Mafalda en la guerra de Libia
La colombiana Natalia Orozco presenta en Madrid un documental sobre el rostro humano de las revueltas
En Tr¨ªpoli y en Bengasi era conocida por sus compa?eros como Mafalda. La periodista Natalia Orozco (33 a?os) renunci¨® a su contrato fijo en la NTN24 colombiana (el canal internacional de la televisi¨®n nacional) para irse de freelance a la guerra de Libia. Ha estado en el pa¨ªs africano seis veces desde que comenz¨® el conflicto en febrero y, mientras la mayor¨ªa de los medios de comunicaci¨®n se dedicaba a seguir el avance de los rebeldes y los enfrentamientos armados, ella opt¨® por irse a ver c¨®mo se trataba de construir un nuevo pa¨ªs desde la parte trasera.
El resultado de esa decisi¨®n se plasm¨® en algunos de los reportajes y noticias que enviaba a su televisi¨®n. "Los compa?eros se burlaban de nosotros porque, mientras todos los periodistas mandaban notas sobre la situaci¨®n en el frente, yo ten¨ªa un reportaje con unos m¨²sicos, con unos colectivos de mujeres, con unos universitarios que hab¨ªan montado su propia emisora de radio en ingl¨¦s, o con unos j¨®venes que cre¨ªan estar creando el primer partido pol¨ªtico de las juventudes libias. Me llamaban Mafalda", contaba ayer en Madrid, donde estaba de paso para mostrar en la Casa ?rabe, dentro de esta Semana de la Cooperaci¨®n -hoy es el D¨ªa Internacional del Cooperante-, el primer corte de su documental: Libia, desde el frente no armado.
"Los periodistas se burlaban porque llegaba con una historia de m¨²sicos"
"La noticia tambi¨¦n es contar c¨®mo y qui¨¦n construye un nuevo pa¨ªs"
Orozco, que reside ahora en Par¨ªs, decidi¨® que quer¨ªa mostrar "la verdadera Libia, la realidad de un pa¨ªs y de una poblaci¨®n hasta entonces eclipsada por la medi¨¢tica figura de un dictador y, despu¨¦s de su ca¨ªda, por el propio frente de batalla".
El resultado, a¨²n inacabado, es un emocionante y viv¨ªsimo testimonio de lo que est¨¢ ocurriendo en un pa¨ªs en guerra m¨¢s all¨¢ de la primera l¨ªnea de fuego. Es un mosaico de todas esas personas que est¨¢n impulsando el cambio sin armas pero con ideas, de todo el potencial de una poblaci¨®n eminentemente joven (el 60% de los 6,5 millones de libios tiene menos de 35 a?os) y del convencimiento de las nuevas generaciones de que este es su momento.
El documental ha sido costeado de su propio bolsillo y del de sus colaboradores, entre los que est¨¢ el c¨¢mara espa?ol ?scar Corrons, y con los fondos que lograron recaudar con una plataforma digital de crowdfunding.
"Est¨¢bamos convencidos de que la noticia tambi¨¦n era contar c¨®mo se constru¨ªa un nuevo pa¨ªs, qui¨¦nes estaban y est¨¢n detr¨¢s de esa revoluci¨®n, cu¨¢les son los ideales que les mueven y c¨®mo piensan materializarlos. Est¨¢bamos, ellos y nosotros, formando parte de un hecho hist¨®rico que estaba m¨¢s all¨¢ del frente, ten¨ªamos delante a los agentes del futuro libio, a la voluntad de un pueblo luchando por mostrarle su verdadero rostro al mundo".
"Queremos que se conozca la verdad sobre la gente libia, que no est¨¦ filtrada por una sola persona", dice a c¨¢mara un estudiante en un perfecto ingl¨¦s.
Y as¨ª es como fue seleccionando a sus personajes. Por gremios: m¨²sicos, artistas, estudiantes de pol¨ªtica, mujeres, m¨¦dicos, periodistas e intelectuales... Un conglomerado de corrientes humanas que un d¨ªa tuvieron un l¨ªder y que, en todos los casos, fue abatido en el frente. "Si hay un nexo entre las historias es que todas tienen un m¨¢rtir", explica Orozco.
