La guerra del fin del fuego
La Operaci¨®n Centinela ha desplegado en lo que va de verano a 600 militares que custodian los montes gallegos en busca de incendios de los que alertar
Desde lo alto de la sierra que separa Espa?a de Portugal a la altura de Baltar, los 15 kil¨®metros de monte que rodean el ayuntamiento ourensano se encuadran en una panor¨¢mica con un solo vistazo. A un lado del camino que sube hacia la cima, sobre una gran roca de granito, dos militares de una patrulla de la Brilat custodian la zona, prism¨¢ticos en mano, en busca de incendios de los que dar el aviso. Los soldados, a cargo del sargento Bello, charlan animadamente y bromean hasta que uno de ellos se?ala un punto en el horizonte. A unos 100 metros, un conato de humo asoma entre los ¨¢rboles. "Vamos a dar el aviso", dice rotundo.
En el coche y sobre un plano de la zona, la patrulla establece sectores y localiza el lugar exacto en el que se encuentra el fuego. Una llamada al distrito forestal alerta de la situaci¨®n
. Diez minutos despu¨¦s, una segunda patrulla entra en escena. El conato de humo ya se ha perdido entre las nubes, pero los militares se quedar¨¢n controlando "hasta que los servicios de extinci¨®n no necesiten su labor", comenta el sargento Bello.
Con este aviso, son 130 las alertas que este verano han dado las 23 patrullas de las Fuerzas Armadas que patrullan los montes gallegos. A dos semanas de finalizar, la Operaci¨®n Centinela ya ha desplegado 600 militares. "Muchos avisos no son m¨¢s que un simple conato, pero si no se alarman pueden coger una dimensi¨®n de incendio", comenta el sargento. La patrulla a su cargo lleva en pie desde las ocho de la ma?ana. Su cometido ser¨¢, hasta que llegue el relevo a las 11 de la noche, "observar, disuadir, vigilar y avisar" de posibles incendios
. Despu¨¦s del primer caf¨¦ del d¨ªa en el bar del pueblo, los soldados se suben en el 4x4 te?ido de verde militar y se ponen en marcha. Abandonan la carretera principal que atraviesa la aldea, y se pierden entre calles sin nombre y casas de piedra, m¨¢s cercanas al Ourense rural. Las viviendas y el camino asfaltado pronto quedan atr¨¢s. Comienza entonces un traqueteo continuo, y el coche desaparece tras una nube de polvo. Lo llano se hace pendiente y tras tomar un par de desv¨ªos, la patrulla llega a su destino.
El teniente Amor¨ªn, jefe de la zona de Ourense y que acompa?a hoy a la patrulla, explica el porqu¨¦ de este emplazamiento: "El punto donde estamos ahora nos permite tener un buen campo de visi¨®n de la zona". "Son muchos kil¨®metros a cubrir, as¨ª que controlar la cartograf¨ªa es fundamental", a?ade. "No puedes llamar a los servicios de extinci¨®n y decir que ves una columna de humo". En este sentido, destaca que los militares de la operaci¨®n "utilizan la instrucci¨®n que les han dado" y "se adaptan al terreno a pesar de que no fueron entrenados espec¨ªficamente para ese cometido".
La colaboraci¨®n es un pilar b¨¢sico que los miembros de la patrulla destacan. Cooperaci¨®n con la Guardia Civil, con los distritos forestales y con las patrullas de extinci¨®n. "El flujo de informaci¨®n es muy importante", destaca el sargento Bello. El teniente Amor¨ªn le secunda: "Cuando las patrullas ven algo sospechoso, informan a la Guardia Civil y ellos explican si tienen o no un veh¨ªculo localizado, por ejemplo. Nosotros no tenemos un hist¨®rico como tienen ellos". Adem¨¢s, la Guardia Civil "conoce mejor las zonas de riesgo" y puede pedir que se intensifique la vigilancia en alguna.
La patrulla considera la ayuda de los vecinos otro factor importante. "Es una labor diaria. La gente en general suele hacer comentarios", explica el sargento Bello. "Comemos en los pueblos y en todos los sitios la gente pregunta, se interesa y responde cuando se le pregunta", comenta. "Adem¨¢s, en Galicia el boca a boca funciona". En el bar del pueblo, los vecinos comentan la labor de los militares. "Toda vigilancia que venga es buena", sostiene uno de ellos. "? que l¨ªbreme Dios todo o lume que hai no monte", le responde una vecina. "Hay menos incendios, no s¨¦ si por el mal tiempo o por los soldados, pero es importante que est¨¦n ah¨ª, por lo que pueda pasar" concluye un tercero.
250 kil¨®metros diarios
En tandas de 100, los militares de las Fuerzas Armadas recorren cada d¨ªa una media de 250 kil¨®metros patrullando los montes gallegos. Solo en la provincia de Ourense, en d¨ªas de lluvia en los que es m¨¢s efectivo rondar sin rumbo que quedarse en un punto fijo, las unidades han llegado a hacer "18.000 kil¨®metros en un par de jornadas", seg¨²n el teniente Amor¨ªn, encargado de la provincia.
Cinco patrullas en A Coru?a, seis en Pontevedra y 12 en Ourense. Desde la firma del primer acuerdo en 2007, el reparto de los efectivos corre a cargo de la Xunta, al igual que la duraci¨®n del convenio. La Conseller¨ªa de Medio Rural explica que las operaciones "se centran en los periodos de mayor actividad incendiaria, que se ampl¨ªan o reducen" seg¨²n transcurra esta. "Sobre esta base", recuerda, "este a?o se establecieron dos meses", uno menos que el anterior.
A un par de semanas de finalizar la Operaci¨®n Centinela, y con 280.000 kil¨®metros patrullados, los militares del Ej¨¦rcito de Tierra y de la Armada hacen un balance positivo. El convenio entre Xunta y Ministerio del Interior no solo ha servido para avisar de posibles incendios. Los efectivos de Ourense han colaborado en la detenci¨®n de un presunto incendiario en Trives y en la b¨²squeda de un vecino desaparecido en Ri¨®s.
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