Camino del acuerdo
Gobierno y PP buscan una f¨®rmula que permita reformar la Constituci¨®n con el mayor consenso
El Gobierno y el Partido Popular segu¨ªan discutiendo al cierre de esta edici¨®n los t¨¦rminos concretos de la propuesta que presentar¨¢n hoy en el Congreso para introducir en la Constituci¨®n un l¨ªmite al d¨¦ficit p¨²blico. Una de las f¨®rmulas manejadas indicaba la voluntad de establecer en la Carta Magna un compromiso gen¨¦rico de estabilidad presupuestaria que se desarrollar¨ªa, tras las elecciones del 20 de noviembre, en una ley org¨¢nica que incluir¨ªa los detalles y las cifras concretas. Elegir este camino, con sus flecos cerrados, podr¨ªa ayudar a desbloquear la tensa situaci¨®n pol¨ªtica que ha producido esta iniciativa de Zapatero. Tanto los nacionalistas como los partidos de izquierda, adem¨¢s de muchos socialistas,
manifestaron graves reservas, que iban desde la oposici¨®n cerrada a incluir ning¨²n l¨ªmite en la Constituci¨®n hasta la suspicacia por los posibles efectos que pudiera tener sobre las cuentas auton¨®micas.
Esta reforma ser¨¢ la primera de gran calado en los 33 a?os de vigencia de la Carta Magna. Con anterioridad, solo se hab¨ªa introducido una modificaci¨®n para ampliar el derecho de sufragio a los extranjeros, obligada por la ratificaci¨®n del Tratado de Maastricht. El paso dado por Zapatero ha provocado una profunda divisi¨®n en las filas del Partido Socialista. Actuando con plena legitimidad institucional como presidente del Gobierno, ha perjudicado sin embargo la campa?a del candidato Rubalcaba. La divergencia de intereses entre un l¨ªder y otro era previsible desde el momento en que Zapatero opt¨® por permanecer en la Secretar¨ªa General y por anunciar la disoluci¨®n de las C¨¢maras con dos meses de anticipaci¨®n, creando un tiempo muerto en el que solo podr¨ªan aflorar las contradicciones. En este caso, Zapatero ha vuelto a cometer un error: lanzar medidas de gran calado sin forjar un consenso previo con el resto de los dirigentes de su partido ni con el grupo parlamentario. El acuerdo que se negociaba ayer es un primer paso para recuperar esos imprescindibles acuerdos.
Desde el mismo momento en que sali¨® adelante en el Congreso la propuesta de incluir en la Constituci¨®n un techo al d¨¦ficit, lo que importaba era abrir mecanismos para que los t¨¦rminos concretos fueran discutidos por todas las fuerzas parlamentarias. La negociaci¨®n que continuaba ayer buscaba la mejor f¨®rmula para responder a dos desaf¨ªos. De un lado, enviar la se?al a Europa de que existe un compromiso s¨®lido de combatir el d¨¦ficit. De otro, ampliar los m¨¢rgenes para conseguir el mayor consenso durante la tramitaci¨®n de la correspondiente ley org¨¢nica.
Se ha excluido la convocatoria de un refer¨¦ndum para ratificar la reforma constitucional, lo que seguir¨¢ siendo objeto de debate. La urgencia de la medida tampoco est¨¢ exenta de pol¨¦mica. El Gobierno debe explicar cu¨¢l es la causa por la que, con la legislatura pr¨¢cticamente agotada, era necesario adoptar una medida de tanta trascendencia jur¨ªdica pero de escasos efectos econ¨®micos inmediatos.
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