Ahora, los que fueron seguidores de aquellos l¨ªderes (el periodista que decidi¨® retransmitir en directo los enfrentamientos, el m¨²sico que escribi¨® una letra revolucionaria que nunca lleg¨® a cantar, el grafitero que dibuj¨® sobre los muros de la prisi¨®n en la que los soldados de Gadafi torturaban y mataban a sus detenidos...) han montado la radio en ingl¨¦s desde la que hablar de la realidad libia que ellos viven, han creado un grupo de rap para ponerle m¨²sica a sus mensajes, o han convertido en un lienzo emblem¨¢tico aquel muro. "Todos ellos trabajan activamente y se organizan para que esas muertes no hayan sido en vano", asegura Orozco, cuyo documental evidencia la juventud de una sociedad con ganas de comerse el mundo, una poblaci¨®n urbana preparada, conocedora de los mecanismos democr¨¢ticos, deseosa de aprender y de poner en marcha un nuevo sistema pol¨ªtico que les permita acceder a todo y demostrar su potencial. "El orgullo libio es patente pero es solo un grito de dignidad. Son conscientes de que la OTAN entr¨® en un momento estrat¨¦gico y lo que ha seguido a la intervenci¨®n lo ven como un mal necesario", comenta Orozco.
-?Qu¨¦ le dir¨ªas a Mohamed si estuviera aqu¨ª? -le pregunta la periodista a un estudiante en referencia a uno de esos j¨®venes l¨ªderes convertidos en m¨¢rtires.
-Mohamed, tenemos un nuevo Gobierno; Mohamed va a haber elecciones; Mohamed podr¨¢s tener un trabajo, un buen trabajo; Mohamed, estoy haciendo mi primera entrevista en televisi¨®n; Mohamed ahora el mundo conoce a la verdadera Libia.
Diez miradas a Egipto en 120 minutos
Fue tal ¨¦xito de p¨²blico el pasado lunes que la Casa ?rabe est¨¢ buscando la manera de reponer 18 d¨ªas, un falso documental que incluye la mirada de 10 j¨®venes directores egipcios que han querido rodar, con m¨¢s voluntad que otra cosa, la llamada primavera ¨¢rabe.
Junto a unos 20 actores, seis guionistas, ocho directores de fotograf¨ªa, ocho dise?adores de sonido... Se pusieron de acuerdo para actuar con rapidez y rodar, sin presupuesto, 10 cortometrajes sobre la revoluci¨®n del 25 de enero en Egipto. Diez historias que experimentaron, oyeron o imaginaron. La cinta se present¨® en la secci¨®n oficial del pasado Festival de Cannes y esta Semana de la Cooperaci¨®n se ha proyectado por primera vez en Espa?a con la colaboraci¨®n entre la AECID (Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n Internacional y Desarrollo) y la Casa ?rabe de Madrid.
- Retenci¨®n, de Sherif Arafa. Personajes de la sociedad egipcia internos en un psiqui¨¢trico.
- La creaci¨®n de Dios, de Kamla Abu Zikri. Una joven que vende t¨¦ se une a la revoluci¨®n para huir de su vida.
- 19-19, de Marwan Hamed. Un l¨ªder revolucionario es arrestado la v¨ªspera del gran d¨ªa.
- Cuando cae el diluvio, de Mohamed Ali. Dos pobres intentan sacar provecho econ¨®mico de la revoluci¨®n sirvi¨¦ndose de fotos y banderas.
- Toque de queda, de Sherif el Bendari. Ali y su abuelo se pierden en las calles de la ciudad.
- Galletas de la revoluci¨®n, de Khaled Marei.
Un joven que estuvo en coma acude a su tienda sin conocer lo ocurrido y, asustado, se encierra 18 d¨ªas y graba todo lo que le pasa.
- Tahrir 2/2, de Mariam Abou Ouf. Dos personas que vienen de horizontes diferentes se encuentran y conocen en la plaza de Tahrir.
- Ventana, de Ahmad Abdallah. Un hombre encerrado en su habitaci¨®n reconstruye los cambios que provoca la revoluci¨®n.
- Interior / Exterior, de Yousry Nasrallah. Mona decide ir a la plaza de Tahrir. Mustaf¨¢, su esposo, se opone.
- Ashraf Seberto, de Ahmad Alaa. Un peluquero transforma su sal¨®n en hospital de campa?a.
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