Palestina y la ONU
Comienza una larga batalla diplom¨¢tica sobre el ingreso de la AP como Estado independiente
Mahmud Abbas puso ayer sus cartas sobre la mesa. El presidente de la Autoridad Palestina (AP) pedir¨¢ la admisi¨®n de Palestina como Estado independiente n¨²mero 194 de la ONU. Los obst¨¢culos que se alzan ante ese prop¨®sito, sin embargo, son de una magnitud formidable.
La semana pr¨®xima la AP presentar¨¢ la petici¨®n de ingreso como Estado ante el Consejo de Seguridad y Washington vetar¨¢, cumpliendo con los intereses de Israel, cualquier resoluci¨®n favorable a la organizaci¨®n. La AP tendr¨¢ entonces que dirigirse a la Asamblea General, donde no hay derecho de veto, para pedir a los Estados miembros que se pronuncien sobre la cuesti¨®n. Y aunque hay una amplia mayor¨ªa -no menos de 130 Estados- favorable a la posici¨®n palestina, normalmente, solo podr¨¢ conceder algo de lo que se demanda: la elevaci¨®n del estatuto de la AP -es organizaci¨®n no estatal con car¨¢cter de observadora- a Estado, pero tambi¨¦n ¨²nicamente como observador, sin derecho a voto. Parece probable que la parte palestina deba conformarse con ese premio de consolaci¨®n. Pero las cosas a¨²n podr¨ªan ser mucho peores.
El Gobierno de Benjam¨ªn Netanyahu, ante la evidencia de que algo hab¨ªa que hacer y tras varios meses de lucha entre bastidores contra la iniciativa de la AP, admitir¨ªa que se elevara el estatuto palestino en la ONU, pero sin llegar al reconocimiento como Estado. Y eso carece hoy de formulaci¨®n te¨®rica, por lo que, absurdamente, habr¨ªa que inventar una nueva forma de pertenecer a la ONU. Y lo peor es que la jefa de la diplomacia de la UE, la brit¨¢nica Catherine Ashton, apoya sin encomendarse a Dios ni al diablo ese movimiento, mientras Francia y Espa?a est¨¢n solicitando a los 27 la plena aceptaci¨®n de esa condici¨®n de Estado, aunque solo sea como observador, para Palestina. Una propuesta israel¨ª en los procelosos t¨¦rminos anteriores solo ser¨ªa una maniobra encaminada, como acostumbra el Gobierno del Likud, a perder tiempo. La posici¨®n franco-espa?ola, en cambio, si va respaldada, como ofrec¨ªa repetidamente ayer Abbas en su alocuci¨®n de Ramala, por la reanudaci¨®n de conversaciones de paz, podr¨ªa constituir un avance.
La admisi¨®n de Palestina como Estado -en palabras de Abbas, sobre un territorio basado en las fronteras anteriores a la guerra de 1967- podr¨ªa tener m¨¢s consecuencias. Dar¨ªa a la AP la posibilidad de ingresar en otras agencias de la ONU y, en especial, llevar a Israel ante el Tribunal Internacional de La Haya por la colonizaci¨®n de Cisjordania y Jerusal¨¦n Este, que el derecho internacional condena sin paliativos. Resulta necesario comprender el temor de Israel a que esto suceda. La iniciativa franco-espa?ola exige por ello garant¨ªa absoluta de que la AP renunciase a ejercer ese derecho.
Si Israel rechaza sistem¨¢ticamente toda propuesta de modificaci¨®n del estatuto palestino estar¨¢ diciendo sin matices que la ¨²nica paz que persigue es la de los vencedores.
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