Luchen por Europa
"Siempre parece imposible, hasta que se hace". La frase, de Nelson Mandela, fue recordada ante el Parlamento Europeo por el presidente de la Comisi¨®n, Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso. Un poco tarde, habr¨ªa que decir. Un poco tarde se ha dado cuenta Barroso, y la Comisi¨®n, de que su obligaci¨®n era haber impulsado, sin descanso, una pol¨ªtica fiscal y presupuestaria com¨²n -sin la que la existencia de la moneda ¨²nica estar¨ªa siempre sometida a enormes tensiones-, y una serie de reformas, pol¨ªticas y econ¨®micas, que dejaran abierta la puerta a la innovaci¨®n integradora. Un poco tarde ha acudido al Parlamento (que, todo sea dicho, le interrumpi¨® con ovaciones en varias ocasiones) para advertir que la renacionalizaci¨®n que est¨¢ experimentando Europa es una cat¨¢strofe que se pagar¨¢ muy cara.
Los que quieren reescribir su historia, con un liberalismo rampl¨®n, tienen una gran responsabilidad
Ahora, quiz¨¢, ya solo falta que la Comisi¨®n reclame el protagonismo y la autoridad que le conceden los tratados europeos y que se niegue a cabecear como un perro de salpicadero ante las presiones, de ra¨ªz absolutamente ideol¨®gicas, para nada pragm¨¢ticas, a las que ha estado, y est¨¢, sometida. "La Comisi¨®n Europea es la garante de la ecuanimidad", dijo. Pues bien, ecuanimidad significa carencia de prejuicios, y si de algo ha dado muestras la Uni¨®n Europea en esta crisis es, precisamente, de juicios formados de antemano sin motivo.
La Comisi¨®n deber¨ªa reconocer que los prejuicios y la negativa a innovar vienen corroyendo la Uni¨®n desde antes de que estallara la crisis financiera y econ¨®mica, aunque ha sido en este trance de ruina cuando m¨¢s se han puesto de relieve. Lo m¨¢s lastimoso es que el proyecto de la Uni¨®n Europea, ahora en peligro, es realmente el ¨²nico que ha supuesto una alternativa, un modelo de organizaci¨®n social y econ¨®mica distinto del estadounidense, un ejemplo altamente seductor para medio mundo. Europa ha sabido crear un espacio geopol¨ªtico alternativo, mostrarse ante la humanidad como una forma de organizaci¨®n social distinta de la norteamericana y despertar la esperanza en un modelo exitoso, basado en compromisos sociales, aceptados no solo por los socialdem¨®cratas, sino tambi¨¦n por liberales y conservadores.
Quieres ahora quieren reescribir su propia historia, con un liberalismo rampl¨®n y un conservadurismo ajeno a sus ra¨ªces europeas, quienes quieren aprovechar para echar por tierra este modelo y avanzar mezquinamente, por pura convicci¨®n y prejuicio ideol¨®gico, hacia el modelo norteamericano, tienen una enorme responsabilidad. "La crisis de Europa es una amenaza, una gran amenaza para todo el mundo", mantiene el profesor brasile?o Roberto Mangabeira, "porque pone en peligro una visi¨®n m¨¢s benevolente de la sociedad y de la econom¨ªa que la que difunde Estados Unidos".
En la ra¨ªz de la crisis est¨¢ la necesidad de adecuarse a la nueva econom¨ªa, lo que no quiere decir aceptar su desarrollo ciego y autodirigido, sino conseguir promover el crecimiento, el imprescindible y ansiado crecimiento econ¨®mico, aceptando innovaciones que no pongan en peligro el compromiso social b¨¢sico ni las pol¨ªticas redistributivas. No crean que es algo imposible, que debe ser olvidado. Hay que olvidar otras cosas, por supuesto, cambiar muchas m¨¢s, pero el compromiso b¨¢sico que construy¨® Europa debe y puede ser respetado. Ya hay muchos economistas y pol¨ªticos en el mundo que est¨¢n proponiendo ideas en ese sentido. Lo que los ciudadanos deber¨ªamos saber es que hablar solo de d¨¦ficit, o de c¨®mo volver a la situaci¨®n anterior a la crisis, es absurdo y peligroso. Ahora que estamos en plena campa?a electoral hay que exigir a los candidatos que nos expliquen no solo c¨®mo van a promover nuestro propio crecimiento, que es el punto b¨¢sico, sino tambi¨¦n qu¨¦ van a defender en Europa, con qui¨¦n se van a juntar, si con los que nos arrastran hacia un modelo que simplemente no queremos o con los que, desde principios socialdem¨®cratas o conservadores, creen todav¨ªa posible un modelo propio. No es solo cuesti¨®n de derechas o izquierdas. Es cuesti¨®n de creer en Europa o no y de estar dispuesto a luchar por ella.
- solg@elpais.es
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.