Sefarad en clave griega
La segunda ciudad de Grecia tiene nombre femenino y un dram¨¢tico pasado ligado a los jud¨ªos sefarditas. A cada paso, apetecibles terrazas. Mosaicos, iglesias y mucha marcha universitaria
Tesal¨®nica era la hermanastra de Alejandro Magno, y su destino fatal se remonta a la ¨¦poca romana, pues siempre ha sido broche entre Oriente y Occidente: la V¨ªa Egnat¨ªa un¨ªa ambos mundos, y no se ha corrido un mil¨ªmetro, ni ha cambiado de nombre; san Pablo la pate¨® unas cuantas veces, y acab¨® remitiendo un par de ep¨ªstolas a los tesalonicenses. Los turcos la conquistaron en 1430 y la llamaron Sal¨®nica. Oleadas de jud¨ªos, armenios y asi¨¢ticos fueron acrisolando su car¨¢cter multicultural, sazonado con asedios, cruzadas, cismas teol¨®gicos y otras cat¨¢strofes naturales, como el incendio de 1917, el terremoto de 1978 o los arquitectos municipales. Por tales quebrantos, sus calles a veces pueden parecer las de una insulsa poblaci¨®n playera; pero de pronto, entre los bloques anodinos, brotan relieves romanos, iglesias bizantinas, ba?os otomanos, fachadas neocl¨¢sicas y j¨®venes perfumados: tiene m¨¢s universitarios que Atenas, y supera con creces el mill¨®n de habitantes. La mayor¨ªa, hinchas del PAOK (rama f¨²tbol o baloncesto). Ruidosos, jaraneros y convencidos de que, tras alg¨²n que otro rescate financiero, tendr¨¢n por fin metro para 2013, o 2017, eso solo Zeus lo sabe...
9.00 Kil¨®metros de muralla
Lo mejor es empezar por la llamada Torre Blanca (1), porque es el emblema de la ciudad y porque ahora aloja un museo sobre la propia ciudad y su agridulce memoria. Este basti¨®n, reconstruido por los turcos en el siglo XV, era clave en el recinto amurallado, un anillo de m¨¢s de cuatro kil¨®metros. Siguiendo la muralla se asciende a la parte alta y a la Torre de la Cadena (2) (se visita). Desde all¨ª se cierne a ojo de p¨¢jaro la ciudad entera y el Golfo Termaico. En esa parte alta quedan casas de ¨¦poca otomana. Tambi¨¦n est¨¢ la ciudadela (3), que fue prisi¨®n hasta 1989, y se postul¨® como museo cuando la capitalidad cultural europea, en 1997 (pero al final, nada). Descendiendo por el lado oeste se ven los pa?os de muralla m¨¢s enteros. Y salen al paso algunas joyitas bizantinas, como las iglesias de Osios David (4), Agia Ekaterini (5) o los Doce Ap¨®stoles (6).
11.00 Ba?os del a?o 306
Hay m¨¢s de sesenta iglesias bizantinas, algunas con frescos o mosaicos de m¨¦rito, y que van del siglo V al bajo Medioevo. La m¨¢s querida, Agios Dimitiros (7), la del patr¨®n. Este oficial romano fue encarcelado y ejecutado en unos ba?os, en el a?o 306; sobre su martyrium se alz¨® una iglesia, y m¨¢s tarde, la actual bas¨ªlica bizantina; mejor dicho, la que ardi¨® en el incendio de 1917. Restaurada con mimo, conserva mosaicos, capiteles de acarreo y la cripta, en los ba?os romanos, convertida en museo lapidario. Bajando por las ruinas del ¨¢gora romana (8) se alcanza la V¨ªa Egnat¨ªa, que sigue impert¨¦rrita, luciendo el arco triunfal que el emperador Galerio le plant¨® a horcajadas; al ensanchar la calle, por el tr¨¢fico, rompieron uno de los dos arcos primitivos, pero al menos respetaron los relieves paneg¨ªricos del restante. Casi al lado se recorta la mole de la llamada Rotonda (9), mausoleo de Galerio (no lleg¨® a estrenarlo, muri¨® lejos), luego iglesia de San Jorge, luego mezquita, y ahora espacio donde escuchar m¨²sica, bajo un puzzle de mosaicos rotos en la c¨²pula. Volviendo al eje de la Egnat¨ªa, encontraremos Santa Sof¨ªa (10), con capiteles del siglo V y mosaicos del X.
