El caf¨¦
Ha causado un gran jolgorio que Alfredo P¨¦rez Rubalcaba le haya dicho a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero en los pasillos del Congreso:
-Me voy a tomar un caf¨¦. Es que me duermo.
De los gobernadores civiles de Franco me sorprend¨ªa siempre que, a cualquier hora, los ve¨ªas rozagantes, como reci¨¦n duchados, muy bien peinados tambi¨¦n. Era una marca de aquellos tiempos.
Ahora quienes est¨¢n siempre en perfecto estado de revista son los banqueros, los banqueros de todo el mundo. Manuel Vicent cuenta que Mario Conde, que fue banquero y hoy da consejos en una televisi¨®n, ten¨ªa intactas las suelas de los zapatos. Es que no sal¨ªa a la calle.
Cuando uno ve a alguien reci¨¦n acicalado, y que adem¨¢s no muestra s¨ªntomas de cansancio, sospecha en seguida: ?ser¨¢ banquero, ser¨¢ gobernador civil? Ya no hay gobernadores civiles tal como los conocimos. La gobernadora civil de Madrid, si es que se les puede seguir llamando gobernadores a los delegados del Gobierno, no hubiera pasado el examen con Franco. La dictadura quer¨ªa a los gobernadores con la voz clara: ten¨ªan que mandar firmes en los actos p¨²blicos. Y esta mujer gobernadora tiene una voz que no responde a los c¨¢nones. Como yo que lo digo.
As¨ª que no debe sorprender grandemente que, trat¨¢ndose de asuntos constitucionales, Rubalcaba estuviera cansado y se fuera a tomar un caf¨¦. Hay asuntos hist¨®ricos que contagian cuando se evocan. Hace siglos, es decir, cuando se discuti¨® la Constituci¨®n que nos ampara, cuando los constituyentes no dorm¨ªan nunca; se reun¨ªan en el despacho de Peces-Barba, en la calle de Conde Xiquena de Madrid, y no sal¨ªan de all¨ª hasta que cerraban el Bocaccio, que estaba al lado. Al d¨ªa siguiente, los reunidos de la madrugada ten¨ªan que simular que se hab¨ªan acostado a las once, pero se les ve¨ªa en las ojeras que hab¨ªan estado liados hasta el alba.
A veces trabajan y a veces no trabajan. Los pol¨ªticos y los periodistas, y los ingenieros, y los curas: simulan que hacen, pero no siempre hacen, para qu¨¦ nos vamos a enga?ar. Trabajar, decir que se trabaja, y explicar, adem¨¢s, que uno est¨¢ en forma por mucho que curre, es una de las artima?as de la sociedad contempor¨¢nea. Ser saludable, estar disponible. Todo es mentira. Luego se meten en sus despachos y se duermen su siestecita diciendo que, en realidad, est¨¢n revisando unos papeles. Por lo menos Alfonso Guerra dec¨ªa la verdad: no estaba mirando unos papeles, estaba leyendo poes¨ªa de ?ngel Gonz¨¢lez.
Por eso a m¨ª me pareci¨® muy bien que Rubalcaba le dijera a Zapatero que si no se tomaba un caf¨¦ se dorm¨ªa. Han sido d¨ªas de mucho ajetreo constitucional, y en este pa¨ªs es tradici¨®n que la Constituci¨®n deja a la gente muy tirada. Por lo menos as¨ª los que siempre dijeron que era un monstruo lo ver¨¢n como a un tipo humano que tambi¨¦n se duerme cuando hablan de la Constituci¨®n. -
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