Resistir es vencer
?Qu¨¦ personaje situado en el primer nivel de la pol¨ªtica espa?ola permanece ah¨ª desde los remotos tiempos de la Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico (UCD)? Ninguno, excepto Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz, que -como a ¨¦l le gusta recordar- la noche del 23-F de 1981 estaba defendiendo la democracia en calidad de gobernador civil de Asturias, y luego ocup¨® id¨¦ntico cargo en Barcelona ya bajo el ag¨®nico Gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo. ?Y cu¨¢ntos nombres quedan, pol¨ªticamente vivos, del primer Centro Democr¨¢tico y Social (CDS), aquel que en 1982 apenas consigui¨® sentar en el Congreso de los Diputados a Adolfo Su¨¢rez y a Agust¨ªn Rodr¨ªguez Sahag¨²n? Solo Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz, que en las elecciones generales de ese oto?o -las del gran triunfo de Felipe Gonz¨¢lez- encabez¨® sin ¨¦xito la lista barcelonesa del nuevo partido suarista.
Jorge Fern¨¢ndez no ha pretendido nunca ser un ide¨®logo, pero ha sido m¨¢s sensible a la realidad que sus correligionarios
?Qui¨¦n puede vanagloriarse de que, afiliado a la jur¨¢sica Alianza Popular catalana de Miguel ?ngel Planas a principios de 1983 -o sea, cuando Alicia S¨¢nchez-Camacho todav¨ªa estudiaba secundaria...-, ha ejercido desde entonces, y pr¨¢cticamente sin interrupci¨®n, los m¨¢s altos cargos internos, y tambi¨¦n todo tipo de representaciones institucionales de ¨¢mbito municipal, auton¨®mico y estatal? Nadie m¨¢s que Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz: concejal de Barcelona a los pocos meses de militancia, ese mismo a?o 1983 alcanzaba la presidencia provincial de AP, puesto desde el que ejercer¨ªa como hombre fuerte del partido en Catalu?a a la sombra de l¨ªderes fugaces o interinos (Jos¨¦ Segura, Eduardo Bueno, Juan Manuel Fabra...), hasta convertirse ¨¦l mismo en presidente "regional" de la formaci¨®n durante tres a?os, entre 1987 y 1991. Dos d¨¦cadas despu¨¦s de esta ¨²ltima fecha, cuando sus compa?eros de entonces han ca¨ªdo en el olvido o est¨¢n en la jubilaci¨®n pol¨ªtica forzosa, nuestro hombre es el indiscutido cabeza de lista del PPC para las cruciales elecciones del pr¨®ximo 20-N.
Pero lo m¨¢s admirable de la trayectoria pol¨ªtica de Jorge Fern¨¢ndez en AP-PP no es su duraci¨®n de casi tres decenios, sino la capacidad de resistencia exhibida a lo largo de todo ese tiempo. Ah¨ª es nada, mantenerse a flote bajo los liderazgos del jupiterino Fraga, del insulso Hern¨¢ndez Mancha, del adusto e implacable Aznar y del escurridizo Rajoy, capeando los cambios de humor de cada uno de ellos y sus zigzagueantes apuestas t¨¢cticas con respecto a Catalu?a. Pues bien, imbuido de una filosof¨ªa digna del patriarca Job -"Madrid me lo dio, Madrid me lo quit¨®; bendito sea su santo nombre"-, el bueno de Jorge ha sabido adaptarse a todo: a ejercer el mando org¨¢nico y a perderlo por un capricho de Aznar; a sortear los fichajes estelares y los giros catalanistas; a gustar las hieles de la oposici¨®n y las mieles del poder central, donde fue secretario de Estado entre 1996 y 2004. A principios de la d¨¦cada de 1990, su rencoroso sucesor Vidal-Quadras trat¨® de acabar con ¨¦l. Empe?o in¨²til: con la impagable ayuda de su hermano Alberto, Jorge Fern¨¢ndez supo zafarse de la acometida y demostr¨® cu¨¢n cierto es que quien resiste, gana. Hoy ¨¦l abandera en Barcelona la oferta de Rajoy y puede alimentar leg¨ªtimas esperanzas ministeriales, mientras Alejo languidece entre Bruselas e Intereconom¨ªa, convertido en una caricatura de s¨ª mismo.
Jorge Fern¨¢ndez no ha pretendido nunca ser un ide¨®logo ni un doctrinario. Pero, a lo largo de 28 a?os de militancia, este vallisoletano de nacimiento e hijo de militar ha sido m¨¢s sensible a la realidad que algunos de sus correligionarios aut¨®ctonos; lo bastante como para abrazar un catalanismo bien entendido que admite que el catal¨¢n sea la primera lengua en las aulas escolares, y considera antinatural la imposibilidad de ver TV-3 en Valencia. Tachado de "criptoconvergente" por sus enemigos internos desde hace dos d¨¦cadas, queda por ver si, al colocarlo como cabeza de cartel en Catalu?a, Mariano Rajoy est¨¢ lanzando un mensaje poselectoral, solo premia casi seis lustros de lealtad a unas siglas o simplemente quiere rendir homenaje a la resiliencia pol¨ªtica.
Joan B. Culla i Clar¨¤ es historiador.
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