El final de ETA, en punto muerto
Gobierno central y vasco, socialistas y PP, de acuerdo en no hacer cesiones - La banda pone condiciones para su abandono en el comunicado definitivo
El final de ETA se considera inexorable pero se encuentra en un punto muerto que puede prolongarse meses. Para que ETA anuncie el cese definitivo de la violencia, Bildu, cuya columna vertebral es la izquierda abertzale, exige al Gobierno la legalizaci¨®n de Sortu y garant¨ªas para los 600 presos de la banda, empezando por su acercamiento a c¨¢rceles pr¨®ximas al Pa¨ªs Vasco.
La respuesta del Gobierno es tajante. No har¨¢ ning¨²n movimiento ni ning¨²n gesto en relaci¨®n con ETA y menos a¨²n abrir¨¢ un proceso de conversaciones con la banda para poner punto final al terrorismo en Euskadi. Su estrategia para el final de ETA pasa por presionar a la banda hasta lograr que anuncie el cese definitivo de la violencia sin atender las reclamaciones insistentes de Bildu a lo largo del verano. No habr¨¢ ning¨²n gesto ni cesi¨®n ni negociaci¨®n antes del comunicado final de ETA.
Es una estrategia muy sopesada por el Ministerio del Interior, que encabeza Antonio Camacho —n¨²mero dos de Alfredo P¨¦rez Rubalcaba en sus cinco a?os de titular de la cartera—, y la consejer¨ªa vasca, dirigida por Rodolfo Ares, y que tambi¨¦n comparten los interlocutores habituales en estos temas del PP, tanto en Euskadi como en Madrid. Consenso que se reafirm¨® en el encuentro que el jueves mantuvo el lehendakari, Patxi L¨®pez, con el candidato socialista, Rubalcaba, en Bilbao, que lo ratific¨® en una simple frase: "El Gobierno no va a cambiar su pol¨ªtica antiterrorista".
Este pulso entre el Gobierno y la izquierda abertzale se mantiene al a?o, justamente, de que ETA anunciara, en un comunicado —fue el 5 de septiembre— el cese de sus actividades violentas. A lo largo de este a?o, el compromiso de ETA se reafirm¨® con el comunicado que emiti¨® en enero y en el que anunci¨®, adem¨¢s, el cese de la extorsi¨®n y de la kale borroka. Los ¨²ltimos informes policiales y de los mediadores internacionales, liderados por el abogado sudafricano Brian Currin, confirman que ETA ha cumplido esos compromisos.
No obstante, ni Patxi L¨®pez, ni Rubalcaba, ni Camacho, ni Ares, que admiten que ya se est¨¢ en la etapa terminal de ETA, quieren "precipitarse ni cometer los errores del pasado, como ser¨ªa entrar en una pol¨ªtica de gestos mutuos y menos a¨²n la apertura de un proceso de conversaciones". Fuentes cercanas a estos dirigentes abundan en esa idea: "Cuando se est¨¢ m¨¢s cerca del final que nunca, hay que cerrar el c¨ªrculo de la violencia".
Esta actitud tiene una explicaci¨®n. La c¨²pula pol¨ªtica de la lucha antiterrorista teme que el actual statu quo logrado por la izquierda abertzale y ETA se perpet¨²e. Esto es, que ETA no cese definitivamente y permanezca en segundo plano mientras la izquierda radical disfruta de su presencia institucional a trav¨¦s de Bildu. De este modo, ETA satisfar¨ªa la tentaci¨®n de todas las organizaciones terroristas de perpetuarse y la izquierda independentista no tendr¨ªa que hacer m¨¢s esfuerzos.
Por eso, los Gobiernos central y vasco presionan sobre Bildu para que logre el cese definitivo de ETA, y su arma es no hacer ning¨²n movimiento ni por Sortu ni por los presos. "Quien tiene que dar el paso es ETA, con la declaraci¨®n del cese definitivo. Eso abrir¨ªa todas las compuertas". Con ello alejan, tambi¨¦n, suspicacias pol¨ªticas de que el Gobierno har¨ªa movimientos para lograr el comunicado del cese de ETA antes de las elecciones del 20-N.
La consecuencia del cese definitivo de ETA ser¨ªa que la pol¨ªtica se normalizar¨ªa y todos los obst¨¢culos legales que tiene la izquierda abertzale para ejercer su labor desaparecer¨ªan, admiten fuentes del Gobierno vasco.
Acusaciones como las que pesan contra Arnaldo Otegi de colaboraci¨®n con banda armada, en el caso Bateragune, se diluir¨ªan desde el momento en que desapareciese la banda. Otro tanto podr¨ªa suceder con procesos pendientes de juicio para otros dirigentes de la izquierda abertzale, incluido el propio Otegi, como el de las herriko tabernas. Tambi¨¦n repercutir¨ªa en la legalizaci¨®n de Sortu, pendiente en el Tribunal Constitucional, que no tendr¨ªa problemas para ser admitida en el registro de partidos si ETA ya hubiese desaparecido definitivamente.
En cuanto a los presos, el final de la banda terrorista facilitar¨ªa el proceso de revisi¨®n de la doctrina Parot. E incluso podr¨ªa aplicarse la doctrina del Derecho Civil de adaptar la ley a las circunstancias.
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