Y en esas lleg¨® Perianes
El ambiente era distendido en estos conciertos de comienzo de temporada. El p¨²blico estaba predispuesto a pas¨¢rselo bien en el reencuentro con las grandes orquestas y directores de los ciclos de Iberm¨²sica. Hubo muy buena entrada el mi¨¦rcoles y se llen¨® el Auditorio ayer. La Reina de Espa?a no falt¨® a la segunda cita de su admirado Zubin Mehta.
La Filarm¨®nica de Israel y Zubin Mehta forman una de esas parejas trascendentales de la historia orquestal del ¨²ltimo siglo. O de los ¨²ltimos 75 a?os, si se quiere. Mehta naci¨® en Bombay en 1936, el mismo a?o en que la orquesta comenz¨® una andadura que ahora celebra con una gira en septiembre por Londres, Lucerna, Par¨ªs, Bucarest, Dresde, Mil¨¢n, Madrid, Verona, Tur¨ªn, Bonn y otras ciudades europeas. En Madrid actuaron por primera vez juntos en 1979, con una Quinta de Mahler impresionante, de las que no se olvidan. La orquesta est¨¢ en la actualidad bastante lejos de sus mejores momentos, pero conserva un carisma especial. Tal vez sea el m¨¦dico Mehta el que la mantiene saludable. El director indio no envejece. Su gesto es preciso, ordenado, comunicativo, seguro, incluso predecible -en el mejor sentido del t¨¦rmino-. Y as¨ª logran juntos resultados art¨ªsticos de alto nivel en p¨¢ginas como el Capricho espa?ol de Rimski Korsakov, y consiguen una lectura s¨®lida, m¨¢s brillante que psicol¨®gica, de la Cuarta de Chaikovski. La compenetraci¨®n entre orquesta y director es admirable. Fruto de la experiencia, desde luego -de las 22 veces que la orquesta ha actuado en Madrid con Iberm¨²sica, solamente dos conciertos no los ha dirigido Mehta-, pero tambi¨¦n de algo m¨¢s. Ese algo m¨¢s queda definido por el afecto, la admiraci¨®n mutua y un mismo concepto musical.
Toc¨® como los ¨¢ngeles, con una naturalidad casi milagrosa
Y en esas lleg¨® Perianes, un pianista joven, vital, de una sensibilidad arrolladora. Para la orquesta fue un elixir. Toc¨® como los ¨¢ngeles, con una naturalidad casi milagrosa, con pasi¨®n contenida, con un perfume musical lleno de evocaciones. Sus Noches en los jardines de Espa?a, de Falla, vienen despu¨¦s de una indagaci¨®n admirable en Blasco de Nebra, en la "m¨²sica callada" de Mompou o en los impromptus de Schubert. Se nota la herencia de sus dedicaciones anteriores. Palpita en su manera de tocar la m¨²sica desde las ra¨ªces. Su Falla late frase a frase a flor de piel, desprendiendo a la vez sencillez y misterio. ?Qu¨¦ m¨¢s se puede pedir?
Tuvo el programa de ayer un toque espa?ol permanente. Quiz¨¢s en El Corpus Christi en Sevilla, de Alb¨¦niz, yo habr¨ªa preferido la orquestaci¨®n de Francisco Guerrero a la de Fern¨¢ndez Arb¨®s -cuesti¨®n de gustos, ya lo s¨¦-. En Triana hubo momentos en los que la orquesta son¨® a banda de pueblo, con todos los respetos. El Debussy de Iberia fue anodino y el Rimsky-Korsakov, ya se dec¨ªa m¨¢s arriba, imponente. El d¨ªa anterior, la lectura de los Preludios de Liszt fue encomiable, y el bis de Prokofiev superficialmente apabullante. Con unas y otras cosas los conciertos resultaron entretenidos. El curso de Iberm¨²sica ha comenzado. Bienvenido sea.
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