Paso a dos
El core¨®grafo de la sesi¨®n, el fot¨®grafo Manuel Outumuro, est¨¢ convencido de que ya tiene la instant¨¢nea para abrir este reportaje. "Yo creo que esta es insuperable. Aunque tenemos tiempo; si quer¨¦is, podemos hacer una m¨¢s". Jos¨¦ Carlos Mart¨ªnez y Antonio Najarro asienten en sincron¨ªa. "Vamos a intentar superarla. Seguro que se puede". La reacci¨®n de ambos bailarines y core¨®grafos no pod¨ªa ser otra. Despu¨¦s de todo, sus vidas son una sucesi¨®n de retos. ?Los m¨¢s recientes? La direcci¨®n de la Compa?¨ªa Nacional de Danza, en el caso de Mart¨ªnez, y del Ballet Nacional de Espa?a, en el de Najarro.
Para Jos¨¦ Carlos Mart¨ªnez (Cartagena, 1969), la carrera de obst¨¢culos comenz¨® en 1984, cuando su profesora de danza, Pilar Molina, comunic¨® a sus padres que le hab¨ªa ense?ado todo lo que sab¨ªa. Ten¨ªa que salir de Murcia. Con destino Cannes. All¨ª se instal¨® nada m¨¢s terminar octavo de EGB, solo y sin hablar una palabra de franc¨¦s, para perseguir una pasi¨®n que le hab¨ªa elegido a ¨¦l y no a la inversa. Tres a?os m¨¢s tarde, en 1987, estaba en la escuela de la ?pera de Par¨ªs, y en 1988 superaba las pruebas para formar parte de su cuerpo de baile. En 1990 ya era bailar¨ªn solista. No le pod¨ªa ir mejor. "Pero a partir de ese momento apenas bailaba, as¨ª que me prepar¨¦ el concurso de ballet de Varna y gan¨¦ la medalla de oro. Cuando volv¨ª con ella, al director, Patrick Dupond, que hab¨ªa ganado ese mismo premio 15 a?os antes, no le qued¨® m¨¢s remedio que empezar a ponerme". Tardar¨ªa dos a?os m¨¢s en ser primer bailar¨ªn. "La ?pera no es una compa?¨ªa, sino una instituci¨®n. Hay ex¨¢menes todos los a?os, puedes ir hacia arriba o hacia abajo. Creo que hay una competencia sana porque no es contra los dem¨¢s, sino hacia delante". Y desde 1997 fue bailar¨ªn estrella, la m¨¢xima jerarqu¨ªa. El pasado 15 de julio fue su despedida oficial de los escenarios de la ?pera de la Bastille y del Palacio Garnier tras 24 a?os en los que ha bailado a las ¨®rdenes de los grandes core¨®grafos del siglo XX, entre otros, Maurice B¨¦jart, Mats Ek, William Forsythe, Roland Petit y Pina Bausch. "Pero el duelo ya hab¨ªa empezado. En realidad, ese espect¨¢culo fue una fiesta. Mi ¨²ltimo baile fue el 30 de abril. Esa era la ¨²ltima vez que bailaba un espect¨¢culo de temporada. Se baj¨® la cortina, sub¨ª a mi camerino y me dije: 'Se acab¨®, esto hay que vaciarlo".
Mart¨ªnez: "Tienes que deformar tu cuerpo para que luego sea est¨¦ticamente bonito"
Najarro: "Es incre¨ªble c¨®mo cambias. La vida te ense?a a modelar la impaciencia"
"Despacito y con buena letra". Esa frase, insiste Antonio Najarro (Madrid, 1975), condensa su filosof¨ªa de vida. Pero al revisar la cronolog¨ªa de su carrera es inevitable fruncir el ce?o. ?Despacito? ?En serio? A los 14 a?os, en el Real Conservatorio de Madrid -donde se gradu¨® con matr¨ªcula de honor- ya ideaba coreograf¨ªas. "Reun¨ªa a 15 alumnos y les hac¨ªa venir antes de las clases, a las siete de la ma?ana, para prepararlas. ?Y ellos ven¨ªan sin falta!", exclama. "Fue una ¨¦poca muy bonita, pero muy dura, porque tambi¨¦n ten¨ªa que sacar buenas notas en el instituto". A los 15 a?os comenz¨® su carrera profesional en el ballet de Rafael Aguilar y, como se propon¨ªa, con el tiempo fue primer bailar¨ªn con Alberto Lorca, Mariemma, Jos¨¦ Granero, Jos¨¦ Antonio Ruiz y Antonio Gades. En 1997 ingresa en el Ballet Nacional de Espa?a. En 1999 asciende a bailar¨ªn solista, y un a?o m¨¢s tarde, a primer bailar¨ªn. Ten¨ªa 23 a?os cuando A¨ªda G¨®mez, por entonces directora de la instituci¨®n, decide programar una de sus coreograf¨ªas, y 26 cuando funda su propia compa?¨ªa. "Soy muy ambicioso, en el buen sentido de la palabra, y quer¨ªa ser capaz de crear espect¨¢culos completos, de expresarme con un lenguaje propio". La Compa?¨ªa Antonio Najarro ya hab¨ªa estrenado su cuarto espect¨¢culo cuando le nombraron director del Ballet Nacional de Espa?a el pasado abril. A los 35 a?os. "La verdad es que todos mis sue?os se han cumplido".
