Contra toda l¨®gica
?Por qu¨¦ se hace ahora, a toda velocidad, en los meses finales de una legislatura y una vez que ya se ha fijado la fecha de las pr¨®ximas elecciones generales, una reforma de la Constituci¨®n que va a entrar en vigor en 2020? Ning¨²n partido llev¨® en su programa electoral la reforma de la Constituci¨®n que ahora se va a aprobar. ?No hubiera sido m¨¢s l¨®gico que se debatiera la conveniencia de una reforma constitucional de este tipo en la campa?a electoral del 20-N con base en las propuestas de los diferentes partidos y que fueran las nuevas Cortes Generales las que procedieran a hacer la reforma con la legitimaci¨®n que le habr¨ªan dado para ello los ciudadanos en las urnas? ?No se habr¨ªa evitado con ello la acusaci¨®n de que se est¨¢ rompiendo el pacto constitucional? ?No habr¨ªa tenido m¨¢s sentido que tanto en la campa?a electoral como en el debate parlamentario de la reforma se examinara la conveniencia o no de someter dicha reforma, en el caso de ser aprobada, a refer¨¦ndum?
En este momento dir¨ªa que la reforma es la ¨²nica respuesta con credibilidad
La intervenci¨®n no es una opci¨®n que Espa?a se pueda permitir
Las preguntas pueden multiplicarse. Y todas las respuestas son catastr¨®ficas para el Gobierno y para su partido de cara a la pr¨®xima convocatoria electoral y a¨²n m¨¢s all¨¢. Desde que tuvo que rectificar la pol¨ªtica que hab¨ªa seguido para hacer frente a la crisis en mayo de 2010 y empezar con las dur¨ªsimas medidas de ajuste que sucesivamente se han ido aprobando, el Gobierno ha contado b¨¢sicamente con los partidos nacionalistas para conseguir su aprobaci¨®n, ya que el PP ha estado en contra de todas ellas. En este final de legislatura se pacta la ¨²ltima medida de ajuste con el PP desairando a los partidos nacionalistas que, como no puede ser de otra manera, est¨¢n reaccionando con el resentimiento natural en estas circunstancias, llegando a acusar al Gobierno de la ruptura del pacto constitucional.
Y adem¨¢s, con la reforma se consigue la movilizaci¨®n de los sindicatos, de los indignados del 15-M y de l¨ªderes de opini¨®n de izquierda, que se est¨¢n expresando a trav¨¦s de todos los medios de comunicaci¨®n social. La contraportada de ayer de Juan Jos¨¦ Mill¨¢s en este diario, Oto?o caliente, lo dice todo.
?Por qu¨¦ tira el Gobierno piedras contra su propio tejado? ?Por qu¨¦ boicotea objetivamente la campa?a electoral del candidato socialista a las pr¨®ximas elecciones? ?Por qu¨¦ no deja que sea el Gobierno que se constituya despu¨¦s del 20-N el que promueva la reforma de la Constituci¨®n?
Nadie en el interior del partido socialista puede llamarse a enga?o. La reforma de la Constituci¨®n est¨¢ provocando en la sociedad espa?ola la reacci¨®n que se sab¨ªa que iba a provocar. Est¨¢ fracturando las posiciones de izquierda y cohesionando las de derechas. Y generando resentimientos en los partidos nacionalistas, con los que va a ser mucho m¨¢s dif¨ªcil cualquier tipo de entendimiento en el futuro.
Estoy de acuerdo con la reforma. No se puede pretender formar parte de un club en el que los dem¨¢s miembros tienen dudas razonables acerca de tu solvencia. Eso es lo que est¨¢ pasando en la Uni¨®n Europea desde que estall¨® la crisis. La incorporaci¨®n al euro se hizo mediante el sistema de aprobado general y ya se sabe lo que son los aprobados generales. Las dudas sobre la solvencia de distintos miembros del club se han convertido en algo m¨¢s que dudas respecto de varios de ellos y se mantienen respecto de otros, entre los que se encuentra Espa?a. La supervivencia del club exige que las dudas desaparezcan. No se puede vivir con sospechas permanentes sobre la solvencia de algunos de los miembros del club. La incorporaci¨®n a la Constituci¨®n de la regla de equilibrio presupuestario y del techo de d¨¦ficit es la respuesta de m¨¢s credibilidad de que se dispone. En este momento dir¨ªa que es la ¨²nica respuesta con credibilidad.
Tal como estaba el patio, estoy convencido de que en la campa?a electoral se hubiera entrado en el debate de la reforma de la Constituci¨®n y que las Cortes Generales que se constituyeran despu¨¦s del 20-N no habr¨ªan podido aprobar la reforma que ahora se va a hacer. Ning¨²n partido iba a llevar la reforma de la Constituci¨®n que se est¨¢ aprobando en estos mismos d¨ªas en su programa y ning¨²n Gobierno, fuera del color que fuera y tuviera la mayor¨ªa que tuviera, podr¨ªa empezar la legislatura proponiendo esta reforma de la Constituci¨®n.
O se hac¨ªa ahora o simplemente no se podr¨ªa hacer. La intervenci¨®n no es una opci¨®n que un pa¨ªs como Espa?a se pueda permitir. Un Gobierno tiene que hacer todo lo que est¨¦ en su mano para evitar que eso pueda suceder. Tenga el coste que tenga para ¨¦l y para el partido que lo sustenta. Y tanto si est¨¢ fijada la fecha de las elecciones como si no. El 20-N est¨¢ a la vuelta de la esquina, pero la vida sigue despu¨¦s del 20-N.
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