M¨¢s sentimental que canalla
Dif¨ªcil empe?o este de tejer un argumento en torno a canciones de ¨¦xito, algunas de las cuales son en s¨ª mismas microdramas con principio, nudo y desenlace. Siendo de Joaqu¨ªn Sabina todas, la peripecia argumental que las articula ten¨ªa que hablar de amores nost¨¢lgicos y asim¨¦tricos, a contracorriente. David Serrano, Fernando Castets y Diego San Jos¨¦, libretistas de M¨¢s de 100 mentiras, echan mano de la tradici¨®n del sainete para dibujar los ambientes de la funci¨®n y los caracteres de sus protagonistas: Juan, due?o de un puticl¨² y exatracador; El Tuli, compinche suyo a quien dej¨® en la estacada mientras daban un golpe, a?os atr¨¢s; El Manitas, exboxeador, cruce entre Poli D¨ªaz y El Tocho de La estanquera de Vallecas...
M?S DE 100 MENTIRAS (SABINA, EL MUSICAL)
Gui¨®n: D. Serrano, Fernando Castets y Diego San Jos¨¦. Selecci¨®n y direcci¨®n musical: Joaqu¨ªn Sabina, Pancho Varona, D. Serrano, Jos¨¦ Mar¨ªa C¨¢mara y Daniel Garc¨ªa. Core¨®grafo coordinador: Federico Barrio. Direcci¨®n: David Serrano. Teatro Rialto.
La trama gira en torno a un timo millonario con el que El Tuli intenta prosperar y vengarse de Villegas, mafioso cuya delaci¨®n le envi¨® al talego tres a?os y un d¨ªa. Los autores del libreto se las han arreglado para que temas como La canci¨®n de las noches perdidas o Yo quiero ser una chica Almod¨®var hagan avanzar la acci¨®n, como si hubieran sido escritos al hilo del argumento, y no al rev¨¦s. Otros, est¨¢n bien tra¨ªdos (Ganas de...) o bien calzados (Contigo, cuya versi¨®n orquestal empieza a sonar por debajo del di¨¢logo de Juan y Magdalena, antes de que ella se ponga a cantarla). En el otro lado de la balanza hay cuatro baladas que suponen un impasse l¨ªrico: momentos de concierto en el coraz¨®n de una comedia musical.
Seis solistas se reparten 19 canciones y dos medleys. A los fans de Sabina puede que les choquen los arreglos, obra de m¨²sicos diferentes: me gustan los que Jorge Villaescusa ha hecho de 19 d¨ªas y 500 noches. La coreograf¨ªa de Chevy Muraday para el Medley del desamor tiene swing; a la de Llu¨ªs Burch para El pirata cojo le sobran ilustraciones literales. ?lex Barahona hace de El Tuli un golfo cre¨ªble: el personaje m¨¢s sabiniano del sexteto protagonista. A Juan Pablo di Pace le toca el desagradecido papel de chico que tom¨® el camino recto: suerte que un giro dram¨¢tico final le deja expresarse mejor. V¨ªctor Mass¨¢n es un glamuroso fantasma omnipresente y Juan Carlos Mart¨ªn, un eficaz cabeza de turco. Ninguno
de ellos intenta imitar el deje de Sabina: sus voces tienen otro car¨¢cter. Diego Par¨ªs derrocha gracia en el t¨®pico papel de pobrecito sonado.
En M¨¢s de 100 mentiras est¨¢ el universo sentimental del cantautor de ?beda: su po¨¦tica, no tanto. Lo canalla, como categor¨ªa, m¨¢s que puesto en escena queda enunciado, salvo en la interpretaci¨®n de Felipe Garc¨ªa V¨¦lez, cuyo malvado Villegas da repel¨²s. Libretistas y director deben reflexionar por qu¨¦, coro de chicas bum aparte, solo hay dos personajes femeninos (encantadora Marta Capel y rotunda Guadalupe Lancho): no me parece que las canciones impongan una cuota tan magra. Sorprendente el provecho que el escen¨®grafo Ricardo S¨¢nchez Cuerda saca de un escenario tan justito.
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