De Par¨ªs a Madrid. "S¨¦ a lo que vengo. He vivido con ello. Evidentemente no hay que perder de vista que la ?pera tiene m¨¢s de 300 a?os y la Compa?¨ªa Nacional de Danza, 32, pero voy a tratar de aportar mi grano de arena. Tengo ganas de transmitir la experiencia de todos estos a?os". En Francia, dice Najarro, "van al teatro para descubrir, y aqu¨ª no tenemos esa costumbre". Precisamente uno de sus principales objetivos es atraer al teatro a un p¨²blico m¨¢s joven. "Tengo que llamar su atenci¨®n, por eso voy a recurrir a actores, dise?adores y m¨²sicos actuales. Si no hago ese reclamo, quienes desconocen la danza espa?ola no se van a acercar a ver un ballet de repertorio de hace 50 a?os".
Desde los a?os noventa, los establos del antiguo matadero de Madrid albergan las sedes de la Compa?¨ªa Nacional de Danza y el Ballet Nacional de Espa?a. Hay una puerta, cuenta Najarro, que comunica ambos espacios, y nunca se ha abierto. Ellos s¨ª que tienen previsto atravesarla y colaborar en un futuro. No se ponen plazos. Tienen mucho por hacer. Ambos quieren hacer temporadas estables en Madrid y abrir sus respectivas instituciones a nuevos estilos. "Yo procedo del mundo de la danza cl¨¢sica y muchos consideran que vengo a hacer ballet cl¨¢sico, pero se equivocan", dice Mart¨ªnez. "Vamos a hacer cosas contempor¨¢neas, vanguardistas, a revisitar el pasado. S¨¦ que abrir fronteras cuesta. La gente de la danza contempor¨¢nea es al¨¦rgica a todo lo que no sea contempor¨¢neo, y en el cl¨¢sico pasa igual, pero ese fue el debate de principios del siglo XX. Ya pas¨® a la historia. Estamos en el siglo XXI".
Najarro, por su parte, se propone recuperar la diversidad de la danza espa?ola. "Ahora hay un gran vac¨ªo. Desde la ¨¦poca de oro de los grandes, como Antonio El Bailar¨ªn y Antonio Gades, que dieron un vuelco a nuestro baile, hasta hoy, cuando solo se habla de flamenco. Y de un flamenco muy asociado a personalidades, que nos ha llevado a terrenos interesantes y tiene una gran atracci¨®n medi¨¢tica, pero contamos con mucho m¨¢s: un folclor maravilloso, danza cl¨¢sica, escuela bolera; mi intenci¨®n es reivindicar ese legado".
El contraste entre la belleza en movimiento del escenario y las miserias -dolor, ambici¨®n, celos- que se esconden tras el tel¨®n, esa dualidad de la danza, siempre ha sido pretexto de fascinaci¨®n. Desde Edgar Degas, que retrat¨® obsesivamente la sangre, el sudor y las l¨¢grimas de las peque?as bailarinas -la agon¨ªa de sus m¨²sculos, sus ampollas, las lacerantes huellas de sus cors¨¦s-, hasta el excesivo Darren Aronofsky en la pel¨ªcula Cisne negro. Ambos ofrecen id¨¦ntico comentario: "La danza es antinatural". "Tienes que ir deformando tu cuerpo para que haga eso que luego es est¨¦ticamente tan bonito", contin¨²a Mart¨ªnez. "En definitiva, tienes que domarlo".
