Corregir el desaguisado
La reforma constitucional solo ser¨ªa asumible en el marco de un federalismo fiscal europeo. Esa es la batalla que los ciudadanos de la UE tienen que dar. El Gobierno no ha explicado sus decisiones en esa direcci¨®n
Uno.- Es de sentido com¨²n sostener que un exceso de deuda producida por una sucesi¨®n de d¨¦ficits excesivos, ya sea por demas¨ªa en el gasto o disminuci¨®n del ingreso o ambas cosas, es negativo para cualquier pa¨ªs. Coloca a este en manos de los acreedores y una parte sustancial de su riqueza se desliza por el sumidero del pago de los intereses de la deuda. Ahora bien, dejando a un lado los variados errores cometidos, que nos han colocado en mala situaci¨®n ante la crisis, muchos se preguntan si la mejor medida para hacer frente a este fracaso es una reforma de la Constituci¨®n en los t¨¦rminos planteados por el pacto PP/PSOE. Es cierto que durante el mes de agosto el ataque de los mercados arreci¨®, llevando el diferencial con el bono alem¨¢n al borde del precipicio del temido rescate.
La medida no calmar¨¢ a los mercados porque lo preocupante es que no crece nuestra econom¨ªa
Da grima leer que millonarios extranjeros claman pidiendo que les suban los impuestos
Tambi¨¦n es verdad que si la soga se afloj¨® fue debido a la intervenci¨®n del Banco Central Europeo, que compr¨® bonos espa?oles e italianos. Ahora bien, a la primera cuesti¨®n a la que convendr¨ªa responder ser¨ªa: ?Por qu¨¦ los famosos mercados atacan la deuda espa?ola si esta es una de las m¨¢s bajas de Europa? Se responder¨¢, con raz¨®n, que el descontrol espa?ol no radica en la deuda p¨²blica, sino en la privada, y que, en cierto sentido, ambas forman un todo. Pero, en este caso, la reforma de la Constituci¨®n no incide en la deuda privada sino, ¨²nicamente, en la de las Administraciones p¨²blicas. Me temo, pues, que la medida no calme a los mercados, porque para los inversores-acreedores lo preocupante es que nuestra econom¨ªa no crece lo suficiente, ni ven claro qu¨¦ vamos a hacer para que crezca.
No creo que un cambio constitucional, con efectos a partir de 2020, sea suficiente. Lo que ven es que el consumo no tira debido al paro, la precariedad laboral y la reducci¨®n de sueldos, y que la inversi¨®n sigue estancada por falta de cr¨¦dito y de acci¨®n p¨²blica.
Dos.- Hay que estar muy seguro de que es imprescindible la reforma constitucional para salir del atasco, pues el estropicio ha sido considerable. Se han roto algunos consensos en que se fundament¨® la Constituci¨®n de 1978, no solo con partidos que entonces la sostuvieron -CiU, PCE, etc¨¦tera-, sino tambi¨¦n con los sindicatos y otras fuerzas sociales, que fueron decisivas para alcanzar esta Carta Magna. Se ha erosionado la democracia al plantear una contrarreforma al final de una legislatura, deprisa y corriendo, sin consultar con nadie, a la tr¨¢gala, dando la impresi¨®n de que ha sido una imposici¨®n de poderes for¨¢neos, como condici¨®n para seguir comprando bonos espa?oles.
Porque la situaci¨®n excepcional que se aduce para justificar la premura no es de ahora. Hace tiempo que Espa?a est¨¢ en situaci¨®n de alto riesgo, al que no han sabido responder ambos partidos. Y, por ¨²ltimo, se desconcierta de nuevo al sufrido pueblo de la izquierda, al que no se le explican las cosas de manera razonable y ya no sabe si bajar o subir impuestos es de derechas o de izquierdas; si el d¨¦ficit o la deuda es de derechas o de izquierdas. Debate a todas luces absurdo pues, l¨®gicamente, todo depende de c¨®mo se hagan esas cosas y para qu¨¦, hoy en la nebulosa.
