De la d¨¦cada perdida a los mejores a?os
A pesar de enormes dificultades que persisten, muchos pa¨ªses de Am¨¦rica Latina (AL) viven, en medio de la Gran Recesi¨®n, los mejores a?os de su historia: han aumentado sus clases medias (180 millones de ciudadanos en la regi¨®n), se ha reducido la pobreza y la tasa de mortalidad, ya no padecen de golpes de estado militares de extrema derecha ni del hostigamiento violento de las guerrillas de extrema izquierda, dependen menos que nunca del comercio y la inversi¨®n del vecino distante (EE UU), sostienen porcentajes notables de crecimiento de los PIB, poseen cantidades muy importantes de reservas de divisas y no sufren, como Europa, problemas de pago de la deuda soberana.
La regi¨®n est¨¢ en un proceso de profunda transformaci¨®n y no se la pueden aplicar esquemas superados ni t¨®picos mil veces repetidos, de hace 20 o 30 a?os. Ello qued¨® reflejado en las discusiones del Foro Biarritz, reunido esta vez en Santo Domingo (Rep¨²blica Dominicana), con la presencia de pol¨ªticos, empresarios, economistas e intelectuales de la zona. Ello no significa que hayan desaparecido algunas de las taras estructurales de esos pa¨ªses: su crecimiento econ¨®mico depende, sobre todo, del monocultivo del precio de las materias primas y se ha hecho poco esfuerzo en un cambio del modelo a favor de la econom¨ªa del conocimiento y de la I+D; la violencia del narcotr¨¢fico y de las bandas criminales sigue estando muy presente en t¨¦rminos de inseguridad ciudadana (con el 9% de la poblaci¨®n mundial, AL tiene el 27% de los homicidios de todo el mundo); uno de cada ocho personas todav¨ªa viven en t¨¦rminos de pobreza extrema. Y sobre todo, la desigualdad.
La carga fiscal media de Latinoam¨¦rica es la mitad que la de la OCDE, lo que limita la capacidad distributiva
En AL no es posible, como por ejemplo sucede en Europa, hacer un discurso macroecon¨®mico sin poner en primer t¨¦rmino el factor de la desigualdad. Ese concepto no es, como aqu¨ª, una coletilla adicional en las intervenciones o un factor ret¨®rico, sino que est¨¢ presente en el frontispicio de las mismas. No por casualidad AL no es la zona m¨¢s pobre del mundo pero s¨ª la m¨¢s desigual. Hay mecanismos reproductores de la desigualdad como son una educaci¨®n muy deficiente en su calidad (AL ha avanzado mucho en ampliar la cobertura educativa alcanzando un acceso casi universal a la educaci¨®n primaria, una expansi¨®n considerable en la educaci¨®n secundaria y algo menos en la universitaria) y en la segmentaci¨®n de los distintos grupos sociales en el acceso a la mejor educaci¨®n; y un sistema fiscal que no funciona y que es tremendamente regresivo. Seg¨²n informaciones proporcionadas por el colombiano Jos¨¦ Antonio Ocampo, un economista de una gran finura intelectual, la carga tributaria media en AL es apenas la mitad de la OCDE (17,4% frente al 35,5% del PIB), con lo cual la capacidad redistributiva de la pol¨ªtica fiscal mediante el gasto se ve limitada. A ello se agrega una estructura sesgada de los ingresos p¨²blicos: las grandes disparidades se dan en los impuestos directos y en las contribuciones a la seguridad social; por el contrario, no hay grandes diferencias en materia de impuestos indirectos donde, adem¨¢s, se concentra el crecimiento de la recaudaci¨®n tributaria en la zona.
Los reunidos en Santo Domingo alinearon a la regi¨®n con los partidarios de aplicar pol¨ªticas econ¨®micas antic¨ªclicas (medidas de est¨ªmulo en la parte baja de los ciclos econ¨®micos) en el debate actual sobre si ajustar para crecer o crecer para ajustar. El presidente de Rep¨²blica Dominicana, Lionel Fern¨¢ndez -un nombre a seguir- tom¨® la palabra para exigir a las ¨¦lites pol¨ªticas y econ¨®micas que se pongan de acuerdo en la pr¨®xima reuni¨®n del G-20 en Cannes (donde estar¨¢n presentes tres pa¨ªses latinoamericanos, Argentina, Brasil y M¨¦xico, pero no la regi¨®n con una ¨²nica voz) en una especie de sentido com¨²n econ¨®mico ¨²nico con el que combatir las secuelas de la crisis econ¨®mica.
Especial preocupaci¨®n genera en estos momentos la situaci¨®n de M¨¦xico, un pa¨ªs que crece menos que la media de la zona, que tiene una estructura impositiva aun m¨¢s regresiva que el resto de los pa¨ªses (los ingresos del petr¨®leo palian la escasa recaudaci¨®n v¨ªa grav¨¢menes de la renta de las personas f¨ªsicas y empresariales) y que corre el riesgo de devenir en una especie de Estado fallido en su lucha contra la lacra del narcotr¨¢fico.
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