"?Qu¨¦ vamos a hacer con ese chico tan alto y flaco?", murmur¨® el legendario Rudolf Nureyev, por entonces director art¨ªstico de la ?pera de Par¨ªs. Mart¨ªnez ten¨ªa 19 a?os, med¨ªa 1,89 y pesaba 69 kilos. "Para los altos es m¨¢s dif¨ªcil girar, saltar, ir r¨¢pido, y yo he tenido que trabajar m¨¢s esa parte. Pero lleg¨® un momento, cuando era solista, que me pon¨ªan a bailar todas las piezas de peque?os. Estaban todos los bajitos y yo, que hab¨ªa conseguido esa rapidez de ejecuci¨®n", cuenta ufano.
Najarro no tuvo que lidiar con ese tipo de problemas. "?Gracias a Dios tengo una constituci¨®n muy agradecida! ?Y una masa ¨®sea muy fuerte!". Aunque s¨ª con alguna que otra lesi¨®n. "Me han operado de bursitis, he bailado con esguinces... Gajes del oficio. Cuando est¨¢s en el escenario se te olvida el dolor, lo das todo, pero en cuanto te quitas la bota te acuerdas". Una tendinitis tortur¨® a Mart¨ªnez durante un a?o y medio. "Encontr¨¦ un sistema para bailar con ese dolor. En los ensayos marcaba los saltos, pero los reservaba para el espect¨¢culo. Ah¨ª saltaba perfectamente porque con la adrenalina no lo notas, pero terminas y te pones hielo". Por supuesto, la mente tampoco se libra de la doma. "Hay gente que lo pasa fatal. En el estudio est¨¢n perfectamente, pero no el d¨ªa que tienen que salir a escena. Y es frustrante porque no disfrutan sabiendo que lo pueden hacer mejor. De pasarme eso, yo no hubiera seguido bailando. Afortunadamente nunca he tenido miedos. Todo mi trabajo es para ese momento sobre el escenario", dice Mart¨ªnez.
La madurez, seg¨²n Najarro, es un activo. "Es incre¨ªble c¨®mo cambias. A los 15 a?os, si eleg¨ªan a un compa?ero en lugar de a m¨ª para un papel, me pillaba una rabieta terrible porque pensaba que no estaba al nivel. Mis peores momentos han sido porque quer¨ªa que las cosas me llegasen todav¨ªa m¨¢s r¨¢pido. Pero la vida te ense?a a moderar esa impaciencia y yo ahora hago un importante trabajo de psic¨®logo con los bailarines porque hay mucha inseguridad en el mundo de la danza".
Cuarenta y dos a?os es la edad de retiro de la ?pera de Par¨ªs (antes el l¨ªmite estaba en los 40). Jos¨¦ Carlos Mart¨ªnez -simplemente Jos¨¦ Mart¨ªnez en Francia- los cumpli¨® el pasado 25 de abril. "He bailado m¨¢s de lo que hab¨ªa so?ado bailar, as¨ª que lo que baile a partir de ahora es como una loter¨ªa, es un extra, para pasarlo bien. Ni puedo ni necesito bailar tanto como antes porque ahora tengo que hacer m¨¢s esfuerzos, tengo que tener m¨¢s cuidado, antes era muy f¨¢cil", reconoce. De todas formas, ¨¦l siempre trat¨® de disfrutarlo al m¨¢ximo por si ese retiro se adelantaba. "Tengo una alteraci¨®n cardiaca y he tenido que vigilarme constantemente. Los m¨¦dicos siempre me dijeron que, de complicarse, ten¨ªa que operarme y estar un a?o sin hacer esfuerzo f¨ªsico. Esa ha sido siempre mi espada de Damocles. En los ensayos, cuando me encontraba cansado, me preguntaba: ?es normal o es mi coraz¨®n? Y miraba a izquierda y derecha para ver c¨®mo estaban los dem¨¢s. Y normalmente estaban igual de agotados", bromea. Es, dice, un buen momento para el cambio. Para centrarse en la direcci¨®n y que sean otros quienes bailen, creaciones suyas -desde 2002 es tambi¨¦n director art¨ªstico de Jos¨¦ Carlos Mart¨ªnez en Compa?¨ªa- y de otros, pues su pretensi¨®n es invitar a Madrid a algunos de esos "maestros" con los que trabaj¨® en Par¨ªs. "Para m¨ª, la coreograf¨ªa es la manera de prolongar mi danza. Antes lo hac¨ªa con mi cuerpo y ahora har¨¦ bailar a los dem¨¢s".
