?Reformar qu¨¦?
Aunque ha costado mucho entenderlo, todos vamos aceptando que la crisis de 2008 no es una crisis que se solucione con medidas coyunturales, sino que exige reformas. Sin ellas, se repetir¨¢. Desgraciadamente, ya estamos llegando a esta situaci¨®n. Algunos pa¨ªses est¨¢n en claro peligro de reca¨ªda; otros no tenemos este peligro ya que todav¨ªa no hemos salido de la primera...
Recuerdo que hace aproximadamente un a?o escrib¨ª algo as¨ª como: "Si los Gobiernos no reforman los mercados financieros, los mercados nos van a reformar a todos". Lo he recordado estos d¨ªas. No se han reformado todav¨ªa los mercados, y ellos ya nos han reformado la Constituci¨®n.
No me opongo frontalmente a la reforma constitucional. Aumentar el rigor en los presupuestos p¨²blicos y, sobre todo, evitar la costumbre sistem¨¢tica de gastar m¨¢s de lo que se ingresa, es algo que va en la buena direcci¨®n, como deber¨ªa ser en cualquier econom¨ªa familiar o privada. El d¨¦ficit y el endeudamiento deben estar reservados a financiar seg¨²n qu¨¦ tipo de inversiones rentables y a resolver problemas de car¨¢cter coyuntural en momentos de crisis, no a vivir normalmente a cr¨¦dito. Tengo una objeci¨®n menor: no estoy seguro de que la reforma de la Constituci¨®n sea el mejor camino para conseguir este objetivo, por la rigidez que introduce en la vida pol¨ªtica. Y otra objeci¨®n m¨¢s grave: la forma como se ha hecho, fruto de las prisas y de la presi¨®n que han ejercido los mercados, pasando por Berl¨ªn y por Fr¨¢ncfort. Espero, aunque no se nos haya explicado, que ceder a la presi¨®n haya conducido a un pacto que tiene como contrapartida el compromiso de la creaci¨®n de eurobonos y el compromiso inmediato de la compra de deuda espa?ola por parte del BCE, lo que salva posibles situaciones muy peligrosas para la econom¨ªa espa?ola en las pr¨®ximas semanas y justifica, en parte, la medida.
Es urgente desendeudarse para recuperar la libertad de la pol¨ªtica y poder poner en su sitio al sector financiero
Lo que quiero poner de manifiesto es que la modificaci¨®n de la Constituci¨®n no es fruto de una decisi¨®n del Parlamento espa?ol, ni de Zapatero ni de Rajoy, ni tampoco una imposici¨®n de Merkel o de Trichet (aunque todos hayan intervenido en la cadena causal, y cada uno revindicar¨¢ sus m¨¦ritos ante su parroquia local) sino del sometimiento de todos ellos a una inexorable amenaza aparecida en el horizonte contra el euro y contra la deuda espa?ola (no solo la del Estado, tambi¨¦n la auton¨®mica, la de los bancos y la de las empresas, etc¨¦tera). Insisto: son los mercados financieros los que nos han reformado la Constituci¨®n, un documento que, aunque de forma irracional, parec¨ªa intocable para muchos de los que lo han votado. ?C¨®mo hemos llegado a esto que a algunos puede parecer incre¨ªble?
Pocos meses despu¨¦s del estallido de la crisis, se hizo una lista de reformas necesarias para solucionarla y evitar su repetici¨®n. Se escenific¨® en algunas de las primeras reuniones del G-8 y del G-20 e incluso se lleg¨® a presentarse como una reforma del capitalismo. ?Cu¨¢l es el balance de lo hecho en estos dos a?os? Se han hecho reformas en bastantes pa¨ªses, pero se ha obviado la principal, la de los mercados financieros globales. Con ello se ha producido lo contrario de lo que se esperaba: muchas de las reformas que se han hecho -algunas totalmente necesarias y justificadas- se han hecho al ritmo que han marcado los mercados y en la direcci¨®n que ellos han fijado, ya que se han hecho expl¨ªcitamente para "dar confianza a los inversores".
El escenario es pat¨¦tico: unos Gobiernos endeudados porque no se atreven a subir los ingresos deben acudir a los mercados a financiarse y son los inversores (a trav¨¦s de las agencias de rating) los que deciden qu¨¦ medidas de reforma contribuyen a dar esta confianza: reducir el gasto, disminuir el papel de los servicios p¨²blicos, pero nunca aumentar los impuestos sobre la actividad financiera ni regular estos mercados. Los Gobiernos act¨²an al dictado y se va cerrando el c¨ªrculo.
Es urgente desendeudarse para poder romperlo, pero el sacrificio que supone debe tener como objetivo recuperar la libertad de la pol¨ªtica para poner en su sitio al sector financiero. ?Qu¨¦ poco han sabido los partidos socialdem¨®cratas explicar que las reformas -que no pod¨ªan obviar- se justifican con esta finalidad! Esta falta de proyecto ha producido incomprensi¨®n y desafecci¨®n y ha beneficiado a los partidos de la derecha, en muchos casos aliados del poder financiero, y que en todo caso conviven bien con ¨¦l.
Joan Maj¨® es ingeniero y exministro.
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