La hora del capital bancario
En estos d¨ªas se vuelve a hablar de la necesidad de recapitalizar la banca europea. Las declaraciones de Christine Lagarde, directora gerente del FMI, sugiriendo esta necesidad de recapitalizaci¨®n, aunque matizadas posteriormente, han azuzado el debate. Adem¨¢s, la situaci¨®n de la deuda griega ha generado una tensi¨®n considerable en la Eurozona con implicaciones para la solvencia de la banca europea. Por ejemplo, Alemania parece tener planes para amortiguar el golpe sobre la solvencia de sus bancos y, por otro lado, un medio noqueado sector bancario franc¨¦s maltratado por las Bolsas debe actuar de forma inminente para aumentar la confianza en su solvencia. La reacci¨®n francesa y alemana, en todo caso, ser¨¢ solo el comienzo de una serie de rondas de un complejo juego con implicaciones para toda Europa, y es muy importante que, desde Espa?a, se consideren los escenarios que implican este juego de recapitalizaciones.
Espa?a debe demostrar que somos un alumno muy aplicado en la reforma del sector bancario europeo
Si hemos aprendido algo del pasado deber¨ªamos saber ya que, al margen de la acci¨®n de cada pa¨ªs, debe existir una coordinaci¨®n europea. El principal elemento para evitar males mayores en esta delicada situaci¨®n del sector bancario de la UE es dar un soporte adecuado para cubrir eventuales p¨¦rdidas. Se trata de un backstop, un sistema de garant¨ªas de un montante suficiente como para enfrentarse a los escenarios m¨¢s adversos. Evidentemente, la filosof¨ªa de este backstop es evitar precisamente que se llegue a esos escenarios, se?alizando ante los especuladores que se conf¨ªa en la solvencia de los pa¨ªses europeos y de sus bancos y que, por eso, se garantiza casi cualquier eventualidad. Una ampliaci¨®n del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), sin ser una soluci¨®n perfecta, podr¨ªa desempe?ar este papel. Desde hace m¨¢s de cuatro a?os, y con particular intensidad en las ¨²ltimas semanas, el Banco Central Europeo ha estado facilitando la liquidez en un contexto de m¨¢xima tensi¨®n y desconfianza. El problema es que estas medidas, aun siendo necesarias para el urgente problema de liquidez de corto plazo, pueden estar generando riesgo moral, dado que se est¨¢ facilitando liquidez a entidades financieras con niveles muy dispares de solvencia. Esta mezcla no favorece la discriminaci¨®n necesaria entre entidades y aplaza la necesidad de elevar los recursos propios en muchas de ellas, lo que debilita al conjunto del sistema frente a los especuladores. Ahora, el imperativo del refuerzo de la solvencia se hace cada vez m¨¢s evidente. M¨¢s a¨²n cuando la experiencia hist¨®rica de crisis financieras sugiere que los mecanismos de acci¨®n temprana (prompt corrective action), disciplinando, aportando capital y ayudando a discriminar entre entidades con distintos niveles de solvencia son muy eficaces para recuperar la confianza e, incluso, reactivar el cr¨¦dito.
Otro ingrediente fundamental para dar el adecuado soporte y profundidad a la recapitalizaci¨®n en Europa es que esta vaya acompa?ada de una reestructuraci¨®n y saneamiento de sus sectores bancarios. En este contexto, Espa?a podr¨ªa estar en mejores condiciones, porque en nuestro pa¨ªs la reestructuraci¨®n comenz¨® hace ya dos a?os. Ahora, algunos de los pa¨ªses europeos que empezaron la casa por la ventana (no ten¨ªan otro remedio entonces) con considerables inyecciones de capital en los rescates que siguieron a la quiebra de Lehman comprueban que recapitalizar sin reestructurar solo es una soluci¨®n de corto plazo. Esta misma semana, un mensaje de Twitter de Financial Times son¨® a confirmaci¨®n de esta necesidad ya de largo esperada: time to reform European banks. Pero el mensaje encerraba algo m¨¢s. Supervisores e industria bancaria saben que el negocio financiero est¨¢ cambiando de forma dr¨¢stica. La banca poscrisis ser¨¢ un negocio de escasos m¨¢rgenes, con estricto control regulatorio, una actividad algo m¨¢s aburrida incluso, pero llegar a ese punto de estabilidad financiera y de crecimiento menos agresivo del negocio bancario requiere reestructuraci¨®n. No hay espacio para tantos operadores y es preciso incrementar la eficiencia. Los inversores en banca tendr¨¢n, en mi opini¨®n, un perfil m¨¢s conservador y menos arriesgado, Pero si la recapitalizaci¨®n no va acompa?ada de reestructuraci¨®n, los especuladores seguir¨¢n al acecho, porque en lugar de un negocio m¨¢s aburrido y protegido ver¨¢n un negocio menguante y d¨¦bil.
