"No s¨¦ si tendr¨¦ trabajo este a?o"
Tres de los miles de interinos afectados por la ampliaci¨®n de horas lectivas relatan sus expectativas ante un nuevo curso con pocas opciones para ellos
Estefan¨ªa S¨¢nchez ocupa el puesto n¨²mero 43 en una lista que este a?o no correr¨¢ mucho. En esa cifra est¨¢n sus esperanzas, su futuro, su pasado. "Dej¨¦ la ense?anza privada para poder hacer planes y tener estabilidad, pero no ha salido bien". Es profesora de Matem¨¢ticas, tiene 38 a?os y seis cursos a sus espaldas en la ense?anza p¨²blica como interina, una docente sin plaza. A¨²n no sabe si le ofrecer¨¢n trabajo este curso en un instituto, pero no conf¨ªa mucho en ello. Por delante de su lista inm¨®vil hay 188 funcionarios de su misma especialidad que a¨²n no tienen destino.
"Con suerte, podr¨¦ hacer una sustituci¨®n, pero no tendr¨¦ una vacante ni por asomo. No creo que me llamen". Estefan¨ªa S¨¢nchez, Javier Rico o Mar¨ªa Xim¨¦nez de Sandoval son tres de los miles de afectados por el cambio que la Comunidad de Madrid aprob¨® para este curso. Los interinos son las v¨ªctimas directas del salto de 18 a 20 horas lectivas que ha levantado en armas a parte de la comunidad educativa, que amenaza con empezar el curso en huelga.
"Una hora de clase equivale a tres de oficina pero me encanta", dice Javier
A veces compaginan su trabajo en la p¨²blica con clases particulares
La opci¨®n de salir fuera de Espa?a gana fuerza ante la ausencia de plaza
"He visto a alumnos madurar. Solo eso ya compensa", asegura Mar¨ªa
La profesora de matem¨¢ticas cobra el paro por primera vez en su vida. "El a?o pasado empec¨¦ a ahorrar porque me tem¨ªa que pasara esto", cuenta previsora. El recorte en puestos comenz¨® en el curso 2010-2011, cuando la Consejer¨ªa de Educaci¨®n aprob¨® una orden que recortaba el n¨²mero de liberados sindicales y las licencias por estudio de profesores que eran sustituidos por interinos, adem¨¢s de dejar de pagar las vacaciones a los que no cubrieran un curso completo. Este septiembre el ajuste de horas lectivas al alza vuelve a afectarles. Seg¨²n los sindicatos, unos 3.000 interinos se quedar¨¢n sin hueco este curso. CC OO y UGT ofrecen esa cifra haciendo un c¨¢lculo sobre la plantilla de 25.000 profesores de secundaria, FP y ense?anzas de r¨¦gimen especial. Estiman que el aumento de horas supone prescindir de un 12% de profesores por centro.De ah¨ª la cifra final y la denuncia de que la marcha de interinos supondr¨¢ "empeoramiento y sobrecarga" de trabajo para los que se quedan en los institutos de la regi¨®n. La Comunidad de Madrid, que a¨²n no ha ofrecido una cifra de afectados, asegura que el a?o pasado solo se contrataron 1.700 interinos en Secundaria de los 7.000 que necesit¨® la educaci¨®n p¨²blica, por lo que estiman que el recorte ser¨¢ menor.
"Dej¨¦ la ense?anza privada porque las condiciones eran peores. Daba entre 27 y 29 horas de clase semanales, me quedaba af¨®nica continuamente". S¨¢nchez asegura que qued¨® entre los 90 mejores aspirantes en las ¨²ltimas oposiciones de Matem¨¢ticas. Las pr¨®ximas, cuya fecha a¨²n no est¨¢ cerrada, incluir¨¢n 489 plazas, la mayor¨ªa de especialistas en Ingl¨¦s. Eso merma las opciones de la interina, que se plantea presentarse en otra comunidad aut¨®noma. "Me voy a cualquier sitio, hago lo que sea", se desespera. Los interinos cubren vacantes (plazas vac¨ªas durante todo el curso) y hacen sustituciones por bajas temporales.
