Pirater¨ªa y seguridad mar¨ªtima
El secuestro del buque Mattheos vuelve a poner sobre la mesa una nueva realidad internacional: los actos de pirater¨ªa y la seguridad mar¨ªtima. Por pirater¨ªa se entiende un acto il¨ªcito de violencia, detenci¨®n o de depreciaci¨®n cometido a t¨ªtulo privado para una finalidad personal mediante la utilizaci¨®n de un buque. As¨ª lo define la Convenci¨®n de Ginebra de 1958. M¨¢s tarde, se redefine la pirater¨ªa de forma m¨¢s precisa y se exigen cuatro condiciones: ser cometido en alta mar, o sea m¨¢s all¨¢ de las 12 millas; realizarlo con violencia; que el buque pirata haya de ser civil; y que el ataque deba de poseer una finalidad privada. Posteriormente se matiza y se a?ade que se considera pirater¨ªa tambi¨¦n los supuestos en los que las tentativas no hayan sido culminadas.
Estos actos tienen consecuencias catastr¨®ficas para la econom¨ªa internacional
Los actos de pirater¨ªa comienzan a tener relevancia a finales de los a?os setenta del pasado siglo, contabiliz¨¢ndose entre 1984 y 2007 un total de 4.439 intentos ciertos y fallidos. Bien es verdad que la cifra ha de ser mayor porque para que se apunte en las estad¨ªsticas han de ser comunicadas a la Organizaci¨®n Maritima Internacional (OMI) y al International Bureau Maritime (IMB) y, claro est¨¢, tanto la discreci¨®n por parte de los armadores (para conservar su buena reputaci¨®n) como la negociaci¨®n discreta con los piratas y el pago consiguientes, hacen que, en ocasiones, ciertos actos no hayan sido registrados.
Pero las verdaderas cuestiones que explican la proliferaci¨®n de estos actos vienen reflejadas en los siguientes apartados. En primer lugar, la reducci¨®n de la presencia militar en el mar ha ido dejando espacios muy amplios sin control, favoreciendo la irrupci¨®n de grupos de asaltantes. En segundo lugar, la vulnerabilidad aumenta desde las zonas pol¨ªticas m¨¢s inestables, donde las oportunidades de burlar el derecho y las supervisiones son m¨¢s f¨¢ciles. En tercer t¨¦rmino, los piratas se benefician de las casi-inmunidad sobre el mar, en donde todav¨ªa vamos con retraso en normativas y planes de actuaci¨®n. Y finalmente, la proliferaci¨®n de armas, por medio de mercados abiertos, permite aumentar las posibilidades de conflictos.
Las zonas de conflicto est¨¢n bien delimitadas y determinadas. Tanto el estrecho de Malaca como el ¨¢rea americana del Caribe han ido dejando sus lugares hegem¨®nicos a las costas del oeste de ?frica y del este de Asia y Oc¨¦ano ?ndico. Y en la actualidad son las aguas pr¨®ximas al golfo de Ad¨¦n y Somalia, por una parte, y el golfo de Guinea, por otra, las que concentran el mayor n¨²mero de actos de pirater¨ªa mar¨ªtima.
Profundizando en las caracter¨ªsticas de estas zonas podemos entresacar algunas diferencias. Por ejemplo, en el golfo de Ad¨¦n, los piratas son esencialmente pescadores; la finalidad es fundamentalmente econ¨®mica, cifr¨¢ndose en la obtenci¨®n de un buen rescate; los actos son cometidos fuera de las aguas nacionales; los actos se efect¨²an en una zona de alta densidad de tr¨¢fico mar¨ªtimo; y posee una amplia repercusi¨®n medi¨¢tica internacional. Por el contrario, en el golfo de Guinea, los rasgos m¨¢s sobresalientes son: los piratas pertenecen a mafias que exigen reivindicaciones pol¨ªticas concretas; en ocasiones, llevan aparejadas din¨¢micas de destrucci¨®n de buques y de la carga a bordo; las operaciones de pirater¨ªa pueden efectuarse en aguas territoriales; est¨¢n ligadas a las l¨ªneas mar¨ªtimas regulares; y se manifiesta una indiferencia internacional en lo que se refiere a la repercusi¨®n en los medios de comunicaci¨®n.
A la luz de estas reflexiones, los actos de pirater¨ªa mar¨ªtima no solo ponen en peligro la supervivencia de los tripulantes, sino que tienen consecuencias catastr¨®ficas para la econom¨ªa internacional; y m¨¢s en concreto, a la econom¨ªa suministradora de energ¨ªa.
De ah¨ª que se pueda concluir que la geoeconom¨ªa ha suplantado parte de la relaci¨®n entre Estados. En un mundo globalizado, la interdependencia se convierte en una cuesti¨®n relevante de las relaciones interestatales. Por eso, emerge la necesidad de abordar la seguridad en los aprovisionamientos; los instrumentos de soberan¨ªa y la garant¨ªa de los tr¨¢nsitos mar¨ªtimos.
Mis sugerencias van en el sentido de controlar ciertas v¨ªas mar¨ªtimas energ¨¦ticas; de santuarizar determinados mares y de se?alar aquellos "arcos de inestabilidad". Las operaciones llevadas a cabo en los ¨²ltimos a?os como la Atalante, desde diciembre de 2008, son el inicio de una mejor y necesaria actuaci¨®n intergubernamental.
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