Una familia tenebrosa
Cuando los gobiernos empu?an las tijeras su discurso se vuelve paternal y tecnocr¨¢tico. Nos dicen que somos una gran familia, que vamos en el mismo barco y exhiben las cajas de caudales vac¨ªas como supremo argumento de autoridad. Pero la caja vac¨ªa no avala, en absoluto, la necesidad de recortes sino de reformas imprescindibles.
La falta de recursos de la que se lamentan no es m¨¢s que la demostraci¨®n de su ineficacia y de la injust¨ªsima recaudaci¨®n de los ingresos. Y el argumento de que somos una familia es realmente sarc¨¢stico, porque si as¨ª fuera ?vaya familia desigual, insolidaria, arbitraria y esquilmadora! En el a?o 2010, seg¨²n datos de la Agencia Tributaria, los trabajadores de esta familia aportaron en impuestos 430.000 millones de euros para el mantenimiento de la casa com¨²n, mientras que los familiares que disfrutan de rentas del capital proporcionaron s¨®lo 75.000 millones. No es que sean pocos, no. Es que tienen un tratamiento fiscal privilegiado como demuestra su contribuci¨®n real a esa caja com¨²n que hoy exhiben vac¨ªa.
La idea de que en Espa?a solo pagamos los trabajadores por cuenta ajena y las peque?as empresas no est¨¢ muy alejada de la realidad. Si usted vive de su trabajo, la presi¨®n fiscal rondar¨¢ el 38%; sin embargo, si sus ingresos provienen de rentas de capital el tipo real al que cotizar¨¢ no llegar¨¢ al 20%. Adem¨¢s, si usted pertenece al selecto club que dispone de gabinetes jur¨ªdicos especializados en ingenier¨ªa financiera, puede ver reducida su aportaci¨®n hasta un insignificante 1%.
Con tan solo un peque?o equilibrio en esta desequilibrada balanza, se conseguir¨ªan los ingresos necesarios para pagar los servicios p¨²blicos que hoy est¨¢n en riesgo.
A pesar de esto, nadie plantea seriamente una reforma fiscal que ponga fin a esta injusticia evidente. Los ricos consideran que tocar sus privilegios es "desincentivador". Por el contrario, reducir los sueldos de los trabajadores o atacar sus derechos sociales no s¨®lo no desincentiva la econom¨ªa sino que es un "sacrificio necesario". La familia de la que nos hablan es realmente tenebrosa en su reparto de cargas y ahonda a diario en las brechas sociales y en la desigualdad.
No es que la crisis haya puesto en solfa el Estado del Bienestar. Si el problema fuese este se encontrar¨ªan soluciones viables. El problema es que a una parte de las fuerzas pol¨ªticas y a las fuerzas econ¨®micas m¨¢s potentes de nuestra sociedad nunca les ha gustado el Estado del Bienestar. Han visto la universalizaci¨®n de la sanidad y de la educaci¨®n como un exceso al que habr¨ªa que poner freno en cualquier momento. Y ahora han encontrado la ocasi¨®n de oro y el pretexto perfecto para su desmontaje.
Si tenemos la suficiente memoria -esa cualidad tan peligrosa cuando se ejercita en la ciudadan¨ªa- recordaremos que la FAES y la CEOE en plena ¨¦poca de prosperidad propon¨ªan recortes dr¨¢sticos de la educaci¨®n p¨²blica y de la sanidad. Incluso, en fecha ya m¨¢s reciente, publicaron un retr¨®grado y sexista estudio sobre la educaci¨®n en la que argumentaban que el gasto educativo es in¨²til porque los resultados escolares est¨¢n determinados biol¨®gicamente. Con respecto a la sanidad pusieron en circulaci¨®n la idea que acr¨ªticamente utilizan algunos comentaristas y es que lleg¨® el fin del "gratis total", como si la asistencia fuese un regalo y no un servicio sufragado, fundamentalmente, por los impuestos de los trabajadores. En cuanto a los recortes que CiU acomete con furor en la comunidad catalana, consiste en la misma pol¨ªtica que llev¨® al Gobierno de Pujol a entregar en su d¨ªa el sistema sanitario a las empresas privadas, solo que ahora lo envuelven en el paquete de la crisis y del chantaje del "d¨¦ficit fiscal" de Catalu?a. No nos entienden, al parecer, a los malague?os y a los sevillanos, pero a ellos se les entiende perfectamente su discurso insolidario y antisocial.
No somos una familia. No. Somos una sociedad que funciona todav¨ªa con una m¨ªnima cohesi¨®n que algunos se empe?an en romper, derribando los muros maestros de los servicios esenciales.
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