El Par¨ªs de los Stein, el arte de un siglo

Emigrados al Par¨ªs efervescente de principios de siglo, los Stein recib¨ªan en sus salones a la vanguardia intelectual y art¨ªstica del momento. Mecenas y bohemios, fueron los primeros en descubrir a Matisse y a Picasso, pero su enorme legado abarcaba un mundo, desde C¨¦zanne hasta Picabia, pasando por Gris. Con su curiosidad y un ojo experto para detectar nuevos talentos, los integrantes de esta familia estadounidense amasaron una de las mayores colecciones de arte moderno, un conjunto inigualable de joyas que se dispers¨® por culpa de las guerras y de las herencias de cada uno de sus miembros.

Ahora, con el pretexto de una imponente exposici¨®n titulada La aventura de los Stein, el Grand Palais de Par¨ªs propone captar de la mano de esta extraordinaria familia aquella ¨¦poca cumbre. "Lo fascinante de los Stein es que compraron mucho y en muy pocos a?os, sobre todo en los a?os heroicos anteriores a la guerra, a?os en los que sus artistas de predilecci¨®n eran todav¨ªa poco conocidos", relata C¨¦cile Debray, comisaria de la exposici¨®n. En total, la acaudalada familia lleg¨® a reunir m¨¢s de 600 lienzos, que en su d¨ªa compitieron por hacerse un hueco en las abarrotadas paredes de sus mansiones. Despu¨¦s de un exhaustivo trabajo de documentaci¨®n y negociaci¨®n que dur¨® cinco a?os, la exposici¨®n, preparada con el Museo de Arte Moderno de San Francisco y el Metropolitan de Nueva York, ha logrado reunir una impresionante colecci¨®n de cerca de 200 pinturas, incluidas grandes obras maestras.

Manet, Gris, Renoir y C¨¦zanne fueron otros grandes 'tesoros' de la familia

La intelectualidad y la bohemia de Par¨ªs se daban cita en casa de Gertrude Stein

M¨¢s all¨¢ de la alargada sombra de la escritora Gertrude, personaje clave de la vanguardia de principios de siglo tanto por su obra como por su papel de mecenas y confidente -Woody Allen no dud¨® en incluirla, a su manera, en su ¨²ltima pel¨ªcula, Medianoche en Par¨ªs-, la muestra explora la faceta de cada uno de los personajes de esta at¨ªpica familia. Est¨¢ Leo, el primero en emigrar en 1902 -su hermana se uni¨® al a?o siguiente-, quien busca en la vanguardia de principios de siglo los ecos de la pintura cl¨¢sica. Luego llegan Michael, el mayor, empresario que financia la aventura familiar, y su esposa, la m¨ªstica Sarah, gran defensora de la obra de Matisse.

Fue la obsesi¨®n de Leo por la influencia que la V¨¦nus de Giorgione (1510) ejerci¨® entre los nuevos artistas la que le llev¨® a comprar el hipn¨®tico Nu Bleu: souvenir de Biskra (1907), de Matisse. Picasso descubri¨® el lienzo en el sal¨®n de la Rue Fleurus, donde Leo y Gertrude recib¨ªan cada s¨¢bado hasta altas horas de la madrugada, y qued¨® intrigado por aquel at¨ªpico y adornado desnudo tumbado: "No entiendo lo que ha querido hacer. Si quiere pintar a una mujer desnuda, que pinte a una mujer desnuda. Si quiere pintar arte decorativo, que pinte arte decorativo. Pero no es ni lo uno, ni lo otro".

Aunque la audacia de la familia, que en los primeros a?os se centr¨® en coleccionar obras de los que llamaba los cuatro grandes -Manet, C¨¦zanne, Renoir y Degas- queda mejor plasmada con la adquisici¨®n del objeto del esc¨¢ndalo del gran sal¨®n de oto?o de 1905, el que marc¨® el nacimiento del fauvismo: Mujer con sombrero, tambi¨¦n de Matisse. Pese a su rechazo inicial por esas pinceladas gruesas y su explosi¨®n de colores, Leo Stein intuy¨® a toda velocidad el nacimiento de un nuevo movimiento art¨ªstico. "Eran las peores manchas de pintura que jam¨¢s hab¨ªa visto", confes¨®. "Era lo que esperaba sin saberlo".

A partir de 1908, coincidiendo con los primeros experimentos de Picasso hacia el cubismo, Leo, entusiasta comprador del periodo azul y rosa del pintor espa?ol, se empieza a desinteresar por sus antiguos protegidos para centrarse de nuevo en Renoir. Un apartado que la exposici¨®n se limita a mencionar, dado que el grueso de este legado pertenece a la Fundaci¨®n Barnes, que no presta estas obras.

El foco pasa entonces plenamente a su hermana Gertrude, que desarrolla su propia escritura cubista en paralelo con Picasso y que encontrar¨¢ en Juan Gris, al que descubre en 1914, al heredero natural del malague?o. La cantidad de retratos del personaje, desde el severo Gertrude Stein que Picasso retrat¨® en 1905, inspirado en otro cuadro que adorn¨® las paredes del sal¨®n de los Stein, Madame C¨¦zane ¨¤ l'¨¦ventail (1878-1888), hasta el imponente bronce de Jo Davidson de 1923, dan una idea de la enorme influencia de la escritora estadounidense.

Aunque la fuerza de las obras expuestas justifica por s¨ª misma el inter¨¦s de la exposici¨®n, la muestra se esfuerza ante todo en recrear la ebullici¨®n intelectual en la que se enmarcan. Las fotograf¨ªas y citaciones invitan a recrearse en el ambiente de los salones art¨ªsticos y literarios de los Stein, en cuyas casas (en la Rue Fleurus se encontraban Leo y Gertrude y en la Rue Madame, Michael y Sarah, antes de mudarse a una casa construida especialmente para ellos por Le Corbusier) se daba cita toda una legi¨®n de intelectuales y artistas. El propio Guillaume Apollinaire, fascinado por aquellos americanos, reconoc¨ªa que en ocasiones se perd¨ªa en las conversaciones y no se atrev¨ªa a preguntar... por miedo a pasar por un ignorante.