La habitaci¨®n partida
El 17 de marzo de 1986 Carmen Mart¨ªn Gaite tuvo un sue?o que le cont¨® a Juan Benet por carta, la ¨²ltima que se conserva de su intercambio epistolar y la que cierra este hermoso y fascinante libro, pugnaz, humor¨ªstico muchas veces, doliente otras, y siempre marcado por la diferencia: la que les separaba en la literatura y en el temperamento, y la que, en el ejercicio con frecuencia interrumpido de una correspondencia de m¨¢s de veinte a?os, les acerc¨® y m¨¢s de una vez les consolaba a ambos y les iluminaba. Esa carta de 1986 es reveladora en sus pormenores on¨ªricos de los altibajos y cari?osas suspicacias de la relaci¨®n, para Mart¨ªn Gaite siempre m¨¢s acuciante y a la postre insatisfactoria; en el sue?o, los dos compart¨ªan un cuarto, puesto o alquilado por ¨¦l para ella: "O sea que tu despacho y el m¨ªo iban a estar casi juntos, separados por aquella media pared".
Correspondencia
Carmen Mart¨ªn Gaite y Juan Benet
Edici¨®n de Jos¨¦ Teruel
Galaxia Gutenberg / C¨ªrculo de Lectores Barcelona, 2011
237 p¨¢ginas. 18 euros
Queda claro en este conjunto de 67 cartas, telegramas y tarjetas, muy bien presentado y anotado por Jos¨¦ Teruel, que Carmi?a (o Calila, sus apelativos familiares) sent¨ªa una gran admiraci¨®n por su amigo, lo que nunca le impidi¨® discrepar, tomarle el pelo zumbona o reprocharle el "bizantinismo" de su prosa, como en la muy severa carta del 7 de enero de 1973, la ¨¦poca en que ella se siente un poco dejada por el ingeniero y tal vez suspicaz de un reconocimiento que ella misma obtendr¨ªa, con mayor amplitud, a?os despu¨¦s. Benet, sobre todo en una serie de tres importantes cartas de marzo de 1965, le expone, y hay una cr¨ªtica impl¨ªcita, sus principios literarios, en buena medida divergentes. Mas no siempre se cruzan las espadas y los juicios. Con delicada franqueza se cuentan sus cuitas y sus p¨¦rdidas, no s¨®lo amorosas, y comparten con un histrionismo innato en ambos su duradera aunque enfurru?ada afici¨®n al teatro, que en Mart¨ªn Gaite se extendi¨®, incluso vocalmente, a la tonadilla, y ya en eso Benet no la acompa?¨®. Hay mucho sentido y mucha sensibilidad en la descripci¨®n de Carmi?a (18/11/65) de un bloqueo literario que sufre (la dificultad de ser "al mismo tiempo l¨²cidos y espont¨¢neos"), y mucho sarcasmo en un Benet (16/8/65) poco impresionado por la lectura entusiasta que su amiga est¨¢ haciendo de La revoluci¨®n sexual de Reich: "Desde que a los diecisiete a?os tuve un tifus de ¨®rdago mi cuerpo padece mucho m¨¢s del problema intestinal que del sexual".
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