La historia es as¨ª
Definitivamente, Patxi L¨®pez pasar¨¢ a la historia como el lehendakari que devolvi¨® a Euskadi la Vuelta Ciclista a Espa?a. Que no se queje, la historia tiende a caricaturizar a sus personajes, y aunque haya hecho alguna cosa que crea m¨¢s importante lo que le va a marcar va a ser esto. Pues es este hito, que implica una normalizaci¨®n pol¨ªtica evidente en eso que Eguiguren llama el "arreglo vasco", y otros la "chapuza nacional", lo que permite que la serpiente multicolor -denominaci¨®n cursi donde las haya que alg¨²n locutor nacional sindicalista le puso- pueda regresar de treinta a?os de exilio.
Que no se queje si le parece poco, que la historia con singular capricho nos impone su calificaci¨®n, pues otros salieron peor parados. Por ejemplo, su correligionario, y m¨ª muy admirado, Indalecio Prieto, que pasar¨ªa a la historia por algo de lo que se arrepinti¨® mil veces, como promotor de la revoluci¨®n de Asturias. O Trotski, que luego se las dio de muy tolerante, pero que ha pasado por las fauces de la posteridad como el bolchevique que militariz¨® a los sindicatos sovi¨¦ticos. O el mismo Mussolini, que quer¨ªa pasar al futuro como el moderno C¨¦sar del nuevo estado corporativo y se qued¨® como el hombre que consigui¨® que los ferrocarriles italianos llegaran a su hora. No est¨¢ mal para Patxi "el hombre que trajo la Vuelta", pues "El Hombre que Pudo Reinar" la dejamos, por pretencioso, para el cine.
Verdaderamente ha sido muy bien recibida la Vuelta. No en vano surgi¨® aqu¨ª, y la memoria, ¨¦sta si hist¨®rica, reclamaba nost¨¢lgica aquellos tiempos en que el acontecimiento de la Vuelta romp¨ªa la triste rutina de los d¨ªas. Los colegios daban fiesta a los chavales a media tarde para ir a ver su llegada, libr¨¢ndonos oportunamente de declinar en ese momento hinc, hanc, hunc. La caravana publicitaria con un Gargant¨²a m¨¢s moderno que el del ayuntamiento daba pastillas de un suced¨¢neo de mantequilla que luego supimos se llamaba margarina, y una bruja subida en un aspirador pasaba ante nuestras narices. Y luego estaba la epopeya, la pugna entre nuestros grandes Loro?o y Bahamontes, aunque en una ocasi¨®n apareci¨® un casero que desde ni?o andaba en bici, que ni siquiera pertenec¨ªa al equipo nacional, sino al modesto equipo de la Federaci¨®n Vasco-Navarra de ciclismo, y les sac¨® un mont¨®n de tiempo y gan¨® la etapa. Aquel h¨¦roe, que pas¨® a mi cr¨®nica particular, pues no se me olvid¨®, se llamaba Aizpuru.
?C¨®mo en nombre de la patria unos canallas nos quitaron nuestras vivencias! Nos arrebataron durante a?os lo que era parte nuestra. Cu¨¢nto tiempo perdido en nombre de una fantasmal parus¨ªa, para que muchos a?os despu¨¦s se empiece a ver que tanta brutalidad y muerte no serv¨ªa m¨¢s que para sostener por la fuerza lo irracional e imposible. Sus camisetas de presoak etexera quer¨ªan chafarnos la fiesta pero no pod¨ªan, que se vayan haciendo a la idea, sin ETA no nos pueden seguir robando nada. Gran entrada en meta.
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