Fantasmas
Todos arrastramos fantasmas. Como individuos y tambi¨¦n cuando formamos colectivos. En l¨ªneas generales, no se trata de buenos acompa?antes, pues suelen alimentar dudas, inseguridades y otras cuestiones nada recomendables. Algunos fantasmas surgen desde dentro y a otros los traen desde fuera, siendo capaces, si les dejas crecer, hasta de modificar certezas anteriores. Unos est¨¢n basados en constataciones m¨¢s o menos demostrables y a otros no les hace falta m¨¢s que a uno se le ocurra un buen elemento de debate para darles vida. El mundo del deporte no es inmune a ello. M¨¢s bien, lo contrario, pues por diversas razones resulta un buen caldo de cultivo para su aparici¨®n y propagaci¨®n. Qui¨¦n no recuerda al m¨¢s famoso, el archiconocido fantasma de los cuartos de final, mimado hasta la exasperaci¨®n por nuestro f¨²tbol de selecci¨®n.
No pod¨ªa ser de otra forma. Al que m¨¢s le revolotean es al entrenador. Si no los tiene, se los fabrican
Cuando llega un campeonato, es importante tener a los fantasmas bajo llave, pues molestan y dan pistas a los rivales de por donde pueden meter el miedo en el cuerpo. Transcurridos dos partidos, parece que Espa?a ha llegado a Lituania con alg¨²n que otro exceso de equipaje fantasmag¨®rico. Unos, como en el caso de Ricky, los tra¨ªan ya de casa. Otros, como en el de Claver, se manifiestan en toda su expresi¨®n en tiempo de selecci¨®n. Algunos son aparentemente indiscutibles, como el fantasma de nuestra inferioridad en las posiciones v¨¦rtices tres alto, cuatro abierto, aunque, por ejemplo, Ettore Messina, en su art¨ªculo de ayer en este peri¨®dico, no apreciara un peligro excesivo. Otros son irresolubles, como el paso del tiempo y, con ¨¦l, una l¨®gica p¨¦rdida de explosividad en el juego de Calder¨®n. A los antiguos se puede unir en cualquier momento cualquier otro, como el del aprovechamiento de Ibaka, el ataque contra zona o los rebotes largos. Como no pod¨ªa ser de otra forma, al que mayor n¨²mero de fantasmas le revolotean es al entrenador, Sergio Scariolo, al que, si no los tiene, se los fabrican.
Normalmente, suelen ser mayores en n¨²mero los que creemos ver desde fuera que los que se contemplan desde dentro. Pero, incluso contando con ello, su n¨²mero todav¨ªa parece excesivo. El ¨²nico valor del partido de ayer, una vez liberados demasiados en el partido inaugural, resid¨ªa en poder atrapar a alguno de ellos y devolverlo a la maleta o, al menos, tenerlo bajo control. Rudy, Calder¨®n o Felipe lo consiguieron en la medida que un encuentro tan poco concluyente es capaz de ofrecer. Otros, en cambio, demostraron que a los suyos los tienen demasiado descontrolados por ahora. Eso s¨ª, los pata negra, esos, los han dejado en Espa?a.
En la medida que la n¨®mina fantasmal, en n¨²mero y calidad, vaya creciendo o decreciendo, nuestra disposici¨®n para asaltar el exigente reto de este Europeo ir¨¢ en consonancia. Por ahora, no conviene dar muchas m¨¢s vueltas al asunto, no vaya a ser que aparezca otro.
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