Un notable en felicidad
En el a?o 2007 se public¨® un sondeo de la Encuesta Social Europea, muy serio y riguroso, seg¨²n el cual los espa?oles se otorgaban un 7,6 (sobre 10) de puntuaci¨®n media en felicidad y un 7,4 de satisfacci¨®n con la propia vida. Me pareci¨® llamativo, pues esos n¨²meros equivalen a un notable, e incluso a un notable alto.
Notable alto, hace cuatro a?os. Ahora, sin embargo, las cosas han cambiado un poco. Ahora, como es notorio, el horizonte se ha contra¨ªdo. As¨ª que no ser¨ªa de extra?ar que el estado de ¨¢nimo general hubiese empeorado. Me gustar¨ªa saber qu¨¦ resultados arrojar¨ªa hoy la encuesta. ?Toda la clase suspendida en felicidad! ?Condenada a la desdicha! ?Ay!
No es cosa de f¨¢cil enmienda, aunque se quiso incluir en el Estatuto no ya el derecho americano a the pursuit of happiness (a buscar la felicidad) -que ya resulta un poco abstracto- sino el derecho mismo a gozar de ella. Al final se desisti¨®, porque alg¨²n jurista advirti¨® de que los ciudadanos podr¨ªan exigir el cumplimiento de la ley. Los magistrados en los tribunales por m¨¢s buena voluntad que le pusieran se ver¨ªan en serios aprietos, pues cualquiera podr¨ªa presentarse en L'Hospitalet, en la Ciudad de la Justicia, y reclamar: "Tengo derecho legal a ser feliz. ?Que vuelva mi cari!". Al d¨ªa siguiente se presentar¨ªa Loquillo cantando "yo para ser feliz quiero un cami¨®n", y venga, que le den el cami¨®n. Y peor a¨²n, muchos vendr¨ªan con reclamaciones confusas: "No s¨¦, no estoy contento... ?Sabe usted, se?or juez? Siento que me falta algo". Bueno, pues vamos a ver qu¨¦ podemos hacer por usted, ?qu¨¦ es exactamente lo que necesita para ser dichoso? ?Salud, dinero, amor? "No, si de eso ya tengo". ?Entonces, qu¨¦ le falta? ?Venga, def¨ªnase que este tribunal no tiene toda la ma?ana! "Pues... no s¨¦...".
?Se mantiene la nota? ?O solo aprobamos por los pelos? ?O peor a¨²n, estamos cateados?
?No s¨¦! Y es que hablamos de un sentimiento evasivo, indefinible. Hay quien no lo toma en consideraci¨®n, lo desprecia. Recuerdo un aforismo muy rotundo de Nietzsche: "La felicidad es para las vacas y los ingleses"; es el pensamiento heroicista, el sentimiento heroico de la vida, que piensa en cosas m¨¢s altas que la dicha personal. En la c¨¦lebre primera frase de Ana Karenina Tolstoi descuenta las familias felices como tema novelesco, no le parecen literarias... Y ahora lamento no haber comprado en su d¨ªa un n¨²mero de Le magazine litt¨¦raire que vi en el expositor de la librer¨ªa y que llevaba en portada el titular "Dossier: Literatura y felicidad", y no lo compr¨¦ precisamente porque el tema no me pareci¨® interesante. L¨¢stima, porque ahora podr¨ªa salpimentar esta p¨¢gina con citas estupendas, con nombres ilustres, que la levantar¨ªan como un bomb¨¢stico sufl¨¦. Ahora, sin el recurso a Google y a los Aurea dicta, que no vale, me veo constre?ido a recurrir a una memoria llena de agujeros y desigualdades y a mis lecturas recientes... Por ejemplo, S¨¦neca recomienda la indiferencia hacia la suerte, "y desechados todos los terrores, del conocimiento de la verdad surgir¨¢ un gozo grande e inmutable". Muchos, en cambio, piensan que el conocimiento es una fruta amarga y la lucidez, una maldici¨®n. Punset en uno de sus ¨²ltimos libros define la felicidad como el trabajo sostenido en algo que te absorba y te guste, pues as¨ª no cavilas en la desdicha inherente a la condici¨®n humana y a la c¨¢rcel del yo. Tambi¨¦n en Humor, candor... dice Pla (s¨ª, es muy manido citarle pero, como he dicho, no compr¨¦ Le Magazine Litteraire) que Goethe cifra la felicidad en la limitaci¨®n, y la glosa as¨ª: "La forma de limitaci¨®n m¨¢s productiva y por tanto m¨¢s s¨®lida es la ignorancia. Ignor¨¦monos y seremos felices". Recuerdo una cuarteta de Pessoa que tambi¨¦n establece una relaci¨®n muy directa entre inconsciencia y dicha: "Casi an¨®nima sonr¨ªes/ y el sol dora tu cabello./ ?Por qu¨¦, para ser feliz/ es preciso no saberlo?". El lector intuye que esto es verdad, que coincide con lo que le dice su experiencia. Un poema de Larkin que se titula D¨ªas es igualmente encantador y ambiguo. Lo cito en versi¨®n de Dami¨¢n Alou: "?Para qu¨¦ sirven los d¨ªas?/ Los d¨ªas son donde vivimos./ Vienen y nos despiertan/ una y otra vez./ Est¨¢n para nuestra felicidad./ ?D¨®nde vivir sino en los d¨ªas?/ Ah, para resolver esta cuesti¨®n/ el m¨¦dico y el cura/ se ponen sus largos abrigos/ y con prisas recorren los campos". Dejemos la cuesti¨®n aqu¨ª, con el cura y el doctor con sus largos abrigos avanzando por los campos.
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