Una regata al pasado

Aseguran los aficionados a la vela que cuando le pides a un ni?o de cuatro a?os que dibuje un barco, garabatear¨¢ algo parecido a un seis metros (6mR), "la proporci¨®n perfecta, todo lo que un velero deber¨ªa ser". La medida no responde al tama?o, sino a una f¨®rmula de dise?o seg¨²n la cual se pueden producir barcos diferentes de velocidades similares.

Alrededor de trescientos 6mR se construyeron entre 1907 y 1950. Fueron los barcos de competici¨®n m¨¢s importantes hasta que en 1952 perdieron su estatus ol¨ªmpico y pasaron de moda. Hasta los noventa, cuando un selecto grupo de aficionados, inspirados por la recuperaci¨®n de las carreras de coches de ¨¦poca, se lanzaron a restaurar y organizar regatas en las que la belleza fuera tan o m¨¢s importante que la velocidad.

Hoy son el paradigma cool de vieja escuela, el deporte que combina los valores a los que las firmas m¨¢s exclusivas buscan asociarse. "Arte, est¨¦tica y tradici¨®n", resume Marc Puig, presidente del grupo de moda y perfumer¨ªa Puig y organizador el pasado julio de una de las tres regatas vintage que se celebran en Espa?a, el trofeo Puig Vela Cl¨¤ssica Barcelona.

La ¨²ltima de ellas, la VIII Copa del Rey-Trofeo Panerai, se celebr¨® el fin de semana en Mah¨®n, Menorca. Es la ¨²nica prueba espa?ola del circuito Panerai Classic Yachts Challenge, el m¨¢s prestigioso del mundo, y cont¨® con 700 regatistas y 57 de las mejores embarcaciones vintage, divididas en cuatro categor¨ªas seg¨²n a?o de fabricaci¨®n: ?poca (construidas antes de 1950), Cl¨¢sicos (entre 1950 y 1975), Esp¨ªritu de Tradici¨®n (r¨¦plicas de antiguos dise?os posteriores a 1975) y Big Boats (de m¨¢s de 30 metros de eslora).

Angelo Bonati, consejero delegado de la marca italiana de relojes de lujo Officine Panerai, patrocinadora del circuito, cree que "la pasi¨®n por este deporte empieza cuando te encuentras con un viejo velero en mal estado y necesitas restaurarlo, devolverle la belleza perdida". La restauraci¨®n no suele bajar del medio mill¨®n de euros, mantenimiento aparte. "Es un deporte muy elitista, es innegable", admite. "Pero la exclusividad no tiene tanto que ver con el estrato social del aficionado como por el producto en s¨ª: los barcos. Las regatas, en cambio, son eventos democr¨¢ticos. Esa es su magia". Bonati cree que los yates a motor se identifican con los millonarios, pero que ante la belleza de estas embarcaciones antiguas solo cabe "hacer volar la imaginaci¨®n y pensar en viajes ex¨®ticos, nunca en cu¨¢nto valdr¨¢n ni a qui¨¦n pertenecer¨¢n".

Su empresa hizo lo propio con Eilean, un viejo queche bermudiano de 22 metros construido en 1936 por el legendario astillero escoc¨¦s William Fife en el que la banda pop Duran Duran rod¨® en los ochenta el v¨ªdeo de Rio. Este fin de semana, el barco rivaliz¨® en la cita menorquina con Creole, la goleta de la familia Gucci, o el controvertido Hispania, la embarcaci¨®n que perteneci¨® a Alfonso XIII -ahora en manos de una fundaci¨®n regida por el empresario Jos¨¦ R¨¢bade- que ha protagonizado portadas nacionales a cuenta de sus problemas financieros. Este ¨²ltimo navegaba por primera vez desde 1911 y no pudo competir en Mah¨®n por la rotura de su m¨¢stil el primer d¨ªa de regata. Incluso en el ed¨¦n de la exclusividad, las aver¨ªas pueden estropearte el d¨ªa.