La situaci¨®n de Grecia, la crisis institucional de gobernanza europea y la debilidad de la banca francesa hacen de la recapitalizaci¨®n -y esperemos que tambi¨¦n de la reforma- de los sectores bancarios europeos una cuesti¨®n urgente que, de confirmarse el desastre griego, dar¨ªa inicio a una serie de impactos.
Hagamos algunas hip¨®tesis sobre lo que podr¨ªa acontecer. En todo caso, no creo que sea poner la venda antes que la herida, ante la elevada probabilidad de impago griego y la elevada probabilidad de alguno de los escenarios. En una primera fase, Francia y Alemania, probablemente entre otros pa¨ªses, emprender¨ªan recapitalizaciones m¨¢s o menos unilaterales para amortiguar el golpe del accidente financiero. Las siguientes rondas consistir¨ªan en que los pa¨ªses con una menor exposici¨®n directa a Grecia, pero con serios desequilibrios macroecon¨®micos, tengan que decidir, por el efecto contagio, cu¨¢nto y c¨®mo deben recapitalizar sus sectores bancarios. Espa?a, que podr¨ªa entrar en ese grupo de pa¨ªses, est¨¢ precisamente inmersa en un proceso de recapitalizaci¨®n y convendr¨ªa preguntarse si es oportuno reforzarlo.
Ahora, nuestro pa¨ªs juega con la ventaja del acierto de haber acometido la reestructuraci¨®n del sector y de tener establecidos los mecanismos para profundizar en ella si es preciso. Y el mantenimiento de esa ventaja depender¨ªa, en mi opini¨®n, de que las entidades financieras espa?olas se pudieran reforzar adecuadamente con capital. Ya lo han hecho en gran medida durante este proceso de reordenaci¨®n, pero ahora podr¨ªan concurrir nuevas circunstancias que invitar¨ªan a reflexionar, si llegara el caso, sobre la necesidad de aprovechar el m¨¢s que probable tir¨®n europeo y unirse, en esta ocasi¨®n s¨ª, a las recapitalizaciones. Una de estas circunstancias es simplemente una cuesti¨®n de percepci¨®n relativa. En particular, si los inversores, que siguen pidiendo m¨¢s capital para el sector bancario espa?ol, observan que este se eleva en otros sectores bancarios nacionales y Espa?a no lo hace. Otra raz¨®n para considerar aportar m¨¢s recursos propios all¨ª donde es necesario es que los inversores est¨¢n injustamente confundiendo las entidades con problemas con el conjunto del sistema en un entorno din¨¢mico de debilidad macroecon¨®mica en nuestro pa¨ªs que no ayuda y que puede generar deterioros financieros adicionales y desconfianza. Esta circunstancia es especialmente sangrante cuando muchos bancos y cajas -particularmente estas ¨²ltimas- que han hecho un importante esfuerzo por la eficiencia y reordenaci¨®n tienen problemas para atraer a inversores porque la parte a veces se confunde con el todo.
Todos los shocks y perturbaciones que ha dado esta crisis tanto en Europa como en EE UU han tenido varias rondas, y el ¨²nico lenguaje que se entiende en el nuevo horizonte de estabilidad financiera es la necesidad de reforzar la solvencia con capital de primera categor¨ªa. Conviene, por tanto, estar prestos para adelantarse a las circunstancias, y m¨¢s ahora, cuando el escenario macroecon¨®mico internacional no ayuda y a las expectativas defraudadas sobre el crecimiento europeo y estadounidense se les une el temor a una nueva crisis que tambi¨¦n podr¨ªa llegar a los pa¨ªses emergentes. Por tanto, cuanto antes, Espa?a debe demostrar que somos un alumno muy aplicado en el proceso de reforma del sector bancario europeo. Por ello, sin titubeos, es la hora del capital bancario.
Santiago Carb¨® Valverde es catedr¨¢tico de An¨¢lisis Econ¨®mico de la Universidad de Granada.
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