La venganza de la novia de la pol¨¦mica
Carine Roitfeld ostentaba uno de los cargos m¨¢s poderosos de la moda. El esc¨¢ndalo le acompa?¨® en su salida de la edici¨®n francesa de 'Vogue'. Ella planea volver con su propia revista
En el rellano de la enmoquetada escalera de Raspoutine, dos hombres rodean a una mujer maquillada de vampiro. No ser¨ªa una escena extraordinaria en un club a medianoche si no fuera porque los hombres son Karl Lagerfeld y Valentino. Esta es la fiesta de Carine Roitfeld, la mujer por la que cualquiera en la moda est¨¢ dispuesto a hacer casi cualquier cosa. Encajada entre maestros, Roitfeld r¨ªe. Est¨¢ emocionada. Ha organizado un Baile de Vampiros en Par¨ªs para celebrar el lanzamiento de un libro que recopila sus 30 a?os de carrera como estilista, directora de la revista Vogue en Francia, musa de dise?adores... La verdad es que es dif¨ªcil encontrar una forma un¨ªvoca de definir su ocupaci¨®n.
"Me siento muy querida y ahora s¨¦ que es por m¨ª y no por el cargo que ocupo"
Al d¨ªa siguiente, en su luminoso piso, Roitfeld (Par¨ªs, 1954) reconoce: "Ayer me emocion¨¦. Ya no tengo nada que vender, no dirijo una revista poderosa... Cuando dejas un puesto as¨ª, te encuentras un poco sola. Pero me siento muy querida y ahora s¨¦ que es por m¨ª misma y no por mi cargo". La direcci¨®n de la edici¨®n francesa de Vogue, el lugar que Roitfeld ocup¨® durante una d¨¦cada, es uno de los m¨¢s influyentes de una industria cada vez m¨¢s rica y cada vez m¨¢s global y, por tanto, cada vez m¨¢s poderosa. De acuerdo con un patr¨®n recurrente en su vida, su marcha estuvo rodeada de especulaci¨®n y esc¨¢ndalo.
En diciembre de 2010, cuando se anunci¨®, acababa de publicarse el n¨²mero en el que el dise?ador Tom Ford ejerc¨ªa de editor invitado. Entre las ocurrencias de su amigo e hist¨®rico colaborador para celebrar la Navidad figuraba un reportaje con ni?as disfrazadas como adultas casquivanas. "No me fui por eso", asegura Roitfeld. "Llevaba meses hablado. Siempre dije que estar¨ªa all¨ª 10 a?os. Hab¨ªa cubierto una etapa. Lo ideal hubiera sido cerrarla dos meses antes, en el 90? aniversario. Pero el d¨ªa a d¨ªa siempre te puede y lo fui posponiendo. Pero el n¨²mero de diciembre no provoc¨® que me fuera". La sucesi¨®n de Roitfeld gener¨® uno de esos juegos especulativos a los que vive abonada la moda en los ¨²ltimos tiempos. No dur¨® mucho. En enero se anunci¨® que Emmanuelle Alt, hasta entonces directora de moda de la revista, ocupar¨ªa su lugar. Roitfeld ha admitido que no se hablan desde entonces, pero no quiere abundar en la cuesti¨®n. "Ha habido gente que me ha decepcionado, pero no quiero encallarme en el pasado".
La controversia forma parte de la identidad de Roitfeld tanto como la oscura sombra de ojos o los tacones de aguja. Despu¨¦s de todo, su libro se titula Irreverent. Y ese es el fundamento de la qu¨ªmica que la pareja Roitfeld-Tom Ford tiene desde los a?os noventa para la industria. "Nuestro motor nunca fue la pol¨¦mica", defiende. "Solo busc¨¢bamos im¨¢genes bellas e impactantes, pero la sociedad ha cambiado. Muchas de las cosas que se hac¨ªan en los a?os setenta ahora parecen inconcebibles. Antes pod¨ªas dirigirte a un p¨²blico que ten¨ªa la edad y la cultura para comprender ciertas cosas. Con Internet, ahora todo est¨¢ en todas partes y debes ser m¨¢s cuidadoso y responsable".