Tres.- El argumento para conseguir que el personal se trague el marr¨®n es que no hab¨ªa m¨¢s remedio, que o el tr¨¢gala o el desastre. Este tipo de razonamiento es la mayor prueba del fracaso, dado que el arte de gobernar consiste en colocarse en una posici¨®n que te permita escoger entre m¨¢s de una opci¨®n y no todas p¨¦simas. Adem¨¢s, es poco cre¨ªble que este cambio constitucional fuese la ¨²nica opci¨®n. Se pod¨ªa haber hecho a trav¨¦s de una ley, que permite flexibilidad y cuantificaci¨®n. Se pod¨ªa haber caminado hacia un aumento de los ingresos, v¨ªa impuestos a los m¨¢s pudientes y en otros tributos, que permitiese mayores inversiones con el fin de reactivar la econom¨ªa. En el fondo, la constitucionalizaci¨®n del "anti-keynesianismo" -si se me permite la expresi¨®n- es la manera de eludir la gran cuesti¨®n de la fiscalidad, con el mensaje de que como no estamos dispuestos a subir los impuestos, ni atacar en serio el fraude fiscal, ni acabar de una vez con los para¨ªsos fiscales, la ¨²nica salida es echar el cierre al candado del gasto y primar el pago de la deuda por encima de cualquier otra obligaci¨®n. Da grima leer que millonarios franceses, alemanes, italianos, americanos -?para cu¨¢ndo los espa?oles?- claman pidiendo que les suban los impuestos, y es una verg¨¹enza que el m¨¢s rico de todos, en un gesto de sinceridad, denuncie que mientras ¨¦l paga al fisco el 17% de sus rentas, muchos de sus empleados pagan el 30%. Hasta aqu¨ª ha llegado la degradaci¨®n.
Cuatro.- Nadie defiende que la deuda o el d¨¦ficit sean buenos. A m¨ª, por ejemplo, me gustan unas cuentas saneadas. Pero soy consciente de que alcanzar un cierto equilibrio presupuestario, mantener el Estado de bienestar y converger con los pa¨ªses avanzados de Europa es inviable sin un potente sistema fiscal y sin un crecimiento sostenido de la econom¨ªa. Cuestiones ambas de las que Espa?a carece hoy por hoy. Y tanto para los Estados como para las empresas el cr¨¦dito y cierto nivel de deuda son imprescindibles para poder financiarse y crecer. Por eso, atarnos a un d¨¦ficit del 0,40% del PIB, del 0,26% el Gobierno, del 0,14% las comunidades aut¨®nomas y 0% los Ayuntamientos resulta muy arriesgado, si no se garantiza un "sustituto" a nivel europeo.
Nosotros no somos Alemania ni Francia. No tenemos un sistema productivo tan potente y dedicamos 10 puntos menos en gastos sociales, en t¨¦rminos de PIB. Nos ponemos un dogal que nos har¨¢ dif¨ªcil converger con esos pa¨ªses y que puede ser irreversible, si pensamos en la mayor¨ªa necesaria para modificar la reforma -3/5 para la Constituci¨®n- y no creo que la derecha est¨¦, en el futuro, por la labor. Esta ha conseguido, en el ¨²ltimo minuto, el pacto que le interesa y no el de Estado que se ten¨ªa que haber forzado hace a?os. Ya s¨¦ que la reforma contempla excepciones, como es el caso de situaci¨®n de recesi¨®n, pero Espa?a puede no estar en recesi¨®n y, sin embargo, crecer por debajo de lo imprescindible, como ocurre en este momento y, quiz¨¢, durante alg¨²n tiempo.
Cinco.- Un planteamiento aceptable hubiese sido enmarcar el control estricto del d¨¦ficit/deuda en una propuesta europea. Es decir, que los pa¨ªses del euro se comprometiesen a esta u otra reforma similar a cambio de una "mutualizaci¨®n de la deuda" por medio de la emisi¨®n de eurobonos y el aumento sustancial del presupuesto de la Uni¨®n, suficiente para hacer una pol¨ªtica fiscal expansiva en el ciclo bajo de la econom¨ªa y poder suplir a los Estados en dificultad.
Porque, adem¨¢s, nuestra reforma no servir¨¢ si no la hacen los dem¨¢s pa¨ªses europeos, pues nuestros problemas dependen de lo que ocurra, tambi¨¦n, en Italia o Grecia. Lo que no es razonable es que se nos coloque en una situaci¨®n de p¨¦rdida de "soberan¨ªa" fiscal sin haber creado los instrumentos europeos comunes que suplan esa p¨¦rdida. En el caso del euro, cedimos las pol¨ªticas monetarias nacionales a una entidad de la Uni¨®n que debe velar por el inter¨¦s com¨²n; ahora estamos renunciando a una parte sustancial de la "soberan¨ªa" fiscal -una clave de todo Presupuesto es fijar el d¨¦ficit- sin tener los instrumentos de la Uni¨®n que asuman las necesidades de crecimiento comunes.
As¨ª pues, estamos en una situaci¨®n de transici¨®n o vac¨ªo harto delicada. En una palabra, la medida adoptada solo ser¨ªa asumible en el marco de un federalismo fiscal europeo. Nada de esto, de momento, est¨¢ garantizado, ni el Gobierno ha explicado sus decisiones en esta direcci¨®n. Nos quedamos en la simpleza de que hay que calmar a los mercados. Conseguir ese "federalismo" es la batalla de los ciudadanos europeos con el fin de corregir el desaguisado.
Nicol¨¢s Sartorius es vicepresidente ejecutivo de la Fundaci¨®n Alternativas.
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