La moda se atrinchera en los museos
De Gaultier a Saint Laurent, el oto?o expositivo viene cargado de citas con el vestir
Que nadie se esperaba el ¨¦xito de la exposici¨®n de Alexander McQueen en el Museo Metropolitan de Nueva York lo demuestran las medidas extraordinarias tomadas para acomodar las manadas de visitantes. La muestra cerr¨® el 7 de agosto, una semana despu¨¦s de lo previsto; su horario se extendi¨® hasta medianoche y abri¨® los lunes, d¨ªa en que el centro normalmente permanece cerrado. Al menos 17.000 personas pagaron 50 d¨®lares por ese privilegio. Salvaje belleza, que repasa la carrera del malogrado dise?ador brit¨¢nico, ha sido la octava de las 10 exposiciones m¨¢s vistas en los 141 a?os de historia del museo.
Es el triunfo m¨¢s aparatoso de un 2011 empe?ado en demostrar que la moda puede pasar con acierto de los armarios a las vitrinas. En Par¨ªs, el Museo Galliera ha ofrecido una extraordinaria muestra sobre Madame Gr¨¨s; Montreal cobija una retrospectiva de los 35 a?os de rebeld¨ªa de Jean Paul Gaultier; Getaria ha inaugurado finalmente el museo dedicado a Balenciaga, y Mosc¨² abri¨® el venerable Pushkin a un di¨¢logo entre Dior y la historia del arte. La calidad y la cantidad de las exposiciones repartidas este a?o por todo el globo -Chanel en China, Balenciaga en San Francisco, Yohji Yamamoto en Londres, Hussein Chalayan en Par¨ªs- acreditan la consolidaci¨®n de la moda como materia de museo. Hace una d¨¦cada, Armani en el Guggenheim levantaba burbujas m¨¢s ¨¢cidas que las del escepticismo.
El 5 de octubre se inaugurar¨¢ en la sede de la Fundaci¨®n Mapfre de Madrid una retrospectiva de Yves Saint Laurent. Se ver¨¢n la mitad de los 300 trajes que formaron parte de la magn¨ªfica exhibici¨®n que alberg¨® el Petit Palais de Par¨ªs el a?o pasado. Un homenaje al creador, fallecido en 2008, que dej¨® una honda impronta en las colecciones de sus colegas para esta primavera. "Siempre hemos apostado por la moda", asegura Pablo Jim¨¦nez Burillo, director del Instituto de Cultura de Fundaci¨®n Mapfre. "La moda acerca el arte a lo cotidiano: lo que predicaban las vanguardias. Mientras tanto, el arte contempor¨¢neo est¨¢ cada vez m¨¢s ensimismado. Llevar la est¨¦tica a la vida corriente. ?C¨®mo no nos va a gustar eso?".
En esta instituci¨®n recalar¨¢ en oto?o de 2012 El mundo de la moda de Jean Paul Gaultier. Considerada un "triunfo" por la cr¨ªtica Suzy Menkes, estar¨¢ en Montreal hasta el 2 de octubre. El dise?ador franc¨¦s, por su parte, ha sido una de las casi 45.000 personas que han visitado el Museo Balenciaga, de Getaria, desde que se inaugur¨® el 7 de junio. "Estamos satisfechos con los n¨²meros", afirma Miren Arzalluz, su comisaria. "Pero tambi¨¦n con el ¨¦xito did¨¢ctico. No solo por la apreciaci¨®n de la figura de Balenciaga, sino tambi¨¦n de la moda como fen¨®meno. Los visitantes se quedan impresionados con la ambici¨®n, valoran la cuidada museolog¨ªa y las condiciones de conservaci¨®n. Comprenden mejor la dimensi¨®n art¨ªstica de la disciplina".
En la proliferaci¨®n de exposiciones de moda se unen dos intereses. En la medida en que ganan respeto, las instituciones se acercan a ellas con menos prejuicios. A la vez, las marcas tienen un comprensible apetito por acceder a espacios art¨ªsticos gracias a los que obtienen notoriedad y legitimidad. Una publicidad impagable. "Los l¨ªmites est¨¢n claros", defiende Jim¨¦nez Burillo. "El arte siempre tiene una vertiente comercial. Una exposici¨®n sobre Francis Bacon incrementa el precio de sus obras, pero eso no impide apreciar su inter¨¦s cultural. Yves Saint Laurent fue uno de los grandes personajes del siglo XX. El mundo hubiera sido distinto si ¨¦l no hubiera existido. Y eso tiene que ver m¨¢s con el arte que con lo comercial".
Las 661.509 almas que vieron la muestra sobre McQueen explican la vigorosa campa?a emprendida para que alguna entidad la acoja en Reino Unido. La compa?¨ªa afirma estar en negociaciones con varios centros de Londres. Pero los grandes grupos de la industria no solo pelean porque sus marcas entren en los templos de la cultura. Tambi¨¦n crean sus propios espacios expositivos. A finales de septiembre, Gucci inaugurar¨¢ un museo en Florencia. Desde 2007, Fran?ois Pinault -propietario del grupo que controla Gucci, McQueen o Balenciaga- exhibe su colecci¨®n de arte en el Palazzo Grassi de Venecia. Su gran rival, Bernard Arnault, le encarg¨® en 2006 a Frank Gehry la construcci¨®n en Par¨ªs de la sede de la Fundaci¨®n Louis Vuitton. El proyecto ha tropezado con la oposici¨®n vecinal a que se edifique en pleno bosque de Boulogne. Parece que solo los ¨¢rboles se atreven ya a obstaculizar el apasionado idilio entre arte y moda.
Babelia
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