Sempr¨²n, la mirada de la memoria
El Instituto Franc¨¦s rinde homenaje al intelectual
El teatro del Instituto Franc¨¦s de Madrid se abarrot¨® ayer a ¨²ltima hora de la tarde. Hubo gente que se qued¨® en la puerta sin poder entrar. Dentro, un acto sencillo para recordar a un "gran se?or", como lo denomin¨® el embajador de Francia en Espa?a, Bruno Delaye. Un discreto homenaje a Jorge Sempr¨²n (Madrid, 1923-Par¨ªs, 7 de junio de 2011). En el escenario, su fotograf¨ªa, con sonrisa c¨®mplice y ese pelo blanco desenfadado que perfilaba su reconocida personalidad. Pero, sobre todo, su mirada. La mirada de la memoria.
Se sucedieron los recuerdos. Los de Juan Miguel Hern¨¢ndez Le¨®n, actual presidente del C¨ªrculo de Bellas Artes pero antes miembro del equipo del Ministerio de Cultura que dirigi¨® Sempr¨²n con el Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez (1988-1991). "Recuerdo aquella noche en la ¨®pera", arranc¨®. "Probablemente fui yo una de las primeras personas que supo que Sempr¨²n ser¨ªa ministro de Cultura", a?adi¨®. Y cont¨® que en el entreacto observ¨® a Javier Solana, entonces ya portavoz del Gobierno, hablando por tel¨¦fono y anotando algo en un papel que perdi¨® y que su "curiosidad" recuper¨®: solo un nombre, Jorge Sempr¨²n. Trabaj¨® con ¨¦l un a?o en el ministerio. "Una de las primeras cosas que me pidi¨® fue si le pod¨ªa conseguir las obras completas de Aza?a", dijo. "Las consegu¨ª como consegu¨ªamos tantos libros en nuestra ¨¦poca de clandestinidad universitaria -donde tambi¨¦n coincidi¨® fugazmente con Sempr¨²n, una referencia en la resistencia pol¨ªtica para muchos estudiantes de entonces-, a trav¨¦s de Jes¨²s Ayuso, propietario de la librer¨ªa Fuentetaja". Luego ley¨® un fragmento de una de las grandes novelas autobiogr¨¢ficas del escritor, Le grand voyage (El largo viaje), donde narra el viaje de cinco d¨ªas en tren con cientos de detenidos camino del campo de concentraci¨®n de Buchenwald.
Unos p¨¢rrafos que arrancaban con una pregunta: "?Qu¨¦ clase de vida se puede hacer en un campo de concentraci¨®n?", y terminaban con un recuerdo n¨ªtido: "Ese fue el d¨ªa que vi morir a los ni?os jud¨ªos". Y, de un plumazo, dej¨® all¨ª uno de los retazos de la intensa vida del intelectual espa?ol. Casualmente, Rosa Re-g¨¤s, que prosigui¨® con sus recuerdos, eligi¨® la misma obra, aunque otras p¨¢ginas. La escritora catalana ensalz¨® "dos grandes cualidades" de Sempr¨²n, a quien defini¨® como "una persona completa" y con quien comparti¨® amistad. "Compromiso y un inmenso sentido del humor", dijo.
Y record¨® algunas de sus grandes frases, como aquella que le susurr¨® al o¨ªdo durante la entrega de un importante premio literario del que eran jurado. El galardonado se present¨® vestido con unos guantes de Hilda ante la burgues¨ªa barcelonesa y comenz¨® a hablar de s¨ª mismo. Entonces Sempr¨²n se acerc¨® al o¨ªdo de Reg¨¤s y le dijo: "Rosa, Rosa, este pa¨ªs no tiene soluci¨®n". Luego proyectaron uno de los filmes que guioniz¨®: Stavisky. Y la mirada de Sempr¨²n volvi¨® a ser la mirada de la memoria.
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