El problema es que mantener el lugar en la lista deja poco margen, les ofrezcan lo que les ofrezcan. Si llamaran a Estefan¨ªa S¨¢nchez a mitad de curso y ella dijera que no, perder¨ªa el sitio. Y vuelta a empezar. La profesora de Matem¨¢ticas se plantea dejar de serlo: "Si en noviembre o diciembre no me llaman, tendr¨¦ que dedicarme a otra cosa con todo el dolor de mi coraz¨®n, siento que me est¨¢n robando mi vida".
"Una hora de clase equivale a tres de oficina, pero me encanta". El economista Javier Rico dio el salto de la empresa al aula por vocaci¨®n. "Me siento muy a gusto, el reconocimiento de los alumnos te compensa", asegura. Llega con su hija mayor, Celia, a la sesi¨®n de fotos. Tiene otra de seis meses, Olivia. Su mujer, que tambi¨¦n es profesora interina, se qued¨® sin hueco con los recortes del curso pasado. Javier tuvo que compaginar las sustituciones con clases particulares. "No s¨¦ si yo tampoco tendr¨¦ trabajo este a?o", teme. A estas alturas, ya deber¨ªan haberle llamado y no lo han hecho. "Estamos en manos de la suerte". Es extreme?o y lleva una d¨¦cada en Madrid. No quiere irse. Se ha presentado a cuatro oposiciones. Aprob¨® las dos ¨²ltimas, pero no ten¨ªa muchos puntos por experiencia, que tambi¨¦n computa. Dice que aguardar¨¢ unos meses para ver si cae una sustituci¨®n y se pone triste al imaginarse de nuevo como jefe de administraci¨®n en una empresa de muebles. "Lo de volver a la oficina me lo he planteado poco, la verdad. Ser¨ªa un trabajo alimenticio, de pura supervivencia... A ver qu¨¦ pasa".
Mar¨ªa Xim¨¦nez de Sandoval no llega a tiempo a la cita con el fot¨®grafo. Esta tarde ha tenido dos ex¨¢menes de italiano que han ido "regular". Es su forma de intentar ampliar horizontes a sus 32 a?os, despu¨¦s de cubrir vacantes y sustituciones durante seis cursos. Un a?o, recuerda, le toc¨® dar clases por seis institutos distintos: Aranjuez, Villalba, Fuenlabrada, Majadahonda... ?Como un feriante? Se r¨ªe. "S¨ª, justo, como un feriante". Lleva tres oposiciones con el examen aprobado, pero con poca puntuaci¨®n en la experiencia, igual que Javier. Lo de ampliar horizontes es por su especialidad. Da clases de Lengua y Literatura y es licenciada en Filolog¨ªa Hisp¨¢nica. Habla ingl¨¦s, italiano y portugu¨¦s, y empieza a verse como profesora de espa?ol en el extranjero. "Me gustar¨ªa ir a Brasil si aqu¨ª no encuentro nada, lo malo es que puede que luego no vuelva". Tendr¨ªa que dejar a su familia y su piso compartido. De momento, probar¨¢ suerte con las clases particulares. "Tomar¨¦ este a?o como mi ¨²ltima oportunidad para hacer oposiciones, me presentar¨¦ en cualquier sitio donde haya y si no...". Si no, quiz¨¢ Brasil. O Reino Unido, para seguir siendo profesora. "Supe que era lo que quer¨ªa desde que hice las primeras pr¨¢cticas", revela. "Me apasiona dar clase". ?A pesar de los disgustos, la afon¨ªa o el estr¨¦s? "He visto a alumnos madurar y comprometerse con el mundo en el que viven. Solo eso ya compensa".
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