Antonio Najarro tiene 35 a?os y se resiste a pensar que su despedida del pasado 10 de agosto en Alicante fuese su ¨²ltimo baile. "Claro que tengo que dejar de lado mi compa?¨ªa y el baile para entregarme a la direcci¨®n del Ballet Nacional, pero reconozco que me da un poco de pena porque creo que estoy en uno de mis mejores momentos, ahora piso de otra forma el escenario", razona. "Al principio quieres hacer diez piruetas, tocar los palillos, todo... Comerte el mundo. Pero luego vas asent¨¢ndote, tus m¨²sculos se resienten y, aunque sigo en forma y me siento bien, el cuerpo y la mente te piden ir hacia terrenos m¨¢s art¨ªsticos. La prioridad empieza a ser el mensaje de la danza".
Mart¨ªnez coincide plenamente: "Se trata de una evoluci¨®n. Con el tiempo, eso de bailar La bayadera y El lago de los cisnes tres veces por semana no puede ser, pero tampoco te apetece. Quiz¨¢ cuando eres m¨¢s mayor, tu salto no es tan potente, pero le vas a dar otro aire, otra din¨¢mica. Al ir avanzando en mi carrera ve¨ªa v¨ªdeos y dec¨ªa 'uy, si yo pensaba que ya no pod¨ªa hacer eso". Y otra coincidencia: los dos aseguran que no les va a costar ning¨²n esfuerzo acostumbrarse a que sean otros quienes reciban los aplausos. "Los que ellos se lleven tambi¨¦n los considerar¨¦ m¨ªos. Me llenar¨¢n igual". Y Mart¨ªnez, que advierte de que siempre ha preferido bailar a saludar, apunta divertido: "Adem¨¢s, siempre me quedar¨¢n los DVD".
Irresistible no volver a rondar el pol¨¦mico Cisne negro, filme que recorre la atroz obsesi¨®n de una bailarina, encarnada por Natalie Portman, que no duda en dejarse la piel -literalmente- y la cordura para ser la perfecta Odette/Odile en El lago de los cisnes. Ambos la han visto. C¨®mo no. Najarro pone los ojos en blanco: "?Que si hay competitividad en la danza? Por supuesto. Pero apenas nada en comparaci¨®n con el patinaje art¨ªstico sobre hielo". En el a?o 2000, Marina Anissina y Gwendal Peizerat viajaron a Espa?a porque quer¨ªan preparar un programa de m¨²sica flamenca para los Juegos Ol¨ªmpicos de Invierno de Salt Lake City. El elegido fue Najarro, que trabaj¨® con ellos durante un a?o y medio en Lyon. En 2002, la pareja francesa gan¨® la medalla de oro por su coreograf¨ªa, Flamenco. "Eso es competici¨®n. T¨² representas a tu pa¨ªs, tienes a millones de personas pendientes de ti y cinco minutos para demostrar lo que sabes hacer. ?Y los rusos tienen un car¨¢cter incre¨ªble! Ah¨ª s¨ª que se respira competitividad sana y no tan sana", exclama el madrile?o, que desde entonces ha seguido vinculado al patinaje y ha firmado coreograf¨ªas para otros campeones como Jeremy Abbott o St¨¦phane Lambiel.
El int¨¦rprete franc¨¦s Vincent Cassel, que da vida al tirano director art¨ªstico Thomas Leroy, acudi¨® precisamente a la ?pera de Par¨ªs para preparar su personaje. "Nos envi¨® un DVD que estuvo circulando entre todos nosotros", explica Mart¨ªnez. A su juicio, ¨¦l estaba muy exagerado y confiesa que no pudo reprimir alguna que otra carcajada. "La vi con cierta guasa, ten¨ªa bastantes cosas rid¨ªculas". Tambi¨¦n cierto poso de verdad. "No recuerdo qu¨¦ estaba bailando yo en esa ¨¦poca, pero ten¨ªa muy mal la pierna, as¨ª que me puse a ver la pel¨ªcula con la pierna en alto y hielo en la rodilla. Hacia el final, cuando ella sale contenta y feliz porque lo ha conseguido y se tira hacia atr¨¢s y dice esa frase de 'Ha sido perfecto'... Despu¨¦s de lo que me hab¨ªa estado riendo durante toda la pel¨ªcula, me mir¨¦, ah¨ª sentado, con mi hielo, y pens¨¦: '?si es que, en verdad, estamos todos locos perd¨ªos!".
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