Los presos, a Gernika
Un peque?o paso que podr¨ªa ser decisivo si Batasuna exige a ETA la retirada unilateral
La adhesi¨®n del grueso de los presos de ETA a la Declaraci¨®n de Gernika, firmada hace un a?o por los partidos componentes de Bildu, m¨¢s Aralar y otras formaciones menores, puede analizarse desde dos perspectivas: la de las relaciones entre los presos y la direcci¨®n de la banda y la del pulso soterrado entre esa direcci¨®n y la de la izquierda abertzale.
La declaraci¨®n inclu¨ªa una serie de contrapartidas al fin de la violencia relacionadas con las demandas de los presos, con la novedad de plantearlas desde el respeto a la legalidad, lo que iba en contra de la l¨ªnea marcada por ETA. Los presos partidarios del fin inmediato del terrorismo (concentrados en Nanclares) pidieron enseguida su adhesi¨®n a la declaraci¨®n.
La direcci¨®n de la banda ha intentado desde entonces evitar que esa actitud se extendiera a la mayor¨ªa de los reclusos. El comunicado de los presos conocido ayer rinde cuenta del debate desarrollado entre ellos y ofrece como resultado del mismo una interpretaci¨®n de la declaraci¨®n de la que desaparece la referencia a los procedimientos legales y en la que se rechaza la b¨²squeda de "salidas individuales", en referencia impl¨ªcita a los de Nanclares, que han aceptado presentar sus demandas de manera individual, como marca la ley. Es a esa interpretaci¨®n, adornada con la ret¨®rica triunfalista tradicional, a la que se adhiere el colectivo de presos.
Si eso fuera todo, la relevancia del hecho ser¨ªa escasa y se limitar¨ªa a un intento de los jefes de ETA de imponer su autoridad en las c¨¢rceles. Pero la Declaraci¨®n de Gernika se diferenci¨® de otras similares en que la tregua que ped¨ªa a ETA se planteaba "como expresi¨®n de la voluntad de un definitivo abandono de la actividad armada". Ese a?adido le parec¨ªa demasiado comprometido a esos jefes de la banda, y de ah¨ª que no lo asumieran en su comunicado de alto el fuego de enero. Y de ah¨ª tambi¨¦n que los de Otegi hayan intentado conseguir la adhesi¨®n de los presos al texto, como aval a su nueva estrategia.
En las c¨¢rceles hay 700 presos de ETA, un n¨²mero muy superior al de etarras en libertad, por lo que su aval podr¨ªa ser decisivo si el conflicto latente entre la ex Batasuna y ETA se hiciera expl¨ªcito. El desenlace es por ahora ambiguo: los presos se adhieren a una declaraci¨®n en la que se habla de abandono definitivo de las armas, pero bajo una interpretaci¨®n que refuerza el car¨¢cter condicionado de ese abandono que ya ten¨ªa la declaraci¨®n: negociaciones pol¨ªticas, legalizaci¨®n de Sortu, derogaci¨®n de la Ley de Partidos, etc¨¦tera.
Con todo, que ETA haya tenido que aceptar esa adhesi¨®n a la que se opon¨ªa constituye un peque?o paso que podr¨ªa ser decisivo si, bas¨¢ndose en ella, la izquierda abertzale emplaza a la banda a aplicar ya la parte que le toca: convertir en definitivo el alto el fuego unilateral al que se comprometi¨® en enero. Y ?qu¨¦ significa unilateral sino que el fin de la coacci¨®n armada no puede estar condicionado a contrapartida alguna?
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