Aquel maravilloso a?o de las resurrecciones
'Sin perd¨®n' y un tomo dedicado a 1992, ma?ana con EL PA?S por 2,95 euros
Era uno de los ¨²ltimos cartuchos que quedaban en el cintur¨®n de aquel viejo vaquero de Hollywood. Digamos que Clint Eastwood, a sus 61 a?os, no atravesaba su mejor momento; ni personal (acababa de divorciarse de Sandra Locke), ni en su aventura profesional tras la c¨¢mara. As¨ª que debi¨® acordarse de aquel guion escrito en 1976 por David Peoples que acumulaba polvo en las estanter¨ªas de Malpaso, su productora. ?Un western crepuscular para terminar la carrera? M¨¢s bien fue para convertirle en director de culto. Porque 1992 fue el a?o en el que la impresionante historia de un hombre acabado montado a lomos de un viejo caballo se convirti¨® en el resurgir de Eastwood, que se llev¨® cuatro de los nueve oscars a los que fue nominada Sin perd¨®n. Un final para volver a empezar. Ya ven, nunca se sabe.
Un renacimiento parecido al que vivi¨® ese a?o Barcelona. Los Juegos Ol¨ªmpicos lanzaron a la capital catalana a un estrellato desconocido para una ciudad que hasta entonces viv¨ªa de espaldas al mar y a la modernidad que abrazar¨ªa con fervor. Sus calles y sus noches se convirtieron en una mezcla de residentes y extranjeros que -pese a que Cobi y su amiga Petra hicieron las maletas y volvieron a alg¨²n lugar de la cabeza de Javier Mariscal-, ya no ha vuelto a desaparecer. Todav¨ªa aquellos Juegos son ejemplo cuando el COI busca nueva candidata cada cuatro a?os. ?El resultado deportivo? 22 medallas para Espa?a, 13 de las cuales fueron de oro.
La guinda deportiva del 92 cobr¨® de golpe la apariencia de un golazo que Ronald Koeman le meti¨® por la escuadra a la Sampdoria en el minuto 111 de una final en Wembley que se alargaba demasiado. La primera Copa de Europa lleg¨® a Barcelona dos meses antes de los Juegos y aquel equipo, el Dream Team de Johan Cruyff, fundar¨ªa la historia moderna del Bar?a.
Y de repente, entre una cosa y otra, uno tardaba lo mismo en volver a ver entera Sin perd¨®n que en viajar de Madrid a Sevilla. Algo m¨¢s de dos horas para asistir a la Expo, donde una especie de ave blanca con una cresta multicolor (a veces es mejor no preguntarse demasiado sobre lo que representan ciertas mascotas) recib¨ªa a centenares de miles de pasajeros que se apeaban del AVE en la flamante estaci¨®n de Santa Justa. Y entre un evento y otro, los espa?oles se movieron en un alegre vaiv¨¦n de acontecimientos de una intensidad dif¨ªcilmente repetible.
Pero con la m¨²sica de la fiesta a todo volumen, Espa?a se sumergi¨® en una crisis econ¨®mica -que vista en perspectiva y comparada con la actual parece un pic-nic- y comenz¨® a hinchar una burbuja inmobiliaria sobre la que sustentar¨ªa parte de la econom¨ªa de la siguiente d¨¦cada. La peseta se devalu¨® dos veces en apenas tres meses y el pa¨ªs sali¨® a la calle a protestar contra el decretazo.
En realidad -entonces todav¨ªa alcanzaba para pensar aquello de que siempre que llueve escampa-, Espa?a, como Eastwood, se palp¨® el cintur¨®n y logr¨® salir de aquel foll¨®n. Pero eso ya es la historia de otros a?os, otros libros y otras pel¨ªculas que tambi¨¦n podr¨¢ conseguir con EL PA?S. Ma?ana y al precio de 2,95 euros, la colecci¨®n empieza con el tomo dedicado a 1992 y en DVD un largometraje que ha trascendido g¨¦neros y ¨¦pocas: Sin perd¨®n. A partir del domingo siguiente, los libros, con el DVD en su interior, llegar¨¢n al quiosco al precio de 4,95 euros por entrega.
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