Con el libro, Roitfeld cierra una etapa. Mezcla trabajos con fotograf¨ªas de su ¨¢lbum familiar. Contiene un ensayo de Cathy Horyn, cr¨ªtica de The New York Times, y preguntas de Sofia Coppola, Martin Margiela, Cindy Sherman o Juliette Greco, entre otros. Irreverent no es solo un tomo result¨®n para la mesita. Es una demostraci¨®n de poder y una evidencia de que Roitfeld no distingue entre lo p¨²blico y lo privado. "Esto no es un trabajo, es una pasi¨®n. No hay horarios, ni fines de semana. Estoy orgullosa de compaginar mi profesi¨®n con mi familia". Por eso Roitfeld ha promocionado activamente a sus hijos, Julia y Vladimir, en la industria. "Ahora tienen sus propios trabajos y hay algo muy satisfactorio en que un hijo pueda permitirse invitarte a cenar".
Otra cosa que pueden hacer hijos de 26 y 30 a?os es convertirte en abuela. Roitfeld da un peque?o respingo, como si nunca se le hubiese ocurrido. "Tengo que cambiar mi concepto de las abuelas. Cuando era peque?a era un s¨ªmbolo de lo m¨¢s aburrido... No s¨¦ si me veo con un beb¨¦, pero seguro que es un buen accesorio", termina entre risas. R¨ªe todav¨ªa m¨¢s cuando se le recuerda que esa idea ya la ha utilizado en sus fotos.
Los que apostaron que Roitfeld volver¨ªa a trabajar con Tom Ford al dejar Vogue se equivocaron. "No quiero repetirme", afirma. En cambio, ha colaborado con Chanel. Pero echa de menos dirigir una revista y ha decidido crear una propia que lanzar¨¢ en septiembre. No est¨¢ claro qui¨¦n la publicar¨¢ ni su periodicidad. Supersticiosa, no quiere revelar m¨¢s. "Estoy hablando con la gente que me gustar¨ªa que colaborara. Un dream team". Entre otras cosas, con ese proyecto podr¨ªa corregir errores del pasado. "Lo ¨²nico que lamento de mis a?os en Vogue es no haber apoyado m¨¢s a los j¨®venes".
Recuerda Pierre Berg¨¦ que Vogue dedic¨® en 1963 la portada y seis p¨¢ginas a un joven dise?ador llamado Yves Saint Laurent. Afirma que eso nunca podr¨ªa ocurrir en medios cada vez m¨¢s viciados en los que se difuminan las fronteras de informaci¨®n y publicidad. "Es un equilibrio dif¨ªcil", admite Roitfeld. "Hay un puente que nunca debes cruzar. Quiero seguir sinti¨¦ndome orgullosa de mi carn¨¦ de prensa".
una escalera a la fama
? De modelo a estilista. Hija de un productor cinematogr¨¢fico ruso y una elegante francesa, se cri¨® en un ambiente burgu¨¦s. A los 18 a?os prob¨® como modelo. Luego fue redactora en 'Elle' y finalmente se especializ¨® en estilismo.
? Mario Testino. Se conocieron en 1990, cuando el fot¨®grafo peruano retrat¨® a la hija de Carine, Julia, en un reportaje de moda infantil. En 1995, Tom Ford quiso que Testino y Roitfeld se encargaran de sus anuncios en Gucci. El tr¨ªo cambi¨® la moda. En un a?o, las ventas de Gucci aumentaron un 90% y sus sexuales campa?as sirvieron para que el 'porno-chic' dominara la industria.
? De culto. Convertida en una figura de culto para los expertos, en 2001 fue nombrada directora de 'Vogue Paris'. Un movimiento atrevido por su escasa experiencia editorial.
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