Viaje a los abismos de la fotograf¨ªa
Jos¨¦ Manuel Ballester se asoma a la abstracci¨®n a trav¨¦s de sus retratos arquitect¨®nicos
Hace tres a?os, durante la edici¨®n de Arco, David Dorenbaum, un psicoanalista de Toronto, se acerc¨® a Jos¨¦ Manuel Ballester y le llev¨® a su coche. En el veh¨ªculo, Dorenbaum le puso el aria Ah! Mio cor de la ¨®pera Alcina de H?ndel. La dram¨¢tica historia de una reina abandonada por su joven amante. "Era la m¨²sica que le inspiraba mi obra", contaba ayer el artista madrile?o, ¨²ltimo premio Nacional de Fotograf¨ªa, en la sala de exposiciones Alcal¨¢ 31. "Una reina que grita desde su condici¨®n social y llora con desasosiego como mujer". La abstracci¨®n de la realidad retrata en 50 im¨¢genes de edificios art¨ªsticos o culturales como el MoMA en Nueva York o el centro proyectado por Niemeyer en Brasilia, esa dualidad del ser humano: la persona y el personaje.
"El vac¨ªo es una manera de rellenar en otra dimensi¨®n", dice el autor
Esa misma tensi¨®n es la que el arte condena a la abstracci¨®n y la figuraci¨®n, separ¨¢ndolos irremediablemente. Ballester acaba con esta divisi¨®n en una exposici¨®n que mezcla con alevos¨ªa y orden estos dos planteamientos art¨ªsticos a trav¨¦s de una recopilaci¨®n de fotograf¨ªas desde 1999, la m¨¢s antigua, hasta la actualidad. Se podr¨¢n ver en este espacio del centro de Madrid hasta el 20 de noviembre.
Ballester une concepciones y facetas del ser humano a partir de un v¨ªdeo de 10 minutos, que se proyecta en el centro de la sala principal y que el artista ha hecho con la ayuda de su hermano usando im¨¢genes de la exposici¨®n y otras que evocan su prop¨®sito, con la banda sonora de H?ndel de fondo.
"En la entrada hay una primera zona de tramas. Mallas como en la imagen Torre de televisi¨®n de Brasil, que introducen al laberinto del yo", explicaba Ballester ante la gigantesca fotograf¨ªa minutos antes de la inauguraci¨®n. El pa¨ªs sudamericano es uno de los espacios habituales de la obra del artista, cautivado, especialmente por S?o Paulo, la megal¨®polis m¨¢s poblada de Am¨¦rica.
Su pr¨®xima exposici¨®n se har¨¢ en el museo brasile?o Lasar Segall, donde el artista madrile?o, previo permiso, desmontar¨¢ el edificio para volver a decorarlo con piezas del arquitecto del lugar, Gregori Warchavchik. Una labor similar ha hecho la comisaria de la muestra, Lorena Mart¨ªnez del Corral. "Ha sido como ese anfitri¨®n que se afana en recoger la casa antes de que lleguen los invitados", dec¨ªa el fot¨®grafo.
La manera de ordenar de Ballester consiste en vaciar, despoblar, evacuar. "El vac¨ªo no es la nada, es una manera de rellenar en otra dimensi¨®n. Usando, por ejemplo, la luz, el volumen y el color", dec¨ªa el artista.
Con estos principios contin¨²a La abstracci¨®n de la realidad. En los pasillos de Alcal¨¢ 31 se desgrana la figuraci¨®n -la parte m¨¢s profunda del ser humano- con poemas visuales donde se impone el ejercicio de la geometr¨ªa abstracta. Im¨¢genes de hormig¨®n, muchas de ellas tomadas del "gran escaparate chino", como lo describe Ballester. El resultado de su fascinaci¨®n por el gigante asi¨¢tico pudo verse en 2007 en Casa Am¨¦rica, en Madrid. Centenares de fotograf¨ªas, miradas perplejas ante las nuevas construcciones, hiperarquitecturas de cuatro megaurbes: Pek¨ªn, Hong Kong, Shangh¨¢i y Zhengzhaou.
Ballester las ha utilizado para representar la intimidad. "El reflejo tiene protagonismo de manera m¨¢s profunda, casi desconocida. Es ese misterio de preguntarse: '?Qui¨¦n eres?". Sus escaleras y rampas, como la del edificio Serralves en Oporto, retratan "la superaci¨®n constante del individuo". La necesidad de dar respuesta a cuestiones cotidianas y trascendentales.
Un proceso introspectivo que, como en la mente humana, se desarrolla por etapas en la exposici¨®n. El Museo del Holocausto de Berl¨ªn que vio tras su objetivo es tan oscuro que solo se llegan a intuir sus l¨ªneas arquitect¨®nicas. "Es la angustia", desvelaba el fot¨®grafo. "La ansiedad por la respuesta se libera en el Jard¨ªn Berl¨ªn hacia el cielo". Entre los cubos mortuorios de este espacio se dibuja un avi¨®n de escape hacia ninguna parte.
La presencia humana solo se intuye a trav¨¦s de sus huellas. La parte social del hombre se dibuja en una gran imagen de R¨ªo de Janeiro. Una foto que mira hacia afuera, a la inmensidad, pero que da la oportunidad de dirigir la vista hacia el interior del edifico del que est¨¢ tomada. Una sutileza propia, tambi¨¦n, del ser humano.
Artista global
- Ballester no trabaja en exclusiva con ninguna galer¨ªa. Tiene relaciones con ocho firmas, la ¨²nica espa?ola
es la madrile?a Distrito 4.
- El artista se ocupa de sus relaciones comerciales cuando trabaja con Pek¨ªn, Toronto, Nueva York, Par¨ªs y R¨ªo de Janeiro.
- Una de sus exposiciones paradigm¨¢ticas sobre la t¨¦cnica del vac¨ªo es Espacios ocultos: despobl¨® de vida humana o animal algunos cuadros estrella del Museo
del Prado como El Jard¨ªn
de las Delicias, de El Bosco.
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