Comulgar con ruedas de molino
Empresarios, sindicalistas, centros de pensamiento, servicios de estudio, organismos multilaterales, pol¨ªticos de otros partidos... Todos se han pasado la legislatura demandando al Gobierno y al PP un compromiso hist¨®rico que ayudase a sacar a la econom¨ªa espa?ola de la terrible postraci¨®n que la asola. Un pacto para recuperar la senda del crecimiento sostenible y acabar con el paro, un consenso transversal que tranquilizase a los mercados, recorriese los distintos niveles de la Administraci¨®n y durase m¨¢s de una legislatura, para que gobierne quien gobierne en el futuro pudiera aplicar lo consensuado el tiempo que fuese necesario. Hubo incluso quien pidi¨® un Gobierno de concentraci¨®n, tal era la envergadura de los problemas.
Se ha asustado a la ciudadan¨ªa para tranquilizar a los mercados
Sin ¨¦xito alguno. Como quien oye llover, predominaron los intereses de partido sobre los generales. Y ahora, sin explicarnos exactamente por qu¨¦, el PSOE y el PP coinciden en una reforma constitucional de extrema urgencia, que deja fuera al resto de las formaciones pol¨ªticas, para acabar con una herramienta cl¨¢sica de la pol¨ªtica econ¨®mica antic¨ªclica, como es la posibilidad de utilizar el d¨¦ficit p¨²blico para paliar los efectos m¨¢s duros de las dificultades o para avanzar en la convergencia real con los pa¨ªses m¨¢s avanzados.
Se comprende el entusiasmo del PP, pues el d¨¦ficit cero fue la bandera de enganche de las dos legislaturas en las que gobern¨®. Pero, ?y los socialistas? Hay que descartar la hip¨®tesis masoquista de que Zapatero quiera traicionar a sus electores o disminuir las posibilidades de su sucesor al frente de las listas electorales, sino plantearse la cantidad asfixiante de restricciones que sus socios europeos le est¨¢n poniendo para acudir en auxilio de la econom¨ªa espa?ola en caso de que ¨¦sta lo necesite, si las cosas se ponen peor con la prima de riesgo en las pr¨®ximas semanas. Para comprender esas restricciones -y si acaso compartirlas por la supuesta presencia de un mal mayor (?evitar la intervenci¨®n expl¨ªcita?)- habr¨ªa que conocerlas en detalle y los plazos dados, y compartir su obligatoriedad. No ha sido as¨ª, y por ello muchos ciudadanos est¨¢n tan irritados por la rigidez de las decisiones, que no ser¨¢n excepcionales sino permanentes.
El siempre incisivo El Roto public¨® hace semanas una premonitoria vi?eta en la que un tipo con pinta de gran ejecutivo dec¨ªa: "Tuvimos que asustar a la poblaci¨®n para tranquilizar a los mercados". La crisis es la que ha causado el d¨¦ficit y la deuda p¨²blica, no han sido el d¨¦ficit y la deuda p¨²blica quienes han tra¨ªdo la gran recesi¨®n. Para los espa?oles, Europa no era solo la tierra de las libertades, sino tambi¨¦n de los niveles de bienestar (pensiones, educaci¨®n, sanidad...) y de infraestructuras (hospitales, carreteras, I+D...) de los pa¨ªses de nuestro entorno. A partir de ahora, ?con qu¨¦ pol¨ªticas p¨²blicas se va a acortar el d¨¦ficit de convergencia real con ellos, m¨¢xime en una coyuntura larga de estancamiento? Los pa¨ªses europeos se hab¨ªan dotado de unas normas (exigentes) de flexibilidad presupuestaria -un 3% del PIB de d¨¦ficit y un 60% de deuda- que ahora son superadas por la constitucionalizaci¨®n nacional de la estabilidad presupuestaria. ?Tiene el mismo sentido el equilibrio presupuestario en un pa¨ªs rico que en otro en el que, por ejemplo, el gasto social todav¨ªa est¨¢ por debajo del de sus socios, o el capital tecnol¨®gico es sensiblemente inferior? ?C¨®mo se va a generar actividad econ¨®mica en las partes bajas del ciclo? Si se acepta que el modelo productivo espa?ol est¨¢ agotado y se aprob¨® una Ley de Econom¨ªa Sostenible para superarlo, con nuevos par¨¢metros, ?a trav¨¦s de qu¨¦ herramientas p¨²blicas se van a financiar estos?, ?con qu¨¦ nivel de inversi¨®n p¨²blica? Al llevar a la Constituci¨®n la estabilidad presupuestaria se ha establecido una prioridad absoluta sobre cualquier otra pol¨ªtica econ¨®mica, sean cuales sean las circunstancias por las que atraviese el pa¨ªs.
Lo peor de todo es que sin explicar p¨²blicamente esas restricciones, los portavoces pol¨ªticos han hecho de la necesidad virtud -se trata de asentar el Estado de bienestar, es necesario, etc¨¦tera- y tratan de convencer al resto de los ciudadanos de la bondad de las medidas adoptadas. Comulgar con ruedas de molino. Se han marcado unas reglas del juego de largo plazo por unas exigencias cortoplacistas gen¨¦ricas y el PSOE aparece lobotomizado por las circunstancias.
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