatiza el subdirector. Tal vez se conocer¨¢ la identidad de los 15 o 20 cad¨¢veres que reposan en el suelo -en estado de descomposici¨®n, alguno destripado- de la morgue. No caben en los frigor¨ªficos. El hedor solo se soporta un segundo sin vomitar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.