13.00 Hambre de terrazas
La constante que amalgama cada fragmento de ciudad son las terrazas. Son una fiebre, las hay por todas partes, y casi siempre con mobiliario cuidado. La cara m¨¢s oriental de Tesal¨®nica est¨¢ en su Mercado Central (11). All¨ª no solo se mercan vituallas, tambi¨¦n se puede comer; es m¨¢s, al caer la tarde, muchos puestos que durante el d¨ªa vend¨ªan r¨¢banos o pescado se transforman en restaurantes. Tambi¨¦n se puede comer esa suerte de tapas griegas que son los mezedh¨¦s o las t¨ªpicas sutsuk¨¢kia (alb¨®ndigas) en algunos pasajes asociados al mercado. Para comidas (o cenas) m¨¢s formales, Paparouna (plaza de Emporiou), cuyo chef luce algunos trofeos europeos, o Molyvos (Ionos Dragoumi). En el barrio de Lad¨¢dika, que ha salvado algunas calles y casas de sabor tradicional, junto al puerto, Negroponte y Mythos.
16.00 Caf¨¦ con Arist¨®teles
La plaza mayor de la ciudad (12) lleva el nombre del preceptor de Alejandro, el fil¨®sofo Arist¨®teles; un arquitecto franc¨¦s la dise?¨®, tras la II Guerra Mundial, como ¨¢gora porticada (un espl¨¦ndido concepto urbano), abierta al mar y al monte Olimpo, muchas veces nevado. All¨ª hay terrazas y caf¨¦s elegantes. Por su cabecera discurre la calle de Zimiski, donde se alinean las tiendas de marca. Siguiendo su rastro de lujo se llega al Museo Arqueol¨®gico (13), algo deca¨ªdo ahora que se han llevado a Vergina las piezas de oro de las tumbas reales de Macedonia (los recientes museos de Vergina - (14) y de Pella - (15), a 85 y 38 kil¨®metros, respectivamente, son un must si se dispone de un d¨ªa extra). Al lado est¨¢ el Museo Bizantino (16), el m¨¢s rico en fondos de la ciudad. Hay otros, por supuesto, pero el turista espa?ol no deber¨ªa omitir el Museo Jud¨ªo (17): cuando los Reyes Cat¨®licos expulsaron de Espa?a a los jud¨ªos en 1492, vinieron aqu¨ª m¨¢s de 20.000 sefard¨ªes que conservaron su lengua (el ladino o judezmo). La comunidad jud¨ªa lleg¨® a alcanzar 70.000 individuos en 1923 (casi la mitad del censo entonces); de los 49.000 que a¨²n habitaban la ciudad antes de la II Guerra Mundial, los nazis dejaron menos de dos mil supervivientes.
20.00 'Yin-yang'
La movida cultural y musical es muy intensa; no hay que olvidar que Tesal¨®nica es cuna de la canci¨®n reb¨¦tica (especie de nova can?¨® que se oficia en bares bohemios y ha inspirado a dibujantes o directores de cine). El Teatro Nacional o el Auditorio del recinto ferial Helexpo (ambos entre la Torre Blanca y la Universidad) celebran espect¨¢culos musicales de variada gama. Pero la joya de la corona es el M¨¦garo Musik¨ªs (18) (25, Martiou & Paralia, al final de la avenida y jardines de Alejandro): al austero edificio de ladrillo levantado hace una d¨¦cada, el japon¨¦s Arata Isozaki acaba de a?adir un bloque minimalista de m¨¢rmol y cristal, de modo que el conjunto forma una especie de yin-yang, masculino y femenino, seg¨²n el propio arquitecto; el edificio aloja dos grandes salas, museo, librer¨ªa y restaurante, y desde su terraza hay grandes vistas. En la parte opuesta de la ciudad, el ¨¢rea de Mylos (19) (avenida de Georgiou, 56) agrupa un centro cultural, restaurantes, bares y terrazas de acreditada nocturnidad. Bares de copas y m¨¢s terrazas en la plaza de Emporiou, en el centro, y sobre todo en el barrio de Lad¨¢dika, la zona por excelencia. A la generaci¨®n de grandes hoteles elegantes (Electra Palace, en la plaza de Arist¨®teles; Macedonian Palace, en los jardines de Alejandro) est¨¢ sucediendo otra de hoteles peque?os (o no tanto) de exquisito interiorismo, como The Excelsior - (20) (Komninon esquina con Mitropoleos), el City Hotel -(21) (Komninon, 11) o Les Lazaristes - (22) (Kolokotroni, 16), unido al Lazariston, convento convertido en centro cultural.
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