"No hay ni una sola raz¨®n para dejar fuera del sacerdocio a la mujer"
Padre ?ngel -as¨ª conoce todo el mundo al sacerdote ?ngel Garc¨ªa Rodr¨ªguez, nacido en Mieres (Asturias) en 1937- llega con un regalo, una peque?a paloma de m¨¢rmol con el escudo de Mensajeros de la Paz en el lomo y un pensamiento del fundador en el pecho: "Solo ante Dios, un ni?o y un anciano debemos ponernos de rodillas". Tambi¨¦n trae abierto su iPhone con una ¨²ltima noticia de agencias. Lo muestra como si le fuera la fama en ello. Es el certificado de la Junta de Castilla y Le¨®n de que todo estaba en regla en el centro de acogida de ni?os con discapacidades psicof¨ªsicas de Boecillo (Valladolid), donde hace un mes una cuidadora mat¨® de madrugada a Miguel ?ngel (14 a?os), D¨¢imer (9) y Daniel (3) asfixi¨¢ndolos con l¨¢minas y bolsas de pl¨¢stico.
"S¨¦ que soy inc¨®modo con los obispos o con los pol¨ªticos"
"Es injusto acusar al Gobierno de anticlerical o hablar de persecuci¨®n"
Le pregunto si conoc¨ªa a los chiquillos y se echa a llorar. Lo sucedido en Boecillo es "una amargura inmensa" en quien lleva medio siglo dedicado a mejorar la vida de los ni?os. En 1961 decidi¨® cambiar el tratamiento de don por el de padre, que es como le llamaban los chicos del hospicio de Oviedo donde era capell¨¢n.
"Somos una organizaci¨®n muy grande, con 3.900 trabajadores en n¨®mina, as¨ª que puede imaginar que disgustos he tenido muchos y muy grandes. Pero la muerte de estos tres ni?os... Yo estaba en Madrid, en casa, y a las nueve de la ma?ana el tel¨¦fono... (solloza, no puede hablar).
Pregunta. Ha habido cr¨ªticas.
Respuesta. S¨ª, las acusaciones. El Gobierno de Castilla y Le¨®n ha dicho que todo estaba en orden, con las revisiones oficiales de rigor. No es la primera vez que dicen cosas. Entonces, repasamos lo que hemos hecho gracias a la sociedad. Todo lo que hacemos. Si no es un bien, que venga Dios y lo vea. El 98% de nuestros trabajadores son fijos, la inmensa mayor¨ªa mujeres, y cada a?o crecemos con unos doscientos puestos de trabajo nuevos.
P. Reconozca que no suele morderse la lengua.
R. S¨¦ que soy inc¨®modo con los obispos, o con los pol¨ªticos. Soy como soy. El cardenal Javierre dec¨ªa que al padre ?ngel hab¨ªa que dejarlo porque es como un profeta. Y le dije: "no, por favor, que a los profetas los mataron a todos". Reconozco que a veces digo a los pol¨ªticos cosas que quiz¨¢s no les dice nadie, por ejemplo a Felipe Gonz¨¢lez, o a Aznar. Pero tambi¨¦n los quiero como nadie porque todos han hecho cosas muy buenas. Y saben que cuando les digo algo, no lo digo con rabia.
P. De todo el dinero que reciben, ?qu¨¦ porcentaje procede de las Administraciones del Estado?
R. El 90%, como poco. Pero no lo llame subvenciones, como a veces se dice. Lo recibimos porque prestamos un servicio. El mundo est¨¢ m¨¢s implicado en lo social no porque sean mejores los pol¨ªticos, que tambi¨¦n, sino porque se lo exige la sociedad. Ya no son posible los Gaddafi.
P. ?Usted cree?
R. Si. Eso seguro.
P. Hay muchos Gadafi.
R. Porque vienen del pasado. Pero ya no es posible uno nuevo. Le apuesto un caf¨¦.
P. No apueste. En 2006 apost¨® usted por que Benedicto XVI admitir¨ªa antes de cinco a?os el sacerdocio femenino, y ya ve.
R. Estoy a punto de ganar.
P. Hombre, no. Este Papa va en la direcci¨®n contraria. En la ¨²ltima reforma del llam¨¦moslo c¨®digo penal del Estado vaticano se han endurecido las penas por ordenar mujeres, casi a la par que el delito de pederastia.
R. S¨ª, pero ah¨ª est¨¢ un cardenal Martini y otros prelados y te¨®logos que piden lo mismo que yo.
P. Son personas marginales, a los que Roma no hace caso. En el episcopado espa?ol no hay ni un solo obispo partidario de ordenar mujeres.
R. Lo que los obispos digan... Viven mirando a Roma, como dec¨ªa el cardenal Taranc¨®n.
P. Dec¨ªa que los obispos ten¨ªan tort¨ªcolis de tanto hacerlo. Pero Roma es quien manda
R. Roma ha cambiado. El Papa tambi¨¦n cambi¨® cuando ha llegado al cargo. Pero, sobre todo, sigo creyendo en el Esp¨ªritu Santo. En cualquier momento le puede influir. S¨¦ que lo que digo va a molestar como si estuviera cometiendo un sacrilegio, pero no hay ni una sola raz¨®n para dejar fuera del sacerdocio a la mujer.
P. Lo cierto es que el Papa le va a hacer perder la apuesta.
R. No crea. Est¨¢ poniendo los pies en la tierra. No est¨¢ diciendo ahora lo que afirm¨® cuando era cardenal. Por ejemplo, lo del sida y los preservativos. Despu¨¦s lo quisieron corregir, pero ¨¦l zanj¨® la disputa afirmando que dijo lo que quiso decir. Ha sido valiente.
P. Usted acaba de regresar de Bolivia, ya ha ido a Somalia, ha estado varias veces en Hait¨ª. Algunos indignados han gritado este agosto que el Papa deber¨ªa ir a esos lugares, en lugar de pasearse entre ricos y poderosos por Madrid. ?Tambi¨¦n lo pide usted?
R. Ya se lo he pedido. Yo me carteo con el Papa, pero no me contesta. Lo ¨²ltimo que le he suplicado es que vaya a Somalia. No creo que pudiera resolver nada, pero el testimonio ser¨ªa impresionante.
P. ?No le parece injusto decir, como afirman muchos obispos e incluso el Papa, que el Gobierno Zapatero es anticlerical y furibundamente laicista, o que aqu¨ª se produjo el siglo pasado la mayor persecuci¨®n de la historia contra los cristianos?
R. S¨ª. Es injusto. Lo he dicho siempre. Este Gobierno nos ha dado todas las facilidades y nos ayuda igual que los anteriores. Acudo a las jornadas de la familia en la plaza de Col¨®n y muchas veces sufro. No estoy afiliado ni al PSOE ni al PP, solo estoy afiliado a mi Iglesia. Pero me siento lleno de turbaci¨®n porque muchas de las cosas que escucho no se perciben despu¨¦s en la calle.
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