Trufas en los Balcanes
El estreno de La ca¨ªda de los dioses, hasta el 23 de octubre en el Teatro Espa?ol, llev¨® a Bel¨¦n Rueda seis d¨ªas a Liubliana, donde represent¨® la obra en un festival y, de paso, descubri¨® los encantos de la capital eslovena.
?Premi¨¨re en los Balcanes!
El p¨²blico se emocion¨® mucho con la historia. Creo que el gui¨®n conecta, de alguna manera, con la descomposici¨®n de Yugoslavia.
Pero Eslovenia apenas entr¨® en la guerra...
Y se nota. La ciudad, en general, me sorprendi¨® much¨ªsimo: es muy peque?a, ordenada, llena de flores, con un r¨ªo precioso y un mont¨®n de puentes.
Suena a Disney.
Tiene un toque de ciudad de mu?ecas con edificios muy c¨¢lidos de estilo europeo. Parece una ciudad del Imperio Austroh¨²ngaro.
?Y la cara comunista?
Luego paseas por barrios donde predomina el cemento y los edificios son homog¨¦neos; muy de la antigua Yugoslavia. Y arriba del todo, un castillo.
?Subi¨®?
El Ljubljanski grad est¨¢ en una colina empinad¨ªsima. Alquilamos unas bicis e intentamos subir, nos encontramos con una pendiente que ?no te lo crees ni t¨²!
?Alcanz¨® el port¨®n?
S¨ª, pero porque aparcamos las bicicletas y subimos en el famoso funicular.
?Visit¨® las cuevas del Karst?
Ten¨ªamos intenci¨®n de ir, pero no nos dio tiempo. Eso s¨ª, las trufas no me las perd¨ª.
?Fue a recogerlas?
Al campo no, pero en la gastronom¨ªa eslovena aparecen continuamente.
?D¨®nde las disfrut¨® m¨¢s?
En el Petit Cafe, un restaurante donde nos llev¨® Tomaz [Pandur, el director esloveno de la obra]. Todos los platos llevaban el preciado hongo. Pon¨ªan trufas como si fueran patatas fritas.
?Bail¨® turbo-folk?
Creo que s¨ª. Si no conoces la ciudad, a las once parece que todo est¨¢ cerrado. Si te llevan, puedes acabar de madrugada en un sitio underground lleno de grafitis donde suena una m¨²sica muy particular que podr¨ªa ser turbo-folk.
?Le sedujo la noche?
No sal¨ª mucho, pero el viaje despert¨® mi curiosidad por los Balcanes. Quiero volver.
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