Los tipos deben bajar
La crisis financiera y el riesgo de recesi¨®n exigen una soluci¨®n para Grecia y otra pol¨ªtica monetaria
A medida que pasan las semanas sin que se resuelvan los problemas de fondo de la eurozona parece cada vez m¨¢s evidente que la supervivencia del euro depende de una soluci¨®n r¨¢pida y terminante de la crisis griega, de un nuevo enfoque de las capacidades que deber tener el fondo de rescate y de una nueva pol¨ªtica econ¨®mica aplicable para el conjunto del ¨¢rea monetaria. Ayer, el anuncio de incumplimiento de los objetivos de ajuste griego, reconocido por Yorgos Papandreu, provoc¨® una nueva convulsi¨®n de las Bolsas europeas en otro lunes negro que, a fuerza de repetirse, se acepta ya como un fen¨®meno inevitable. Es urgente, pues, que la troika apruebe definitivamente los tr¨¢mites para conceder los tramos de ayuda a Grecia y que se acepte oficialmente que la deuda helena (el 172,7% del PIB en 2012, seg¨²n las ¨²ltimas previsiones) necesita una quita importante. Cuanto antes se encaje esta desagradable circunstancia y el problema se resuelva sin que Grecia salga del euro (a pesar de las dudas que puedan acuciar a los pa¨ªses europeos), mejor.
La pieza fundamental de una estrategia m¨¢s agresiva contra la crisis financiera es que el fondo de rescate act¨²e como un mecanismo de estabilidad financiera, es decir, se convierta en un banco, como quiere el pr¨®ximo presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi. El cambio en la presidencia del BCE deber¨ªa ser el momento para impulsar las nuevas funciones del fondo, ampliaci¨®n que casi todo el mundo acepta pero que Alemania coarta con argumentos confusos. Y, por cierto, deber¨ªa ser el momento oportuno para que el todav¨ªa presidente, Jean-Claude Trichet, acepte errores pasados y baje los tipos de inter¨¦s. Al menos en medio punto.
Porque, adem¨¢s de la crisis griega, la eurozona se enfrenta a un riesgo de recesi¨®n. Los analistas aseguran que, en estos momentos, la probabilidad de una recesi¨®n es superior al 40% y la ¨²nica forma de reducir esa probabilidad es cambiar el signo de la pol¨ªtica monetaria. Trichet ya habr¨¢ apreciado que el ¨¢rea del d¨®lar sigue una pol¨ªtica monetaria y fiscal de car¨¢cter expansivo, el ¨¢rea de la libra sigue una pol¨ªtica fiscal contractiva y pol¨ªtica monetaria expansiva, pero el euro se aplica un autocastigo monetario y fiscal que no est¨¢ justificado. La contracci¨®n impuesta por Alemania y sus sat¨¦lites perjudica el crecimiento de pa¨ªses como Italia, Espa?a o los intervenidos, aumenta la probabilidad de estancamiento o recesi¨®n en esos pa¨ªses y deteriora la calidad de su deuda. El ajuste en todo y a toda costa amplifica la crisis de los mercados de deuda.
Por tanto, la pol¨ªtica econ¨®mica de la zona euro debe asentarse sobre una contracci¨®n fiscal m¨¢s selectiva (que ajusten sus d¨¦ficits aquellos pa¨ªses que lo necesiten, pero en ning¨²n caso otros como Alemania u Holanda, para que act¨²en como motores de la recuperaci¨®n) y una pol¨ªtica monetaria expansiva, para no aumentar las dificultades de la recuperaci¨®n en econom¨ªas que, como la espa?ola, se encuentran deprimidas por los ajustes.
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